Juan Carlos Zapata (ALN).- Nadie, ni los amigos saben en qué momento Diosdado Cabello se hizo socialista. O al menos es hacia donde apunta el discurso. Nadie, ni los amigos pueden jurar que sea socialista. Pero es lo que Diosdado Cabello, el número 2 del chavismo, pretende que le crean. Por ello no deja de repetir que sin el socialismo hubiera habido una guerra en Venezuela. Que sin la revolución el país hubiese estallado. Que es la conciencia socialista la que ha permitido que Venezuela cruce por esta especie de periodo especial sin conflictos que lamentar. Nadie, ni los amigos pueden dar fe de la fecha en que Diosdado Cabello dejó atrás la llamada derecha endógena, que era la corriente a la que lo vinculaban, atribuyéndole la llave de los grandes negocios en tiempos de Hugo Chávez, quien lo protegió en las buenas y en las malas, pese a que en ocasiones lo apartó del primer anillo del poder.
Los adversarios en lo interno del chavismo lo llamaban jefe del chavismo sin Chávez y jefe de esa derecha endógena. Después que asumiera el discurso socialista –nadie, ni los amigos saben cuándo- lo siguen viendo como un reformista aunque desde la oposición como un radical, y los empresarios que se entendieron con él en los primeros tres años de chavismo, son los más confundidos sobre cuál es el pensamiento y la ideología de Diosdado Cabello, hoy presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, y uno de los sostenes de Nicolás Maduro en el poder. Es pésima noticia que los adversarios y escépticos internos en el chavismo lo sigan considerando un reformista, porque entonces Diosdado Cabello tendrá que radicalizarse más para convencerlos.
Ahora Diosdado Cabello endiosa a Fidel Castro. Ahora Diosdado Cabello habla de los tiempos en que la revolución no era revolución y tuvo que transformarse en revolución para resistir. Ahora Diosdado Cabello habla del periodo especial cubano como una épica y no duda en defender la alianza con Cuba, el apoyo de Cuba, y la sintonía con Cuba, y los consejos de Fidel Castro, que sin ellos la revolución de Chávez no estuviera de pie. Ahora es el que más habla de socialismo y con el propósito de hacerle burla al gobierno de transición que propone Juan Guaidó, señala que la única transición posible en Venezuela es hacia el socialismo, más socialismo, algo, señala, que ha sido difícil de construir como proyecto, y como forma de gobierno, debido al sabotaje de los infiltrados que ni eran socialistas ni eran chavistas. Diosdado Cabello habla como el gran adalid del socialismo, y nadie, ni los amigos, saben cómo ocurrió esa transformación. Ni cómo se convirtió tan de repente en antimperialista. Ni cómo le dio por la música de protesta. Ni cómo por hablar de guerrilla, monte y movimiento guerrillero. Ni cómo es que ahora justifica que las cooperativas no funcionaron en Venezuela porque quienes las promovían terminaban convertidos en empresarios. Y esto, de verdad, no lo entiende nadie, ni siquiera sus amigos que se enriquecieron en todo este tiempo, algunos empresarios.
Quizá para que al fin hasta los amigos entiendan de qué va el asunto, es que se ha convertido en el organizador y vocero de la nueva edición del Foro de Sao Paulo que se celebrará en Caracas entre el 24 y el 28 de julio. Diosdado Cabello quiere esto. Que se le vea no sólo como el operador político, el operador militar, el de la maquinaria partidista, el hombre duro del proceso, el revolucionario duro de verbo tosco que golpea. Diosdado Cabello quiere revestirse de una propuesta. De algunas ideas. De alguna ideología, que bastante le ha faltado al chavismo, porque Chávez no era un ideólogo sino un líder aluvional.
Así Diosdado Cabello fue a La Habana –nadie, ni los amigos saben en qué momento le dio por involucrarse más con el poder cubano- a poner sobre ruedas el XXV Foro de Sao Paulo. Y hoy dice que esta será una edición clave, por la carga emotiva, por la adrenalina política del momento. Diosdado Cabello, le dijo a Prensa Latina, que esa carga emotiva se debe a que el imperialismo anda “desatado”, no sólo contra Venezuela sino contra Cuba. Diosdado Cabello se siente hermano de Cuba y del poder de La Habana. Diosdado Cabello declara que levantan la voz para decir que el poder chavista y el poder cubano no se rinden. Que el imperialismo podrá entrar a Venezuela sin garantía de cuándo saldrá. Porque ante las amenazas, el chavismo se ha preparado para una guerra prolongada. Ya se vio hace semanas a Diosdado Cabello haciendo ejercicios militares, así gordo como está. Y desafiante señala que muchos creen que si llegan los marines “nos vamos a esconder”. Y pone el ejemplo de una mujer en silla de ruedas que estaba practicando, desde su silla de ruedas con un arma de fuego. Y dice que otros se burlan, pero que la milicia bolivariana no son viejitos, y que el reto, sigue siendo el reto, es alcanzar los 3.000.000 de milicianos, y que ahí también están los colectivos para defender la patria, y que los enemigos internos –ya es posible imaginar a quiénes se refiere- van a tener el trato de enemigo, “los trataremos como enemigos”, pues la defensa de la patria así lo impone.
-Si es para defender la patria hay que empezar por ellos. Haremos lo que sea.
Nadie, ni siquiera los amigos podían imaginar que de la boca de Diosdado Cabello pudiera salir una expresión de este calibre. ¿Cuándo ocurrió? Nadie, ni los amigos lo pueden asegurar. Por eso les extraña que sea el nuevo hombre del Socialismo del Siglo XXI. Si el Socialismo del Siglo XXI parió un hombre nuevo, el modelo es Diosdado Cabello, que está, paso a paso, construyéndose un relato épico. Y ese es el hombre del Foro de Sao Paulo. Y ese hombre dice que el evento se celebra en el contexto de tres fechas: El natalicio de Simón Bolívar, 24 de julio; el asalto al Cuartel Moncada, 26 de julio; y el natalicio de Hugo Chávez, 28 de julio. Y ese hombre nuevo celebra la coincidencia de las fechas. Y celebra que se han cursado 200 invitaciones. Y celebra que ya han confirmado los invitados de Vietnam, Corea del Norte y Medio Oriente y África. Y celebra que de Estados Unidos arribarán a Caracas 61 personas. Las mismas que habían tomado la embajada de Venezuela en Washington, recuperada luego por Guaidó. Nadie, ni los amigos imaginan cuál será el destino de Diosdado Cabello, vinculado al de Nicolás Maduro.
(Publicado originalmente el 17 de julio de 2019)