Daniel Gómez (ALN).- La tarea principal del presidente de Argentina, Alberto Fernández, es renegociar el préstamo del FMI. En las condiciones actuales el país no lo puede pagar. Para que las conversaciones resulten exitosas, Argentina necesita el apoyo de EEUU, socio clave del Fondo. El problema es que en la Casa Blanca están molestos con los movimientos de Fernández en política exterior en lo referente a Evo Morales y Nicolás Maduro.
Un alto funcionario del gobierno de Donald Trump le dijo a la agencia Bloomberg que el gobierno de Argentina “cruzó la línea roja”.
No gustó en Estados Unidos el apoyo del presidente, Alberto Fernández, a Evo Morales, a quien le dio refugio y libertad para hacer política desde Buenos Aires. Tampoco gustó que Argentina no reconociera al gobierno interino de Bolivia. Y por supuesto no gustó el cambio de política hacia el régimen de Nicolás Maduro, menos combativa que la del exmandatario Mauricio Macri.
La fuente del gobierno de Trump dijo que este viraje en política exterior podría costarle a Argentina el respaldo de EEUU en la renegociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI). También el respaldo con fondos e inversiones en Vaca Muerta, un campo de hidrocarburos que Fernández quiere explotar.
La política económica, y la renegociación con el Fondo, son las prioridades más inmediatas de Alberto Fernández. Argentina está en recesión. La inflación sigue disparada. Existe una crisis de deuda. Y lo peor es que, tal cual están las cuentas, el país no tiene capacidad de maniobra.
El préstamo de 56.000 millones de dólares del FMI no lo pueden pagar en las condiciones actuales. La renegociación es urgente. Y para ello hace falta el apoyo de EEUU.
EEUU le recuerda a Alberto Fernández que la posición con Maduro será clave en la negociación con el FMI
El diario ALnavío ya informó que una de las condiciones de la Casa Blanca sería Venezuela. En concreto, la postura de Fernández con Maduro. Un precedente que adelantó este medio fue cuando el entonces presidente electo visitó México en noviembre de 2019 para reunirse con técnicos del FMI. Efectivamente, se reunió con ellos y también, con el encargado de EEUU para Latinoamérica, Mauricio Claver-Carone. Fue este el funcionario que, en diciembre, en la asunción de Fernández, se retiró protestando por la presencia de Jorge Rodríguez, ministro de Comunicación de Maduro.
La posición de Alberto Fernández hacia el régimen en Venezuela es peculiar. Aunque de forma oficial se declaran neutrales, como México, lo cierto que es el mandatario argentino ha sido crítico con Maduro. Le acusa de dirigir un régimen que viola los derechos humanos. Esto lo ha criticado siendo candidato, y también siendo presidente. Pero gestos como el de invitar a Jorge Rodríguez a su toma de posesión no gustaron.
La posición de Alberto Fernández hacia el régimen en Venezuela es peculiar. Aunque de forma oficial se declaran neutrales, como México, lo cierto que es el mandatario argentino ha sido crítico con Maduro. Le acusa de dirigir un régimen que viola los derechos humanos. Esto lo ha criticado siendo candidato, y también siendo presidente. Pero gestos como el de invitar a Jorge Rodríguez a su toma de posesión no gustaron.
El problema es que Argentina ahora afronta el agravante de dar refugio a Evo Morales y, además, permitirle tener actividad política como jefe de campaña del Movimiento Al Socialismo (MAS).
Un funcionario del Departamento de Estado consultado por Bloomberg dijo que “EEUU había dejado claro que los gobiernos regionales deberían apoyar los esfuerzos de la administración boliviana interina para organizar elecciones”. En este sentido, Argentina se niega a reconocer al gobierno de Jeanine Áñez y sigue defendiendo la tesis del golpe de Estado.
Estas acciones preocupan a EEUU no sólo porque van en contra de su política exterior, sino porque consideran que la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, socia y amiga de Maduro, están marcando la línea de Argentina.
No hay que olvidar que, en la relación entre Washington y Buenos Aires, EEUU parece estar empleando la táctica del policía bueno y el policía malo.
Cuando ganó las elecciones, Alberto Fernández recibió una llamada de Donald Trump. Este le felicitó y le aseguró estar dispuesto a ayudarle en la renegociación con el Fondo.
Las buenas palabras se tornaron en amenazas cuando Claver-Carone abandonó Buenos Aires al ver a Jorge Rodríguez. “Queremos saber si Alberto Fernández va a ser un abogado de la democracia o apologista de las dictaduras y caudillos de la región”, dijo el funcionario estadounidense.
Poco después de la amenaza apareció el enviado especial para Venezuela de Trump, Elliot Abrams, quien accedió a una entrevista con el diario argentino Clarín en Washington. Restó importancia al encontronazo de Claver-Carone, y dijo que Argentina y EEUU tenían muchas políticas en común. Una de ellas es lograr una salida democrática para Venezuela.
De hecho, le encomendó a Alberto Fernández la tarea de negociar con Maduro para lograr unos comicios libres y justos en 2020. En esa entrevista también lanzó una velada advertencia sobre la situación de Evo Morales, aunque en ningún momento puso condiciones o se refirió al préstamo del FMI: “Que se inmiscuya [Evo Morales] en política puede ser peligroso”, dijo.
El Fondo no se ha pronunciado respecto a estas polémicas recientes. Sí prometió “un diálogo abierto y constructivo” con Argentina.