(EFE).- Es uno de los artistas latinos más aclamados, dirige a las mejores sinfónicas, pero estos días camina en tejanos, camiseta y zapatillas, feliz de estar al frente de una orquesta de jóvenes de las dos orillas del Atlántico que en algunos casos afrontan sus primeros conciertos. «Me siento parte de ellos, soy ellos», proclama Gustavo Dudamel.
«Todos los días recuerdo la primera vez», relata el maestro venezolano, de 40 años, en un encuentro con la prensa en Las Palmas de Gran Canaria, donde estos días pone a punto a la Mahler Chamber Orchestra (MCO) para los tres conciertos que va a ofrecer con ella en el Festival de Música del archipiélago español de las Canarias: el viernes y el sábado, en Las Palmas de Gran Canaria, y el domingo, en Santa Cruz de Tenerife.
Esa prestigiosa formación de cámara es muy joven. Se fundó en 1997 y la dirigió por primera vez hace diecisiete años, cuando algunos de sus músicos eran «niños», confiesa con media sonrisa, pero Dudamel no se refiere a la Mahler cuando habla del espíritu que le invade estos días, sino a la Orquesta del Encuentro.
Gustavo Dudamel lleva tiempo de gira con una orquesta formada por unos setenta jóvenes latinoamericanos de entre 18 y 22 años procedentes de Estados Unidos, México, Venezuela, Chile, Uruguay, Argentina y España, que viven a sus órdenes el sueño de tocar en público con algunos de los mejores, con referentes de la Filarmónica de Los Ángeles, la Simón Bolívar o la Sinfónica de Gotemburgo.
Y subraya que, para él, cada ensayo con ellos ha sido «conmovedor, muy especial» porque percibía ese tipo de conexión entre jóvenes de la que no sale solo una música técnicamente bien interpretada, sino mucho más. «Muchos de ellos no han podido tocar en el último año y medio», indica, «para todos ha sido muy inspirador».
«Yo crecí de esa manera, tocando, soñando en orquestas juveniles», rememora el director, formado en el Sistema Nacional de Orquestas Sinfónicas Juveniles e Infantiles de Venezuela; «El Sistema», para los aficionados a la música clásica, el proyecto nacido de la iniciativa de José Antonio Abreu (1939-2018) que tantos otros proyectos han tratado de copiar, por su balance de éxitos.
De ese proyecto bebe Barrios Orquestados, el programa socioeducativo para chicos de los barrios más humildes de Canarias, al que Dudamel y la MCO van a destinar la recaudación de sus primeros tres conciertos de este fin de semana.
«Es fundamental reincorporar la enseñanza artística a la educación básica de los niños y niñas. El arte, la cultura siempre se dejan un poco de lado, cuando de ellas nace la belleza», argumenta, al ser preguntado por esa iniciativa canaria.
El maestro de Barquisimeto dice que practica «el menos musical de todos los oficios musicales, dirigir, lo que no produce ningún sonido», pero que siempre lo acomete con orgullo de sus orígenes.
«A mí me convenció la vida de ser músico el día que me senté en una orquesta», relata.
Y agrega: «éramos como 600 músicos, en la celebración de un aniversario del Sistema de Orquestas de Venezuela. Estaba en la fila cuarta de los segundos violines, sentado entre un mar de niños. Sonó aquella primera nota, que seguro que no fue perfecta, porque nada de lo que hubo allí lo fue, pero la energía de ese sonido fue lo que me emocionó, lo que me bendijo para ser músico».
Resume así la energía que siente al recordarlo cuando se mezcla de nuevo con jóvenes músicos como los de la Orquesta del Encuentro: «Me siento parte de eso porque yo nací de eso. Soy eso».