(EFE).- Tras el apabullante triunfo del izquierdista Gabriel Boric, se abren ahora grandes interrogantes en la derecha chilena, que debate si remontar el vuelo erigiendo como principal líder de la oposición al ultraconservador José Antonio Kast, segundo en los comicios, o buscar rostros nuevos.
«Esta unidad en torno a ciertos principios es algo que se tiene que mantener», dijo el líder del Partido Republicano tras reconocer su derrota, en referencia a los apoyos que recibió de la derecha oficialista.
El abogado ultracatólico ganó la primera vuelta de noviembre, dejando fuera del balotaje y en cuarto lugar al candidato oficialista Sebastián Sichel, pero perdió el domingo por casi 12 puntos contra Boric.
Con el 55,8 % de los votos y solo 35 años, el exlíder estudiantil es el presidente electo más joven y más votado de la historia chilena.
«No es pasajero»
Diputado 16 años y militante durante dos décadas de la UDI, la formación más grande de las cuatro que integran la coalición oficialista Chile Vamos, Kast fundó en 2019 el Partido Republicano, que en las parlamentarias de noviembre logró 14 diputados y un senador: «Este proyecto no es pasajero», afirmó el domingo.
Pese al capital político que ha cosechado en poco tiempo, Kast ha empezado a perder apoyos y ya hay expertos que vaticinan una «guerra fraticida» por el liderazgo de la derecha.
«Las derrotas siempre abren fracturas en el bando perdedor y la tentación de culpar exclusivamente a Kast es grande porque ha perdido por muchos votos», dijo a Efe Rodrigo Pérez de Arce, del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES).
Esto, en su opinión, no es del todo acertado, ya que la centro derecha tuvo que recurrir dos veces a candidatos fuera de su conglomerado «para llenar su vacío de liderazgo», primero con el independiente moderado Sichel y después con Kast.
El abogado, que enarboló la bandera del orden, la patria y la familia tradicional durante la campaña y prometió mano dura contra la migración, fue especialmente castigado en Santiago y por los jóvenes y las mujeres, atraídos por las promesas de cambio de Boric.
Para Mauricio Morales, de la Universidad de Talca, el ultraderechista «sumó todo lo que podía sumar y sacó los mismos votos que (el presidente saliente) Sebastián Piñera en 2017».
Pese a la evidente derrota, los analistas coinciden en que la derecha no está en sus horas más bajas y aseguran que tocó fondo en la ola de protestas de 2019, las más graves desde la dictadura militar, y en las elecciones de mayo para elegir a los convencionales que están escribiendo la nueva Constitución, cuando solo sacó 37 de los 155 escaños.
«La derecha se ha recuperado de alguna manera en esta segunda vuelta, pero viene atravesada desde el estallido, precisamente por esas dos almas que conviven en su seno: la más identitaria y extrema y otra más social», explicó a Efe Julieta Suárez-Cao, de la Universidad Católica.
«El hecho de que la derecha, que hace un año estaba por los suelos, pasara al balotaje ya de por sí es una victoria», agregó por su parte Pérez de Arce.
¿Volver al centro?
Complaciente con el régimen de Augusto Pinochet (1973-1990) y comparado con el brasileño Jair Bolsonaro, las radicales posturas de Kast escocieron a muchos chilenos «que no habían participado en la primera vuelta y optaron por Boric en el balotaje», indicó a Efe Morales.
El gran dilema de la derecha es, por tanto, si seguir unida en torno a Kast o construir un nuevo relato que conecte con ese Chile moderado que salió a las urnas.
«Parte importante de la derecha creía que la agenda de Piñera terminó siendo de centro izquierda y se le culpó de no haber sido más duro en el estallido. Es un momento de redefinición», apuntó Suárez-Cao.
La creación de una nueva coalición en la que estén integrados el Partido Republicano y Chile Vamos es algo que a priori descarta el director del Centro de Políticas Públicas de la Universidad del Desarrollo, Gonzalo Müller, quien apuesta por «una convivencia pacífica y una coordinación parlamentaria entre ambos».
Lo mismo apuntó esta semana el senador Felipe Kast, sobrino del líder republicano y expresidente de Evópoli, el partido más centrista de Chile Vamos: «Es sano que existan distintas derechas».
El baile de nombres no se ha hecho esperar y entre los rostros que resuenan para liderar la llamada «derecha social» están los diputados Diego Paulsen, Diego Schalper o Tomás Fuentes, de la misma generación que Boric.
Según Pérez de Arce, el nuevo liderazgo «debe tener experiencia territorial, conexión con el Chile real y convicción de la importancia de un reformismo sano».
Para Müller, «es probable que el Parlamento se convierta en una cantera de nuevos presidenciables», pues la izquierda y la derecha están casi empatados y Chile Vamos tiene 54 diputados y 24 senadores.
Los expertos coinciden en que, independientemente de quien tome el timón, la oposición debe ser «constructiva y generosa, pero firme».
«Existe una convención en la derecha -concluyó a Efe Müller- de no repetir lo que hizo el Frente Amplio de Boric con Piñera por la ingobernabilidad que esto produce».