Leopoldo Martínez Nucete (ALN).- Una reciente encuesta, encargada por la prestigiosa publicación Politico.com, deja claro que la Declaratoria de Emergencia de Trump para construir el muro en la frontera (para el cual no consiguió fondos ni de México, como prometió en campaña, ni del Congreso, porque ambos partidos los negaron) cuenta con el apoyo de apenas 38% de los estadounidenses.
Muy duras han sido estas dos últimas semanas para Donald Trump. Lo aguijonean las declaraciones de Michael Cohen, quien, como ahora se sabe, colabora con otra investigación adicional a la del fiscal Robert Mueller, donde ya aquel fue condenado luego de colaborar. Se aproxima también la entrega del reporte Mueller; y, sin duda, al margen del “impeachment”, vendrá una lluvia de citaciones desde la Cámara de Representantes, con relación a una cantidad de asuntos graves…
Nancy Pelosi, líder de los demócratas en el Congreso, ha dicho que prefiere derrotar a Trump en las elecciones que avanzar en un procedimiento de destitución o “impeachment”. Su razonamiento es impecable: el allanamiento del cargo divide al país, incluso a los mismos demócratas, no porque estimen falta de méritos sino de conveniencia política. Y para que prospere una revocatoria del mandato al presidente, más allá de la aprobación del enjuiciamiento por la mayoría en Cámara, se requieren las dos terceras partes del Senado. Por otra parte, las encuestas son contundentes en reprobar a Trump, pero la idea de que su gestión concluya por destitución tiene menos apoyo que él mismo, pese a su impopularidad. Como bien dijo Pelosi, no vale la pena dividir al país por Trump.
Nancy Pelosi, líder de los demócratas en el Congreso, ha dicho que prefiere derrotar a Trump en las elecciones que avanzar en un procedimiento de destitución o “impeachment”. Su razonamiento es impecable: el allanamiento del cargo divide al país, incluso a los mismos demócratas, no porque estimen falta de méritos sino de conveniencia política
Lo que sí tienen claro Pelosi y la mayoría demócrata es que cuentan con el favor de una clara mayoría en buena parte de los asuntos prioritarios de su agenda legislativa, a pesar de que la Administración Trump no concuerde con ellos. Exponer a los republicanos a votar contra propuestas que gozan de la adhesión popular no sólo fortalece a los demócratas en la lucha por la Presidencia, sino que les abriría la posibilidad de controlar ambas Cámaras al poner a diputados y senadores republicanos en el trance de votar contra mociones vistas con beneplácito en sus propios distritos y estados.
Un ejemplo de esos asuntos es el bulo según el cual hay una emergencia en la frontera, esgrimido para promulgar un decreto que permita asumir facultades extraordinarias y, cómo no, echar mano de recursos financieros que deberían usarse en desastres naturales, en la reconstrucción de Puerto Rico o en actividades extraordinarias de seguridad nacional. Una reciente encuesta, encargada por la prestigiosa publicación Politico.com, deja claro que la Declaratoria de Emergencia de Trump para construir el muro en la frontera (para el cual no consiguió fondos ni de México, como prometió en campaña, ni del Congreso, porque ambos partidos los negaron) cuenta con el apoyo de apenas 38% de los estadounidenses.
Montado en el rechazo al Decreto de Emergencia aprobado por Trump (sobre el cual ya están incoadas varias impugnaciones por ilegalidad e inconstitucionalidad), el congresista demócrata de Texas, Joaquín Castro, llevó adelante una certera operación político-legislativa: revocar el decreto de Trump en ejercicio del control que el Legislativo puede ejercer sobre el presidente. Contó para ello con el apoyo de la mayoría demócrata y 40 diputados republicanos.
La revocatoria aprobada con apoyo bipartidista llegó al Senado y he aquí que, para mortificación de Trump, allí también encuentra el apoyo de la minoría demócrata en la Cámara Alta. Y suficientes senadores de la mayoría republicana se sumarían para revocar el nefasto decreto de Trump. Muy simple, para muchos legisladores republicanos apoyar a Trump en esto (como en otros dislates) pone en claro riesgo sus curules en 2020.
La jugada urdida por Pelosi con Joaquín Castro es magistral desde la perspectiva de las políticas públicas. Además, suma en el sentido institucional, puesto que actualiza el viejo debate acerca de los límites a la discrecionalidad del Ejecutivo para actuar sin aprobación del Congreso.
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Entra en escena Mike Pence
En el intento de superar este impasse, el vicepresidente Mike Pence, mucho más diestro que Trump en la arena institucional y legislativa, ha reclutado al senador republicano por Utah, Mike Lee, para presentar una propuesta legislativa que, si bien habilitaría el Decreto de Emergencia de Trump, legislaría sobre límites y controles efectivos al ejercicio de esa facultad por parte de la Presidencia. La movida apunta a crear un marco legal donde el Congreso adquiera poder hacia el futuro y que el decreto opere dentro de un espacio legislativo con ciertos alcances sobre la ejecución del mismo.
Asimismo, la propuesta de Pence podría frenar la revocatoria del Decreto de Emergencia en el Senado, abriendo un debate legislativo que llevaría la controversia sobre este al foro judicial y al debate electoral, ofreciendo una coartada política a quienes desde la bancada republicana no pueden acompañar a Trump abiertamente en esto. De hecho, el gobierno de Trump incluyó, en el presupuesto presentado al Congreso esta semana, más de 6.000 millones de dólares para la construcción del muro.
En definitiva Trump en este, como en muchos otros asuntos (guerra comercial con China, o Venezuela), sigue aferrado a una apuesta política para intentar ganar en el tablero de las narrativas electorales que necesita con el fin de sumar aún por margen estrecho los 270 votos requeridos en el sistema de los Colegios Electorales, más que en la ejecución de proyectos o ideas.
Ese mensaje podría tener impacto en determinadas audiencias. Esas que él necesita movilizar, como lo hizo en 2016, para repetir la hazaña de ganar la Presidencia pese a no contar con la mayoría del voto popular. Un resultado posible sólo en el complejo sistema constitucional de los Estados Unidos. Pero en la acera del frente, los demócratas también juegan y, como hemos expuesto, mueven con habilidad los hilos de ese entramado en el que Trump bien podría quedar atrapado.