Zenaida Amador (ALN).- Un descolorido Foro de Sao Paulo fue el más reciente telón de fondo del que se ha provisto Nicolás Maduro para tratar de proyectar una imagen de fortaleza ante el mundo que cuestiona su permanencia en el poder por vías ilegales. La XXV reunión de la izquierda, convocada en Caracas del 25 al 28 de julio, no tuvo ni el brillo ni la relevancia que el chavismo intentó imprimirle en la etapa preliminar del evento, ni logró transmitir el espaldarazo a Maduro que el régimen esperaba. Sólo Cuba llegó en su apoyo.
Los asistentes a la cita del Foro de Sao Paulo en Caracas tuvieron actividades desde el 25 de julio que incluían foros, conversatorios, proyecciones de documentales y cantos por la paz. También se previeron actividades abiertas, como “bicicletadas”, y una marcha de varias cuadras por el centro de la ciudad que tuvo lugar este sábado. “La enésima marcha en Caracas contra el imperialismo”, como la calificó la agencia EFE.
El liderazgo de la marcha lo asumió Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, quien aprovechó el escenario antiimperialista para asegurar que a Venezuela “es probable que entren los marines norteamericanos (…) su problema será salir de aquí (…) Estamos preparados hoy en día, de verdad lo decimos sin arrogancia, para una guerra absoluta de todo nuestro pueblo en defensa de nuestra patria y nuestra paz”.
Este domingo llegó a Caracas Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba, para acompañar a Maduro en la clausura del Foro y darle la dosis de apoyo esperada. Se atrincheraron en el Palacio de Miraflores y desde allí, sin despliegue ni efectismos, hicieron un acto televisivo conjunto con la excusa del Foro de Sao Paulo.
Esto tampoco logró encender el evento que ya se aproximaba a su final. Evo Morales había intentado darle lustre con el envío de un mensaje de salutación que pareció más una formalidad que otra cosa, en especial porque previamente su canciller, Diego Pary, había dejado claro que su país no envió una delegación oficial al Foro de Sao Paulo. De Bolivia sólo llegaron representantes de varios movimientos sociales, incluso del partido de gobierno (Movimiento Al Socialismo).
“Saludamos a las 150 delegaciones de América Latina y el Caribe, movimientos populares de EEUU, Europa y Asia que participan del Foro de Sao Paulo. Nuestro respeto a hermanas y hermanos que luchan por la paz social en este espacio de integración de pueblos libres”, expresó Morales.
La otra gran expectativa, que era la presencia en Caracas de los exlíderes de las FARC, tampoco se cumplió. Fue Piedad Córdoba la encargada de explicar en el inicio de las actividades que ni Jesús Santrich ni Iván Márquez participarían. “No creo que la organización del evento, que es muy rigurosa y la dirige Mónica Valente, del Partido de los Trabajadores de Brasil, lo hubiera permitido, porque generaría un problema muy serio para Venezuela y para el evento”, aclaró la exsenadora colombiana.
Tampoco las reuniones privadas de Maduro con algunas delegaciones lograron subir el tono del encuentro o ponerlo en la palestra informativa. Sólo a última hora, mezclando el evento con la fecha de nacimiento de Hugo Chávez, la actividad alcanzó un segundo aire.
Este domingo llegó a Caracas Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba, para acompañar a Maduro en la clausura del Foro y darle la dosis de apoyo esperada. Se atrincheraron en el Palacio de Miraflores y desde allí, sin despliegue ni efectismos, hicieron un acto televisivo conjunto con la excusa del Foro de Sao Paulo.
En el acto el propio Maduro reconoció que “se quedó esperando” a Iván Márquez y Jesús Santrich. “La FARC es bienvenida a Venezuela cuando quiera venir”. De hecho, extendió la invitación a Rodrigo Londoño Echeverri (Timochenko) y a Pablo Catatumbo y la FARC porque “son líderes de paz”.
Sólo Cuba y Venezuela
Díaz-Canel llamó a “condenar y demandar el levantamiento del bloqueo a Cuba” y respaldar “al legítimo presidente Nicolás Maduro y la unión cívico-militar que ha hecho fracasar tantas veces los peores planes del enemigo”. A su juicio, “Estados Unidos amenaza y calumnia a Cuba y Venezuela para no reconocer su fracaso por el intento de derrocar a la Revolución Bolivariana (…) Ninguna mejor tribuna que este foro para ratificar que Cuba no renunciará ni traicionará jamás a sus principios ni a Venezuela”.
