Daniel Gómez (ALN).- “En 20 años los billetes y las monedas serán una pieza fetiche sólo en manos de aficionados a las finanzas”. La predicción es de Emilio Ontiveros, presidente de la consultora Analistas Financieros Internacionales. Este, junto a Alejandro Tosina, de Red.es, y Rodrigo Álvarez, socio de Accenture, están convencidos de que sin efectivo, el uso del dinero sería más democrático y también más ventajoso para la economía.
En Suecia el donativo a la Iglesia no se hace de la forma tradicional. En vez de depositar el dinero en la cesta, los fieles aportan la dádiva con el móvil. Y así, con cualquier operación que requiera efectivo.
Hace dos años, Suecia, y otros países nórdicos, decidieron limitar el flujo de monedas y billetes por una cuestión de productividad. Es cierto que, por un lado, al no haber efectivo, se ataca de lleno a la economía sumergida. Pero por otro, y este es el motivo verdadero de la iniciativa, se potencia el negocio de los pequeños comercios.
Al no haber efectivo en circulación, las pymes tienen que incorporar sistemas electrónicos a su negocio, quedando todas las transacciones anotadas con precisión. De ese modo, se evita que existan problemas en los balances finales de cuentas.
Lo que hicieron los países nórdicos en 2015 sustenta la afirmación que Emilio Ontiveros, presidente de la consultora Analistas Financieros Internacionales (AFI), formuló en el foro “No Money” que organizó el diario El País este jueves en Madrid: “El dinero estorba”. Y tanto estorba, en su opinión, que predice: “En 20 años los billetes y las monedas serán una pieza fetiche sólo en manos de aficionados a las finanzas”.
Álvarez: “Ya veremos que en los próximos años, además del dinero, irán desapareciendo los cajeros”
Precisa Ontiveros que, en el fondo, el dinero no es más que una simple anotación contable, “un acto de fe”. Por tanto, cualquier base de datos permitirá que el dinero funcione sin necesidad de efectivo.
Sobre este punto, otro ponente del foro, Alejandro Javier Tosina, director de economía digital de Red.es, añade que el mundo “ya está preparado a nivel de tecnología para la gestión digital del dinero”.
Por su parte, Rodrigo Álvarez, socio de servicios financieros e innovación de Accenture, advierte que no sólo desaparecerá el efectivo, sino también otras herramientas financieras. “El dinero limita el desarrollo de la economía. Las grandes operaciones se hacen por medios electrónicos. Nos falta cerrar el círculo de las pequeñas transacciones, pero lo cierto es que a los bancos les resulta más fácil operar en electrónica que en efectivo. Ya veremos que en los próximos años, además del dinero, irán desapareciendo los cajeros”, explica.
Resistencia de los comercios y falta de educación
La AFI, que este año ha estado investigando qué barreras limitan la erradicación del dinero en España, concluye que la resistencia de los propios comercios y la educación ciudadana son los dos factores que más lastran este proceso.
Sobre la educación, Ontiveros comenta: “En la España profunda hay una ausencia de familiaridad en el manejo de estos medios. Tiene que haber un proceso de educación. Puede haber voluntad por parte de las entidades financieras, puede haber voluntad por parte de los comercios. Puede que haya una pequeña resistencia de algunos ciudadanos, pero la conclusión es que esto sólo lo salva la regulación”.
En el caso de los países nórdicos, precisan los ponentes, la reglamentación es lo que ha salvado esta brecha digital y lo que ha obligado a comercios y personas mayores a reestructurar comportamientos para acabar con el efectivo.
Para hacer frente al otro factor que limita el fin del dinero metálico, el rechazo de los comercios, la propuesta de Álvarez es trasladar la filosofía Per to Per (aplicaciones que transfieren el dinero sin necesidad de conocer datos bancarios) a los negocios. Este cambio lo define como “Per to Business”. Es decir, modelos de transferencia que faciliten a los pequeños establecimientos prescindir del efectivo.
La falta de la privacidad
El posible fin del dinero en efectivo conlleva algunos problemas. Los más escépticos tienen miedo de que a raíz de esas bases de datos, la privacidad se esfume. Como si esa nube de información fuera el Gran Hermano que imaginó George Orwell en su obra 1984.
Pero, tal como se pregunta Tosina: “¿La privacidad es un valor hoy día?”. Para él no. Su argumento son las fotos que día a día se suben a las redes sociales.
El socio de Accenture, que comparte la tesis del directivo de Red.es, añade: “En 2020, el 40% de los consumidores serán de la generación Z (jóvenes nacidos entre 1994 y 2010). Esta gente lo quiere todo ya. Cuando compra y consume lo hace desde el móvil. Son gente que tiene la intención de influir. Incluso hemos visto cómo muchos de ellos no tienen miedo a compartir sus operaciones personales ante los demás”.
En esta línea, el presidente de la AFI señala que “todos estamos fichados”. No a nivel empresarial, ni por los datos de comportamiento que manejan las multinacionales, sino porque desde que se sale de casa hasta que se toma el metro, “puede que haya miles de cámaras de seguridad registrando cada movimiento”.
Por tanto, Ontiveros entiende la limitación de la privacidad como un sacrificio necesario en pro de un mayor control del dinero. Y es que ahora, con tipos de cambios tan bajos, “es más rentable tener los billetes en cajas de zapatos que no en depósitos monetarios”.
Y a mayor control del dinero, mayor democratización de este en países emergentes o del tercer mundo. “En los países menos desarrollados estamos viendo que el 30% de la gente no tiene cuenta bancaria, pero sí tiene móvil. Y en esos países se observa cómo la gente ejecuta los pagos por móvil”.
En definitiva, un acceso a la bancarización del que podrían aprovecharse muchas zonas de América Latina.