Elizabeth Fuentes (ALN).- Empresas ubicadas en Estados Unidos y Europa permiten a los amantes del arte o dueños de edificios de lujo colocar cualquier obra de gran valor en su propiedad sin necesidad de arriesgar demasiado dinero en la compra. Entre 1.000 y 100.000 dólares mensuales puede costar la gracia y el acuerdo incluye la posibilidad de adquirirla si se le toma cariño a la obra.
Pareciera una idea de ganar-ganar para quienes están en el exclusivo mundo del arte, el diseño de interiores y la construcción de edificios de lujo, porque lucir una escultura de Alexander Calder a la entrada de cualquier rascacielos en Manhattan no sólo multiplica su precio en el mercado, sino que les da a los propietarios un aura de amantes del buen arte y lo exquisito como valor agregado.
En Nueva York se abrió hace poco Artemus, fundada por una prestigiosa compañía inmobiliaria (desarrolló el One World Trade Center), un banquero de inversiones y un consejero artístico que además posee una galería con su nombre, Edelman Arts, más la empresa Art Assure, que se especializa “en préstamos basados en activos utilizando el arte como garantía”.
Lucir un Calder a la entrada del edificio otorga valor al edificio y a sus habitantes
Pero basta visitar su sitio web para entender que lo de ellos va dirigido a gente y empresas con altísimo poder adquisitivo: “Nos enfocamos en arte serio: arte con liquidez que se ve bien en el lobby de un hotel, en un edificio nuevo o como parte de una colección privada. Nos enfocamos en 400 artistas que comercian regularmente en una subasta”, dice allí Edelman. Y en lista incluyen a Andy Warhol, Henri Matisse, Marc Chagall, Richard Prince o Jean Michel Basquiat.
Ellos tienen su propio inventario, pero básicamente actúan sobre la marcha. Es decir, para determinado edificio o hall buscan lo que sería la obra ideal y de allí en adelante la compran y luego se la alquilan al dueño. El alquiler anual es sólo una fracción del precio de la obra, cifras que oscilan entre 1.000 y 100.000 dólares al mes, dependiendo de la obra obviamente. Pero el cliente puede adquirir la pieza durante el acuerdo -que dura de cinco a 10 años- aunque por un costo superior al valor.
“Al alquilar, conservan ese capital. Es financieramente ventajoso, especialmente en la cancelación de impuestos”, asegura Edelman. Los clientes pueden arrendar una cartera de arte de ocho millones de dólares por 50.000 dólares al mes, o una de dos millones por 13.000 dólares al mes.
Otra empresa neoyorquina, ArtMgt, también presenta cientos de opciones en su portal, pero está dedicada exclusivamente a creadores contemporáneos y menos mediáticos (y costosos) que Andy Warhol o Pablo Picasso.
De Europa para europeos
La posibilidad también existe en tres países europeos. En España se conocen al menos dos de ellas: una es Centromeca, que se dedica básicamente a alquilar arte local de creadores contemporáneos. En su portal, el trámite es tan amigable que con sólo hacer click en la cifra disponible y el cuadro que más atraiga a determinado cliente, aparecen todas las respuestas posibles, desde el costo -el más elevado puede ser 3.000 euros mensuales-, hasta las medidas de la obra y el plazo de entrega. La otra empresa, Cuadros Rent, se especializa en alquilar obras de arte para películas, publicidad, eventos y obras de teatro.
En Londres se ubica Ginger White, que arrienda arte contemporáneo a oficinas, negocios y hogares a “precios razonables” -comienzan en tres dólares a la semana-, mientras que RiseArt va un poco más allá y ofrece a los clientes que tomen un “cuestionario de personalidad” para ayudar a determinar su “perfil artístico”.