Pedro Benítez (ALN).- Una nueva controversia se ha desatado en Argentina por un incidente, de tipo político, ocurrido entre una maestra de la Provincia de Buenos Aires y uno de sus alumnos de 16 años.
(El video de la maestra que grita a un alumno: «Macri te robó el fururo»).
Un vídeo, que ha corrido profusamente por las redes sociales, capta el momento en el cual la pedagoga rebate de manera muy airada las preguntas del estudiante, que a su vez cuestionaba el relato oficial según el cual todos los problemas de ese país, o al menos los fundamentales, se deben al paso de Mauricio Macri por la Presidencia argentina entre 2015 y 2019.
El punto culminante de la discusión se dio cuando la educadora, dominada por la rabia y la indignación, gritó: “Macri te robó el futuro”.
SOCIEDAD POLARIZADA
Este tipo de discusiones no son extrañas en la polarizada sociedad argentina de hoy. Es parte de lo que en el país austral han denominado como “la grieta”. Se consideraría como normal, a no ser por el detalle del lugar donde se desarrolló y de la actitud de la maestra.
Aunque la docente ha sido suspendida de su cargo por el Gobierno de la provincia, la cuestión no quedó allí, pues el mismo presidente Alberto Fernández se incorporó a la polémica justificando la actitud poco pedagógica con el alegato de que: “Fue un debate que le abre la cabeza al alumno”.
Y se puede concluir que, desde su posición, el mandatario argentino no puede decir otra cosa. Después de todo, esa es la coartada que lo llevó a la Presidencia y que lo sostiene en el poder.
EL RELATO KIRCHNERISTA
Según el relato kirchnerista, el pueblo argentino, manipulado por los medios y por la persecución judicial que se montó contra la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner y sus colaboradores inmediatos, se equivocó garrafalmente al elegir a Macri como presidente en 2015.
En ese orden de ideas, el resultado electoral de ese año no se debió a los errores de la gestión, la corrupción, los escándalos, las arbitrariedades de la señora Kirchner, la inflación, el estancamiento económico o, simplemente, el deseo de la mayoría de cambiar, luego de casi tres lustros de hegemonía parte de un grupo político.
No, el relato sostenido desde entonces, y hasta ahora, es que el pueblo argentino (o la mayoría que decidió) se equivocó votando contra sus propios intereses en favor de la derecha neoliberal. Palabras más, palabras menos.
¿QUÉ CONVIENE A ARGENTINA?
¿Quién determina qué le conviene o no al pueblo argentino? El kirchnerismo, por supuesto. Es decir, el ala más radical e izquierdista del peronismo.
Las expresiones autocriticas, como las que hizo en su día el hoy presidente Fernández, fueron acalladas por ese relato que la expresidenta y sus partidarios propalaron, y que no se cansan de repetir. Así pues, no se discute el hecho comprobable de que la Argentina de 2015 estaba en una situación económica muy comprometida, que la gestión de Macri se demostró como incapaz de afrontar y que por el contrario complicó más.
Vista así las cosas no hay nada en la forma y el fondo de gestionar los asuntos públicos argentinos que el kirchnerismo deba rectificar. Nada de decir: bueno, sí, es cierto, nos equivocamos y por eso perdimos en 2015. Ahora no cometeremos los mismos errores.
ROBAR EL FUTUTO
Por el contrario, su afirmación consiste en decir que Macri, movido por las fuerzas del egoísmo neoliberal, irrumpió en el paraíso terrenal robándoles el futuro a jóvenes estudiantes de 16 años. Y partiendo de esa premisa se gobierna hoy a la Argentina.
¿Qué podría salir mal con gobernantes así?
Ese estilo de plantear las cosas por parte de la izquierda radical peronista, hoy en el poder, es compartida por sus hermanos, socios y colegas chavistas al otro extremo de Suramérica, solo que con mayores dosis.
Así, por ejemplo, para el chavismo el resultado de las elecciones parlamentarias de 2015 fue un grave error por parte del electorado venezolano que, manipulado, votó contra sus intereses. En este caso la manipulación fue obra y gracia de la “guerra económica” emprendida por el sector privado de la economía a fin de desestabilizar al país.
DIÁLOGO Y RECUPERACIÓN
Mismo sector privado con el que hoy se sienta el gobierno de Nicolás Maduro a dialogar en aras de la recuperación nacional.
Si Venezuela ha expulsado a seis millones de sus habitantes, es el único exportador mundial de petróleo importante en caer en hiperinflación, ha destruido tres signos monetarios en una década y ha demolido el 75% de su PIB en siete años, todo eso es debido a que la oposición venezolana, desde su mayoría en la Asamblea Nacional (AN) electa en 2015, se ha dedicado a pedir sanciones contra el país.
O como dice la propaganda oficial del gobierno de Maduro: se ha coludido con el imperialismo para imponerle un bloqueo internacional a la economía nacional. Éste, y no otro, vendrían siendo el origen y causa suficiente de todos los males de la adolorida patria de Simón Bolívar.
De modo que, tanto el kirchnerismo como el chavismo lo que han hecho es reeditar el viejo mantra usado por toda izquierda radical que ha llegado al poder desde 1917 en cualquier parte del mundo: El enemigo anterior, el enemigo interior y el enemigo exterior. Siempre se necesita un enemigo. No se puede vivir sin él.
LA IZQUIERDA «BORBÓNICA»
La izquierda radical hispanoamericana (en ambas orillas del Atlántico), esa que el político e intelectual venezolano (de izquierda, por cierto) Teodoro Petkoff bautizó como borbónica, por aquello de que ni aprende ni olvida, se caracteriza por considerarse con el monopolio de las virtudes humanas y los buenos sentimientos.
Ella, y solo ella, defiende y redime a los pobres y excluidos de la tierra. Todo el que se le opone es enemigo, por tanto, de las virtudes humanas, de los buenos sentimientos, y de los pobres y excluidos de la tierra.
Ella se cree la encarnación de la verdad, la justicia y la historia. Sus adversarios, todos sus adversarios, vienen a carecer, en consecuencia, de legitimidad alguna, no importa cuántas elecciones democráticas ganen. Sus votantes no pueden si no estar equivocados. Confundidos y manipulados.
Como se puede apreciar de allí al autoritarismo solo hay un pequeño paso. Al autoritarismo corrupto e incapaz de crear cualquier cosa que no sea pobreza y exclusión, lo que se prometió remediar, mientras no faltan los acoliticos y convencidos que solo ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en los ojos de sus líderes.