Juan Carlos Zapata (ALN).- Las sanciones no son una política. Son una herramienta. Y estas comenzaron con Obama. Quien habla es el venezolano Leopoldo Martínez, el único suramericano en llegar a la Dirección Nacional del Partido Demócrata de los Estados Unidos. Admite que “las sanciones han ido escalando debido al deterioro de la situación interna de Venezuela”. Y asegura: No se va a dar ninguna invasión extranjera y el golpe de Estado no es una solución aconsejable.
Este dirigente nacional del Partido Demócrata de los Estados Unidos opina que Donald Trump no tiene una política coherente hacia Venezuela. Este dirigente señala que las sanciones hacia funcionarios del gobierno de Nicolás Maduro son una herramienta y no una política. Este dirigente se pregunta si las sanciones son suficientes para alcanzar el cometido. Y afirma que la posición de la Casa Blanca responde más a una retórica electoral que a una política de Estado. Este dirigente posee la siguiente particularidad. Es también venezolano. Y forma parte del poder hispano del Partido Demócrata. Se llama Leopoldo Martínez Nucete, y fue en Venezuela diputado de Acción Democrática y Primero Justicia. Miembro del Grupo de Boston, una iniciativa de la OEA que involucró entre 2002 y 2003 a parlamentarios del chavismo y la oposición y cuyo objeto era el diálogo, el encuentro, el reconocimiento mutuo. Por ejemplo, Nicolás Maduro formaba parte del Grupo de Boston. Además de las reuniones políticas celebradas en la isla de Nantucket, Massachusetts, también jugaron partidas de béisbol. Martínez y Maduro hacían equipo. Maduro bateaba bien. Empujó varias carreras.
– Mucha gente piensa que Trump le está prestando más atención a Venezuela que otros presidentes anteriores. Pero lo que ha cambiado son las circunstancias –dice Martínez-.
¿Qué ha cambiado? Leopoldo Martínez señala que hace dos y tres años era imposible pensar en un consenso alrededor de la OEA con el fin de desarrollar políticas hacia Venezuela ya que en el contexto latinoamericano Maduro contaba a su favor con posiciones neutrales o de apoyo. Ha cambiado que hoy la legitimidad de origen de Maduro es un asunto realmente cuestionado. Y esto introduce variantes.
“Las sanciones han ido escalando debido al deterioro de la situación interna de Venezuela”, dice el dirigente del Partido Demócrata
Este dirigente del Partido Demócrata recuerda que las sanciones son “herramientas” que vienen desde los tiempos de Barack Obama. La Ley Menéndez-Rubio le otorga facultades al presidente de los Estados Unidos para que tome esas medidas. ¿Y qué ha pasado? Martínez explica:
– Las sanciones han ido escalando debido al deterioro de la situación interna de Venezuela. También es cierto que hay mayor presión de los venezolanos en el exilio. Sin embargo, hay un factor clave a tomar en cuenta y es la coyuntura electoral en los Estados Unidos.
Esa coyuntura impone que Venezuela sea un tema electoral. Sobre todo, en el estado de Florida. Leopoldo Martínez lo explica de esta manera: La senaturía en manos del demócrata Bill Nelson, en Florida, estará en juego en las elecciones de noviembre. Los asesores republicanos piensan que el candidato republicano, que es el actual gobernador de Florida, Rick Scott, “podrá movilizar y optimizar el voto cubano y venezolano haciendo de Venezuela una parte importante de su oferta electoral”. De modo que haciendo juego con la retórica electoral se apela a la herramienta de las sanciones.
¿Pero son suficientes las sanciones? ¿Están enmarcadas en una política? Son dos preguntas que se formula Martínez. Y la respuesta ya la ha dado. Más retórica que política es lo que adelanta la administración. Tan así que incluye como parte de lo mismo, la retórica electoral, los tres viajes del vicepresidente, Mike Pence, a América Latina y el Caribe. Y aunque tiende a apreciarse que Pence al menos ha sido coherente en el discurso en las reuniones que ha sostenido con los presidentes de Chile, Argentina, Colombia, Perú, Brasil y Ecuador, entre otros, y con la oposición venezolana, con la que se encontró en la reciente Cumbre de las Américas celebrada en Lima, Leopoldo Martínez señala que “cuando Pence viaja a América Latina y se enfoca sólo en el tema venezolano, está al servicio de la agenda electoral”.
