Daniel Gómez (ALN).- La excanciller de Argentina Susana Malcorra y el de México Jorge Castañeda coinciden en que La Habana será clave para destrancar la crisis venezolana. “Cuba tiene que ser parte de la salida”, dice Malcorra. “Hay que convencer y presionar a La Habana para que coopere y no sea un obstáculo”, agrega Castañeda.
La negociación en Noruega entre Juan Guaidó y Nicolás Maduro que reveló el diario ALnavío en exclusiva fue tema de conversación en la conferencia que el Banco de Desarrollo de América Latina-CAF celebró este jueves en Madrid.
Sobre ello hablaron Susana Malcorra, exministra de Relaciones Exteriores de Argentina, y el excanciller mexicano Jorge Castañeda. Si bien la primera se mostró optimista con una salida negociada, el segundo expresó ciertas dudas. Pero coincidieron en algo: en que la negociación sólo prosperará si se involucra Cuba.
“Cuba tiene que ser parte de la salida”, dice Malcorra. Sabe que no será una tarea fácil, pero que sea Noruega el país implicado le invita al optimismo. Sobre todo por la experiencia anterior en Colombia, donde Oslo fue clave para que se firmara la paz con las FARC.
“Por lo conseguido en Colombia, Noruega genera las condiciones de que esto prospere”, señala Malcorra.
Desde el escepticismo, Castañeda dice que “hay que convencer y presionar a La Habana para que coopere y no sea un obstáculo”. Para esto será importante la participación de la Unión Europea y su Grupo de Contacto.
“El tema es saber si la UE tiene las canicas con La Habana para lograr una solución negociada. Aunque la veo complicada. No tengo la impresión de que hoy la UE pueda ejercer la influencia necesaria para que los cubanos se presten en esta situación”, apunta el exsecretario de Relaciones Exteriores de México.
Sobre Cuba, la excanciller argentina añade que la presión ejercida por EEUU a La Habana “complica todo”. Y es que Malcorra insiste en que sólo una negociación resolverá el problema de Venezuela.
“El tiempo pasa y la crisis se profundiza en su complicación y su problemática e impacto sobre la gente. No veo otra salida que una negociada. Cualquier otra cosa sería un desastre”, apunta.
Confía en el acercamiento auspiciado por Noruega, y también validado por Europa. Aunque ella también expresa sus dudas. “Claro que somos escépticos. Esto en el pasado se usó para ganar tiempo. Pero en momentos de crisis llega un punto en el que ambas partes de dan cuenta de que no hay tiempo. Pronto se darán cuenta. Está empezando a producirse ese cambio mental de que hay que encontrar una salida”.