Daniel Gómez (ALN).- Parecía que la concesión de abril era la definitiva para Chevron en Venezuela. Entonces el presidente de EEUU, Donald Trump, ordenó a la petrolera “liquidar” su actividad antes del 1 de diciembre. La amenaza duró hasta este martes, cuando el Departamento del Tesoro extendió hasta el 3 de junio de 2021 la licencia de Chevron.
Chveron se gana otra prórroga en Venezuela. Este martes el Departamento del Tesoro de Estados Unidos le dijo a la petrolera que podrá operar en el país suramericano hasta el próximo 3 de junio de 2021, seis meses más, porque la licencia se le terminaba el 1 de febrero.
La medida no sólo beneficia a Chevron, sino a otras firmas estadounidenses que operan en el sector petrolero de Venezuela como Halliburton, Schlumberger, Baker Hughes y Weatherford.
La noticia es llamativa por dos motivos. El primero es que la decisión sobre la continuidad en Venezuela de Chevron y las otras cuatro empresas recaerá, salvo sorpresa, en el gobierno de Joe Biden, que tomaría posesión el próximo 20 de enero. El segundo punto es que el presidente, Donald Trump, finalmente no cumplió su amenaza.
El pasado 21 de abril, tal como afirmó la agencia AP, Trump ordenó a Chevron “liquidar” las operaciones en Venezuela antes del 1 de diciembre. Esta amenaza se enmarcó en otro apretón de Washington contra el gobierno de Nicolás Maduro, ya que el Departamento de Justicia venía de presentar cargos por narcotráfico contra Maduro y buena parte de su gobierno. Pero como se ha visto, no fue definitiva.
Cabe recordar que Petróleos de Venezuela (PDVSA) fue sancionada por Trump en enero de 2019. Desde entonces todas las empresas con actividad en Estados Unidos tienen prohibido hacer negocios con la estatal venezolana. Todas, salvo aquellas que cuentan con una licencia especial de Washington, como es el caso Chevron.
Es cierto que esta petrolera, con sede en Houston, tiene una presencia reducida en Venezuela. Su principal activo es una participación minoritaria en PetroPiar, con sede en la faja de crudo pesado del Orinoco y otra sociedad minoritaria en PetroBoscán, al oeste del país.
Además, desde abril Estados Unidos impide a las empresas perforar, vender, enviar y comercializar petróleo venezolano. Tampoco están autorizadas para reparar o mejorar pozos, contratar personal o servicios adicionales, pagar dividendos a la estatal venezolana PDVSA ni negociar nuevos préstamos.
Por tanto, las operaciones de Chevron en Venezuela están lejos de ser rentables. Pero no dejan de tener un impacto simbólico.
Pese al desastre actual, Venezuela sigue contando con las reservas de crudo más grandes del mundo. Es un país en el que toda petrolera quiere estar. Por eso muchas voces de la industria han advertido a la Casa Blanca del error que supondría terminar con la actividad de Chevron en Venezuela. Al abandonar esos activos tan importantes en el país, o bien terminarían siendo nacionalizados por PDVSA, o bien entregados a firmas chinas y rusas.
Mientras, el vocero de Chevron sostiene que la petrolera “cumplirá con todas las leyes y regulaciones aplicables en relación con sus actividades en Venezuela”.