Juan Carlos Zapata (ALN).- Diego Arria sigue reconociendo a Juan Guaidó como Presidente y líder. Las encuestas también lo confirman. Pero le pide rectificar. Que es el momento de hacerlo. Y debe aprovechar para ello el escándalo de Cúcuta. Arria propone un gobierno de integración nacional y que Guaidó rompa la camisa de fuerza de los 3 pasos que le propuso al país.
El exembajador de Venezuela ante la ONU señala que si Guaidó le “da una patada” a los partidos y a la dirigencia que lo rodea, aumentará su apoyo. Arria señala que lo que está proponiendo lo ha meditado y analizado. Lo dicta su experiencia, y también mucho de idealismo.
La más reciente encuesta de Datincorp dice que Guaidó baja en las expectativas de los venezolanos. Inclusive, son más ahora los que reconocen a Nicolás Maduro, 41%, como Presidente constitucional de Venezuela, que a Juan Guaidó, quien acapara un 36%, mientras que en febrero este índice era del 49%. Aun así, el 80% de los venezolanos rechaza la gestión de Maduro.
Se refiere a Henry Ramos Allup, Julio Borges, Manuel Rosales y Leopoldo López, dirigentes máximos de los mayores partidos de la oposición, Acción Democrática, Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo y Voluntad Popular, respectivamente.
Diego Arria, de visita en Madrid, que pasó por Oslo, que pasó por Inglaterra, señala que a Guaidó le llegó el momento de tomar decisiones. Grandes decisiones.
La primera. Desprenderse, darle una patada a esa dirigencia partidista que no suma porque no tiene respaldo popular. Se refiere a Henry Ramos Allup, Julio Borges, Manuel Rosales y Leopoldo López, dirigentes máximos de los mayores partidos de la oposición, Acción Democrática, Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo y Voluntad Popular, respectivamente. Dice Arria que ellos no “empujan” a Guaidó. No lo ayudan. Sin embargo, actúan como un cogobierno. Ellos usan a Guaidó. Pero Guaidó no puede hacer lo mismo.
La segunda. Que Guaidó debe sumar no gobernando en función de los 4 partidos y los 4 dirigentes. Que debe recordar que es un Presidente accidental y no electo. Sin embargo, señala, Guaidó se comporta como si hubiese sido electo. Así pierde de vista la coyuntura y la fortuna en la que y con la que fue electo, pues mucha de esa dirigencia no lo quería en la presidencia de la Asamblea Nacional. De modo que la condición accidental de la Presidencia lo obliga a abrir el abanico de representatividad. Más allá de esos partidos, y de manera particular de su propio partido, el mismo de Leopoldo López, Voluntad Popular, el cual, según Arria, manifiesta “un comportamiento de secta”. En tal sentido debe emprender un gobierno de todos y para todos los venezolanos. Un gobierno representativo. Un gobierno que no sea expresión sólo de la Asamblea Nacional sino del país. Recuerda que los diputados llegaron al Parlamento no por ellos sino porque Venezuela quería un cambio. Cree que los diputados olvidaron este detalle. Apunta que el momento de los partidos llegará. Pero este es el momento de la independencia. De la base amplia. De la representatividad.
La tercera. Que Guaidó se olvide del orden de los 3 pasos. A su juicio, lo primero es el gobierno de transición. Y por lo tanto, está obligado a designar gobierno. Este lunes, por cierto, Jesús Seguías, presidente de la encuestadora Datincorp, decía en un programa de radio que el cese de la usurpación, el primer paso de la ruta de Guaidó, sólo es posible si Maduro renuncia o la Fuerza Armada quita a Maduro, y ninguna de estas dos opciones está en el tablero. Aun así, el 56% de los venezolanos apoya la ruta Guaidó del cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres. Para Arria, la fórmula es una camisa de fuerza y, por ende, lo coloca en posición de debilidad, al punto de que si cambia el orden queda como si estuviera traicionando la propuesta que le hizo al país. Arria, sin embargo, reconoce que los 3 pasos despertaron al país en enero pasado. Pero propone que lo primero es el gobierno de transición y luego las elecciones libres. Que el gobierno de transición ya es el fin de la usurpación. Por tanto tiene que armar gobierno. Nombrar un gabinete. ¿Por qué no ha nombrado un gabinete? ¿Por qué no ha nombrado un canciller? ¿Para no ir contra Leopoldo López? Todas estas preguntas se las plantea Arria. Y señala: Es que López actúa como presidente y canciller. Y esto no puede ser. Está actuando como un usurpador. La designación de un gabinete se justifica porque si vas a combatir tienes que armarte y ponerte el uniforme, dice.
Juan Guaidó gana en las encuestas pero Maduro se queda en el poder
La cuarta. Diego Arria señala que esta es la coyuntura para la toma de decisiones. Que debe aprovechar el “bochornoso” escándalo de los recursos mal manejados en Cúcuta y Colombia para hacer un giro, para designar un gobierno de integración nacional. Ya el escándalo del diputado drogado el día que iba a entrar la ayuda humanitaria es grave. Del 23 de febrero lo que quedó fue un camión que no entró y unos “tipos drogados” en Cúcuta. Y la operación del 30 de abril, la del alzamiento militar, tal como se vio, tal como se montó, fue otro hecho grave que no ha sido explicado. Todo lo ocurrido es suficiente para actuar. “Hay que desmontar el gobierno de los partidos que controlan la Asamblea Nacional y construir un gobierno de representación nacional con Guaidó a la cabeza”. Nadie discute la figura de Guaidó. Así va a lograr el apoyo del país. Los partidos, insiste, no tienen credibilidad ni confianza. Hay que nombrar el gabinete, y también al contralor general, el fiscal general, a un nuevo CNE que vaya organizando las elecciones que vendrán. El gabinete no tiene que estar todo en Venezuela, propone.
A Diego Arria se le replica si mucho de lo que afirma no es idealismo, y antes que colocarse a la defensiva, reconoce que, en efecto, hay idealismo en lo que propone. Qué tiene eso de malo, apunta. Se declara enamorado de la idea de un gran país. En cambio, los otros, dice, “son pequeños”. ¿Se siente un solitario? No, no se siente solo. Porque se alimenta del éxodo. Mantiene contacto con grupos de venezolanos en el exterior. “Para que no se sientan solos y yo tampoco. Si los veo y comparto con ellos no me siento solo”.