Marcó línea y explicó que “respaldar y defender a Venezuela es enfrentar decididamente el retorno de la Doctrina Monroe y la escalada imperialista contra nuestros pueblos. Hoy es contra Venezuela, Cuba y Venezuela, mañana será contra otros, y al final irán contra todos”.
Dijo que “las movilizaciones no pueden parar” para lograr la liberación de Luiz Inácio Lula da Silva, expresidente de Brasil y fundador del Foro de Sao Paulo, quien rinde cuentas ante la justicia por su vinculación con el caso Odebrecht. “La liberación de Lula es uno de los grandes desafíos para los movimientos de izquierda de la región”, dijo.
Maduro viola los derechos humanos pero quiere un premio en derechos humanos
Maduro, por su parte, se refirió a los señalamientos de que su régimen es dictatorial y dijo que eso “no es una ofensa para mí, a mí me resbalan las estupideces que dicen los estúpidos. Es una ofensa al pueblo de Venezuela porque no aceptaría nunca una dictadura”. Sin dudas una reacción muy particular a horas de que el líder de izquierda José “Pepe” Mujica dijera que en Venezuela hay una dictadura. “En la situación que está no hay otra cosa que dictadura (…) pero dictadura hay en Arabia Saudita, con un rey absoluto. Dictadura hay en Malasia, donde matan 25 tipos por día. ¿Y la República Popular China, qué me dice?”, comentó el expresidente de Uruguay.
También salió a relucir el nombre de Michelle Bachelet, otra exlíder de izquierda, de quien dijo “metió una puñalada” con su informe que, como Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, presentó sobre la situación de Venezuela y que, según Maduro, estaba “lleno de mentiras y de falsedades insustentables”.
Aun con las ausencias de grandes líderes y estos reveses de sus aliados, Maduro prometió una contraofensiva de los pueblos de América Latina y el Caribe. Dijo que “vendrá una nueva etapa del Foro de Sao Paulo donde iremos al poder político democráticamente todos los partidos del movimiento del Foro de Sao Paulo, vendrá una etapa y definitiva liberación de nuestros pueblos”.
Los verdaderos legados del evento
La XXV reunión del Foro de Sao Paulo tuvo como antesala un megapagón nacional, el cuarto que ocurre desde marzo, por lo que la atención ciudadana estaba enfocada en las secuelas de la falla eléctrica y en la posibilidad de que el episodio pudiera repetirse. Es decir que, al menos en Venezuela, la celebración de una reunión de este tipo -a días de haber concluido el encuentro ministerial de los miembros del Movimiento de Países No Alineados– pasó por debajo de la mesa.
En las conversaciones de calle lo que se podía escuchar al respecto eran especulaciones sobre los costos de un evento de este tipo, con invitados internacionales, algo inexcusable para un país en crisis, donde cerca de siete millones de personas padecen hambre.
Países aliados intentan lavarle el rostro a Nicolás Maduro
De acuerdo con el PSUV, que es el partido de Maduro, al evento asistieron cerca de 500 invitados miembros de las distintas delegaciones internacionales. La agencia rusa Sputnik asegura que hubo participación de “más de 700 representantes de movimientos y partidos políticos de izquierda de todo el mundo”. Maduro, por su parte, dijo que originalmente esperaban “unos 300 participantes”, pero “han venido de los cinco continentes, más de 70 países, más de 150 organizaciones políticas y más de 720 delegados y delegadas del mundo entero”.
Algunos medios locales se dieron a la tarea de sondear el gasto de hospedaje, tomando en cuenta los hoteles elegidos por el régimen de Nicolás Maduro para sus invitados, y se estima que es equivalente a 28 salarios mínimos mensuales por noche por cada habitación rentada, sin incluir los gastos de traslados ni de comidas.
Las críticas de Marco Rubio, senador de Estados Unidos, están en línea con esto: “En Venezuela, los niños están desnutridos, la electricidad no está ampliamente disponible, la gasolina escasea y los medicamentos básicos son difíciles de encontrar. Aun así, Nicolás Maduro gasta millones de dólares para pagar los viajes, hoteles y comidas de izquierdistas radicales que asisten a una conferencia que él está organizando”.