– Y ocurre que deja de lado otros problemas de igual o mayor impacto en la agenda doméstica de los Estados Unidos, ante la que Donald Trump no tiene respuesta.
Cuba es la referencia. “A Cuba se le cierran las puertas de la normalización de las relaciones con Estados Unidos. Y al hacer esto, Cuba deja de ver el Norte y cierra su propia transición con la consecuencia de que ello resta juego en el tema venezolano. Y es que, sin Cuba en la mesa, es difícil avanzar en el asunto Venezuela. Así lo entendió Juan Manuel Santos. Que para avanzar con las negociaciones de paz con las FARC, había que involucrar a Cuba. Además, la posición de Trump ante La Habana le deja el campo abierto a dos operadores mundiales: China y Rusia”.
Puntualiza Leopoldo Martínez que, desde la perspectiva de los Estados Unidos, esa agenda de Trump “es un error, pues entrega a Rusia y China el destino de América Latina, que debería ser un aliado estratégico para los Estados Unidos”. Y en este punto, este dirigente hispano del Partido Demócrata quiere marcar la diferencia con Barack Obama. El expresidente, con la política que condujo a que Cuba y Estados Unidos normalizaran relaciones, “desarticulaba la atención de América Latina hacia La Habana y abría un camino con el propósito de encontrar apoyos para resolver el problema de Cuba y Venezuela”. Obama, añade, también estableció una nueva visión energética hacia el Caribe y esa estrategia ayudó a que se produjera la bajada del precio del petróleo, que ha sido un severo golpe contra el gobierno de Nicolás Maduro. En cambio, con Trump, el petróleo volvió a escalar los 70 dólares. Porque Trump reactivó el conflicto con Irán y descartó las iniciativas a favor de las energías limpias. “Esta es una política a favor de las petroleras”. Agrega que Obama y Hillary Clinton siempre fueron conscientes y rotundos en aspectos como los derechos humanos y los presos políticos. Obama también pretendía articular una agenda de diálogo. Y estaba consciente de que se necesitaba más que el peso de la crisis para provocar el cambio. Señala que, desde la Comisión de Política Exterior, el Partido Demócrata ha sido activo en torno a las condiciones electorales. Por lo demás, las investigaciones contra funcionarios del chavismo comenzaron en tiempos de Obama. Averiguaciones sobre delitos como lavado de activos y narcotráfico, que generaron resultados: Hay presos en Estados Unidos.
Hace casi década y media que Martínez decidió instalarse y dedicarse a la política en los Estados Unidos. Se va abriendo camino trabajando con el movimiento hispano. Con motivo de la reelección del presidente Barack Obama, en la cual el apoyo y participación del voto latino fue histórico y decisivo, un grupo liderado por Henry Muñoz, hasta hoy Jefe de las Finanzas del Partido Demócrata, lo propone y recluta para formar el Latino Victory Project, una organización dedicada al empoderamiento de líderes hispanos progresistas. “Fui nombrado presidente de la organización y el éxito del proyecto me llevó también a formar parte del Comité Nacional de Finanzas de Partido. Desde allí, luego de trabajar en la campaña de Hillary Clinton, trabajamos en la elección de Tom Pérez como Presidente del Partido y quedé en ese proceso designado como uno de los 75 miembros at-large del Directorio Nacional (DNC). Hoy además de esa posición en el Directorio, soy también el Chair de Finanzas de Caucus Hispano del Directorio Nacional”. De Henry Muñoz y Tom Pérez ha recibido el respaldo decisivo: “Dos líderes demócratas que confiaron en mis capacidades y en mi visión para lograr los objetivos del movimiento político latino en EEUU”. La biografía oficial lo presenta como escritor, emprendedor social y político venezolano. “Se graduó como abogado en la Universidad Católica Andrés Bello, cuenta con dos maestrías en Derecho de la Universidad Harvard y la Universidad de Miami, y con una especialización en Estudios Internacionales y Política Económica de la Universidad de Princeton. Fue Profesor Universitario de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica Andrés Bello y de su Dirección de Postgrados, y fue también “Visiting Scholar” en la escuela de Leyes de la Universidad de Harvard. Se trata del venezolano e inclusive del suramericano que más lejos ha llegado en la política de los Estados Unidos. Y su carrera apenas comienza. Muñoz es de origen mexicano y Pérez de origen dominicano.
