Redacción (ALN).- La dolarización transaccional, que alcanzó hasta un 60% en su máximo nivel a finales del 2021, también ha llegado a los centros penitenciarios del país, duplicando incluso el costo de vida para quienes no contaran con la divisa en efectivo.
De acuerdo con la agencia Bloomberg, en las cárceles venezolanas se paga hasta por respirar, y son los familiares de los reclusos quienes asumen esta carga desde incluso antes del traslado, cuando deben atender la compra del kit de higiene personal y uniformes, que ronda los 160 dólares.
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La economía carcelaria venezolana, que se divide en dos regímenes: dirigida por un pranato o establecida por la directiva del penal junto a los custodios, aunque es de conocimiento público, no es reconocida así por los entes gubernamentales a cargo, como el Ministerio de Servicios Penitenciarios, creado por Hugo Chávez en 2011. Organizaciones en el país, sin embargo, se han dedicado al registro y denuncia de lo qué ocurre tras las rejas y a su alrededor.
El Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), es uno de ellos, encargado de constatar no sólo la precariedad en los centros sino también las adecuaciones que han asumido internamente, entre la supervivencia y la corrupción.
Desde 10 dólares semanales para vivir hasta 20 dólares por la causa, o la estadía. Las visitas conyugales pueden ubicarse entre 10 y 50 dólares y el pago por una sola toallita sanitaria, en el caso de los centros para mujeres, puede ser de un dólar, entregado a los custodios.
Un exprivado de libertad que estuvo recluido en el Penal de Tocuyito, como se le conoce al Centro Penitenciario Nacional de Valencia, al occidente del país, recuerda que para la fecha de su ingreso, en 2016, el pago por la causa semanal cada sábado, equivalía a 1.000 bolívares (2 dólares según la tasa oficial para ese entonces). Seis años después, al momento de su excarcelación, cancelaba 5 dólares por su estadía a la semana.
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