Daniel Gómez (ALN).- Hubo un tiempo en el que la revolución sandinista fue un ejemplo democrático. Hoy es una efeméride que sirve para juntar a las dictaduras, cuyo denominador común, por lo general, es la soledad. Sólo esto explica que Venezuela, Cuba e Irán sean los principales invitados al acto que organiza en Managua el régimen de Daniel Ortega.
Para el régimen de Daniel Ortega la revolución sandinista sigue viva. La vicepresidenta y esposa de Ortega, Rosario Murillo, dice que el próximo 19 de julio Nicaragua celebrará 40 años “de infinita paciencia, prudencia, sabiduría y serenidad” para reconocer “a nuestros héroes”. Los héroes son los guerrilleros revolucionarios que guiaron al país por el camino de la paz, dice. “Somos artesanos de la paz, del cariño, de la libertad”. Por supuesto, Murillo se reconoce heroína.
Estas declaraciones de la vicepresidenta, también poetisa, religiosa y esotérica, las dio este jueves para anunciar que, dentro de una semana, el 19 de julio, delegados de 30 países se reunirán en Managua para celebrar el 40 aniversario de la revolución sandinista.
“Nos estamos convocando para reunirnos en la Plaza de la Fe de mañana en ocho, para dar las gracias a Dios, en primer lugar, por 40 años de luchas y de honor”, dijo Murillo.
La vicepresidenta no confirmó si al acto vendrán presidentes, cancilleres, o diplomáticos de menor estatus. No obstante, en la lista divulgada por Managua aparecen tres invitados de lujo:
– La Venezuela de Nicolás Maduro. Un régimen recientemente señalado por la Oficina de Michelle Bachelet en Naciones Unidas por no respetar los derechos humanos, por tener un mecanismo represivo para “neutralizar” a los opositores, por sumir al país en la pobreza.
– Cuba. La eterna dictadura. Un país que lleva más de 60 años controlado por el Partido Comunista del fallecido Fidel Castro. Una formación política hecha a imagen y semejanza de su líder y que, por norma constitucional, es la que ostenta todo el poder. Hoy el hermano de Fidel, Raúl Castro, no es el presidente, pero sigue acumulando la mayor cota de poder en La Habana al ser el jefe del Partido Comunista.
– Irán. Como Venezuela, el régimen iraní fue señalado por la Oficina de Bachelet hace relativamente poco. En mayo, dos niños de 17 años fueron ejecutados tras ser acusados de violación y robos en un juicio que, según la propia Bachelet, estuvo “empañado de irregularidades”. La ONU también ha denunciado la ausencia de libertad religiosa en la República Islámica de Irán.
No hay que olvidar que el anfitrión también es un régimen repudiado por la comunidad internacional. Entre abril y junio de 2018, en un país de apenas seis millones de habitantes, murieron 600 jóvenes a manos de policías y paramilitares de Ortega. Jóvenes que iniciaron una serie de protestas pacíficas en contra del régimen, y fueron reprimidos con balas.
No hay que olvidar que el anfitrión también es un régimen repudiado por la comunidad internacional. Entre abril y junio de 2018, en un país de apenas seis millones de habitantes, murieron 600 jóvenes a manos de policías y paramilitares de Ortega. Jóvenes que iniciaron una serie de protestas pacíficas en contra del régimen, y fueron reprimidos con balas.
La ONU acaba de llamarle la atención a Ortega porque ninguno de esos crímenes ha sido saldado por la justicia. También le llaman la atención por la no celebración de elecciones libres, una demanda concurrente en todos los sectores del país.
Pero Ortega sigue en el poder como si con él no fuera la cosa. Sigue celebrando que el 19 de julio de 1979 la guerrilla sandinista tumbó al dictador Anastasio Somoza Debayle y él pudo acceder al poder. Sigue celebrándolo aún cuando académicos de todo el mundo, incluido el novelista Sergio Ramírez, exguerrillero sandinista y exvicepresidente de Nicaragua, afirma que hoy Ortega es igual a su némesis Somoza.
Para Ramírez, la revolución sandinista terminó en 1990 y “no tiene segunda parte”. En 1990 terminó el primer gobierno de Ortega, tras casi destruir la economía. Sin embargo, este no fue el fin de Ortega. Como explica Ramírez, el mandatario tenía un plan, y era el de poco a poco ir controlando las instituciones del país para así nunca perder el poder cuando lo recuperase.
El plan de Ortega fue perfecto. Mejor incluso que el de Somoza. En 2007 llegó al poder y hasta ahora nadie ha logrado sacarle de ahí, acumulando con este, 23 años en el palacio presidencial. Ninguna dictadura ha sido tan longeva en Nicaragua.
Así es como Ortega sigue celebrando la revolución sandinista, convertida ahora en “una grotesca caricatura”, en opinión del Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa. Una grotesca caricatura que tendrá un aquelarre animado por Venezuela, Cuba e Irán.