Según Martínez, Obama estableció una nueva visión energética hacia el Caribe y esa estrategia ayudó a que se produjera la bajada del precio del petróleo
En buena medida, apunta que las acciones de la administración Trump son en respuesta a lo que propone la oposición más radical en Venezuela, la cual espera y se inclina por “un cambio abrupto”. Esa propuesta también opera en sintonía y con los republicanos y su oferta electoral en Florida. Pero no se aborda desde la perspectiva de los intereses de los Estados Unidos. Lo lógico, aclara, sería una solución sustentable para Venezuela. De modo que no hay política, insiste. “Hay herramientas de una política, las sanciones, las cuales se desarrollan en un escenario incierto”.
Lo peor es que la incertidumbre, esa espera eterna por el desenlace en Venezuela, “avanza al mismo tiempo que las expectativas”. Pero al ser expectativas elaboradas sobre soluciones de corto plazo que no llegan, que no se concretan, se ven frustradas y “no ayudan en la necesaria cohesión opositora”.
No se va a dar ninguna invasión extrajera en Venezuela
Leopoldo Martínez defiende que las sanciones para que alcancen resultados tienen que apuntar hacia un escenario de transición política y económica. Y la advertencia no es retórica, puesto que las soluciones para Venezuela se mueven en un arco de opiniones diversas. Hay quienes piensan que todo pasa por una invasión extranjera. Y otros piensan que pasa por un cambio abrupto. Entonces, dice, esos son los que observan a las sanciones como “una solución coadyuvante”. Hay quienes también esperan la implosión económica. “Pero esta ya ocurrió”.
– En mi opinión, la invasión extranjera no se va a dar. Y la solución militar, abrupta, no es aconsejable. Por otro lado, ya estamos en medio de la implosión económica. Y lo peor es que el Gobierno está solo frente a la crisis en virtud de que la oposición se encuentra dividida en dos grandes ejes. Uno que opina que el chavismo debe desaparecer y otro convencido de que la solución debe ser negociada y pacífica.
La campaña de Hillary Clinton, quien enfrentó a Trump en 2016, la considera Martínez toda una “experiencia invalorable”. Trabajó en tres áreas: Estrategia y movilización del voto latino (con énfasis en estados de comportamiento electoral pendular, “swing states”, como Nevada, Florida y Virginia); Finanzas (integrando el Comité Nacional de Finanzas) y Programa de Gobierno, como parte del equipo de política y comercio exterior. Apunta que el “tránsito por la campaña consolidó mi conocimiento del partido y el sistema electoral americano y muy especialmente en temas estratégicos para las áreas de finanzas, comunicaciones y organización. Además, amplió significativamente el alcance de mis relaciones a nivel nacional no sólo en el sector político sino también el empresarial y sindical”. Aclara que “el aprendizaje más duro y amargo fue el de la derrota a pesar de haber ganado el voto popular nacional y el voto latino en todos los estados donde trabajamos. Comprender el sistema de los colegios electorales y cómo la falta de movilización del voto en estados que parecían seguros para Hillary como Pensilvania, Wisconsin y Michigan, donde se perdió por márgenes inferiores al 0,5%, fue una lección inmensa en el sentido de que en política electoral nada se puede dar por seguro”. De hecho, en una gira posterior por el estado de Michigan, en la que acompañaba a Tom Pérez, confirmó ese aprendizaje cuando descubrieron, conversando con los dirigentes de base, que en la ciudad de Detroit no salieron a votar más de 20.000 personas registradas como militantes demócratas, siendo que el estado se había perdido por 11.000 votos. “Allí tienes descrita la tragedia de cómo EEUU perdió una gran Presidenta y entró en este absurdo de la Presidencia de Trump”, sentencia Martínez.
