Caleb Zuleta (ALN).- ¿Quiere Sergio Moro ser candidato presidencial en Brasil? ¿Quiere capitalizar al bolsonarismo descontento? Hay dos mensajes “implícitos” y al mismo tiempo “fuertes” en su salida del gobierno. Así lo dice este especialista y excolaborador del primer gobierno de Lula.
André Singer es profesor de la Universidad de San Pablo y portavoz del primer gobierno de Lula da Silva. Es Singer quien observa dos mensajes en la renuncia del ministro de Justicia del gobierno de Jair Bolsonaro. Sergio Moro era la figura estelar. El exjuez del caso Lava Jato.
Tengo la impresión, pero no estoy seguro, de que Bolsonaro, una vez más, tomó la iniciativa, llevando a cabo un movimiento muy arriesgado, por la carga simbólica, contra el ex-juez que es visto por la sociedad como el heraldo de la lucha contra la corrupción. Bolsonaro ejerce una estrategia de radicalización permanente”.
Señala Singer a la revista Nueva Sociedad que “la partida de Moro no se la esperaba, al menos en el momento en que ocurrió. Hay múltiples interpretaciones sobre quién lo precipitó y por qué. No se sabe con certeza. Solo el tiempo y la investigación determinarán los contornos de este episodio lleno de incógnitas y juegos cruzados. Tengo la impresión, pero no estoy seguro, de que Bolsonaro, una vez más, tomó la iniciativa, llevando a cabo un movimiento muy arriesgado, por la carga simbólica, contra el ex-juez que es visto por la sociedad como el heraldo de la lucha contra la corrupción. Bolsonaro ejerce una estrategia de radicalización permanente”.
Allí está el contexto. ¿Y lo que viene? ¿Lo que augura esa renuncia? Para Singer, “Moro dejó el cargo con dos mensajes implícitos pero fuertes”.
El primero es que el presidente Bolsonaro “trató de interferir en la Policía Federal, que en general tiene autonomía de investigación desde la promulgación de la Constitución de 1988”.
Y el segundo es que Moro dice que “está disponible para ser candidato a la Presidencia en 2022”.
Explica Singer que “el primer mensaje abre un debate sobre un delito de responsabilidad, que podría dar lugar a una solicitud de destitución o delito común (por obstrucción a la justicia), que sería investigado por el STF. El problema es que en ambos casos el proceso necesitaría el apoyo de dos tercios de del congreso, es decir, 342 votos, lo que solo ocurre cuando se forma una amplia coalición ideológica para avanzar. Este es el punto muerto del momento, porque esta coalición no está formada. Tal vez esa coalición deberá formarse desde la sociedad para luego incidir en los partidos, porque los intereses electorales los dividen, lo que hace difícil lograr la unidad necesaria para defender la democracia”.
Y agrega con el segundo mensaje, “Moro podría agrupar a los decepcionados recientes del bolsonarismo, proponiendo una conversión «legalista» de sectores que hasta hace poco navegaban en el barco de la extrema derecha”.
Alcanzar la candidatura requiere superar algunas dificultades. Singer expresa que como Moro “no tiene una carrera política previa, es difícil decir si lo logrará y de qué modo. En este momento, el principal competidor de Moro es el gobernador de San Pablo, João Doria, quien, a la cabeza de la política en favor del aislamiento social contra la pandemia, busca ocupar el mismo lugar ideológico de Moro. Doria tiene la ventaja de ser gobernador y contar con experiencia electoral, aunque sea corta. En cualquier caso, son nombres que se han proyectado en la escena nacional en esta crisis provocada por el Covid-19”.