Reinaldo Iturbe (ALN).- Cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres. No habrá elecciones libres con Nicolás Maduro en el poder. La ayuda humanitaria entrara “sí o sí”. La consigna es todo o nada: solo “estamos dispuestos a negociar la salida de Maduro”. Ese era el discurso grosso modo del denominado “gobierno interino” de Juan Guaidó.
Y bajo esas consignas se desmovilizó a la base opositora. La solución vendrá con apoyo de la comunidad internacional, decían. Pero la comunidad internacional no tenía un plan diferente al de resolver el problema con negociación y elecciones. Y las elecciones eran con Maduro en el poder. Es decir, se invertía el orden de la consigna original, puesto que no había intención alguna de llevar a cabo una intervención militar extranjera.
Aquello de “todas las opciones están sobre la mesa” era otra consigna vacía. No estaban disponibles todas las opciones. Apenas una.
ATERRIZAJE EN LA REALIDAD
Tras el fracaso de las insurrecciones contra Maduro llegó lentamente el aterrizaje en la realidad. Una dura realidad ara la coalición que domina Juan Guaidó, cada día más escasa y fracturada por las divisiones provocadas desde el Gobierno y desde la misma oposición.
El primer síntoma de rectificación en toda regla llegó con el comunicado conjunto de la Unión Europea, Estados Unidos y Canadá el pasado 26 de junio.
Por primera vez el bloque de dos continentes alineaba posturas en torno al caso Venezuela. No hubo sorpresa, con excepción de los fervientes creyentes de la tesis inejecutable de la salvación por la vía de la intervención militar:
“Instamos a que se aseguren condiciones electorales que se rijan por los estándares internacionales de democracia, comenzando por las elecciones locales y regionales programadas para noviembre de 2021”.
PRIMER PASO
Era el primer paso de la sepultura del interinato, que prometía primero el cese de la usurpación ara luego promover elecciones libres.
El segundo paso fue consumado con el reciente inicio de las conversaciones entre Gobierno y oposición en México, bajo el auspicio del Reino de Noruega como mediador entre las partes.
El memorando de entendimiento que supone el arranque de las conversaciones lo dice todo, puesto que al existir un dialogo entre “Gobierno y oposición”, por retruque, el bloque de Guaidó reconoce una realidad: que el Gobierno de Maduro existe y que, en consecuencia, no hay tal cosa como un “interinato”, que de haber sido razonable dese el punto de vista jurídico o político, de todas maneras perdía su razón de existencia al culminar el periodo constitucional de la Asamblea Nacional que controlaba la oposición en dos tercios.
PUNTO FINAL
“Las partes, designadas a efectos de este proceso como el Gobierno de Venezuela y la Plataforma Unitaria”, se lee al inicio del memorando, recoge la “necesidad” de levantar las sanciones contra el país caribeño y la disposición “a acordar las condiciones necesarias para que se lleven a cabo los procesos electorales consagrados en la Constitución con todas las garantías”.
Es decir, que no habrá elecciones presidenciales anticipadas. Solo aquellas que dictamine la Constitución. Y las que dictamina el texto constitucional son las regionales en 2021 y las presidenciales en 2024.
Es el punto final del interinato de Juan Guaidó.