Precisa y se inclina por una “transición política negociada e integrada”, puesto que “ninguna alternativa diferente a esta puede ser sustentable”. Y ratifica: “Invasión no va a haber”. Por otro lado, opina que “la solución militar es seguir tomando de la misma medicina. Son los militares los que están en el poder. Y está la incógnita de qué sector de los militares van a tomar el poder. Cuál sector tiene el poder para imponerse”. De tal manera que queda la negociación.
– El diálogo siempre debe existir. Pero el diálogo por sí solo, sin intención de producir una transición y sin presupuestos claros para producir una negociación tampoco son suficientes. Diálogo y negociación son distintos. La negociación y de cómo enmarcarla hacia una transición es un asunto diferente al diálogo. Y eso es lo que no se ha podido dar en el caso venezolano.
Leopoldo Martínez hace un ejercicio de búsqueda de causas que expliquen por qué ha sido imposible allanar los caminos de una solución estable. De una solución negociada. No entiende, tomando en cuenta el aprendizaje de Maduro como canciller; tomando en cuenta que Maduro conoce de antes a Luis Almagro; y es amigo del expresidente José Mujica de Uruguay, del que Almagro fue canciller; tomando en cuenta que Almagro como Secretario General de la OEA ha sido un articulador de consensos debido al agravamiento de la situación interna en Venezuela; y tomando en cuenta que Maduro como miembro del Grupo de Boston se relacionó y conoció a parlamentarios de los Estados Unidos.
– ¿Por qué Maduro no hizo el giro a tiempo? –se pregunta Martínez.
– ¿Por qué?
– Es una incógnita –se responde.
– ¿Presión interna?
– ¿Presión de Diosdado Cabello y otros factores internos? –Y esta pregunta es pregunta, no es una respuesta. O tal vez, apunta:
– O quizá es porque no se pudo construir un escenario adecuado con la oposición.
Los costos de la transición del poder
Este dirigente del Partido Demócrata plantea, en todo caso, que “uno de los elementos clave de cualquier transición política es que el costo de soltar el poder no sea absoluto para ninguna de las partes. Así, cada parte debe encontrar viable el proceso”. Y aquí aborda un punto delicado. La amnistía.
– Nadie se ha puesto a pensar en los mecanismos de la amnistía. Primero, una amnistía que involucre a ambas partes. Y segundo, cómo conciliar una amnistía bien entendida y cuyo amparo no se convierta en una grotesca impunidad para asuntos que trascienden lo político. Me refiero a la corrupción y al narcotráfico.
Lo anterior conduce a un tema polémico. Ya ha sido polémico en otras experiencias. El caso más reciente, los acuerdos de paz en Colombia. Todo tiene que ver con la justicia transicional. Señala Leopoldo Martínez que “además de los temas de corrupción y narcotráfico, otro tema para evitar una grotesca impunidad, en el marco de la amnistía y la transición, es pensar en formas de justicia transicional en el campo de las violaciones a derechos humanos”. Y aquí viene el problema. Él mismo se lo formula. “Dónde establecer responsabilidades ejemplarizantes enfocando el sistema en la reparación o compensación a la víctima, en lugar de la criminalización”. Y añade: “Esto puede ser muy edificante para el futuro y la viabilidad de una transición sustentable e integrada. Sudáfrica bajo Nelson Mandela practicó un modelo muy notable en esa materia. Hay también otras experiencias útiles para Venezuela que se deben estudiar”.
Explica que normalmente las transiciones las llevan a cabo quienes se van y no quienes llegan al poder. Y cuando hay costos económicos y sociales asociados a la transición, los que aspiran al poder cuentan con más razones para que el proceso esté a cargo de quienes dejan el poder. Y es que los costos son elevados. Porque hay que tomar medidas “chocantes y traumáticas”. En el caso venezolano, ellas no se limitan a lo económico. Van más allá. Por ejemplo, urgen medidas contra el crimen organizado.
– Venezuela es una cleptocracia y desmantelar una cleptocracia tiene consecuencias económicas y sociales muy gruesas.
Por último, Leopoldo Martínez hace una advertencia: ¿Cómo poner en manos de alguien, Trump, el rescate de la democracia, cuando él no respeta las reglas democráticas en los Estados Unidos?
De allí se infiere: Lo más parecido a Trump es Maduro.