Redacción (ALN).- El cambio climático es una realidad innegable que transformará la vida tal y como la conocemos si la humanidad no toma, a tiempo, lo que equivale a decir «ya mismo», los correctivos necesarios.
Para atajarla, los gobiernos del mundo luchan contra reloj, aunque sus esfuerzos son declarados como poco efectivos por ecologistas y expertos.
Pero si hay un lugar donde esta crisis climática se palpa de forma notable es en el Ártico, esa enorme área alrededor del Polo Norte de la Tierra, y que incluye territorios de Rusia, Estados Unidos (Alaska), Canadá, Dinamarca (Groenlandia), Islandia, Suecia, Noruega y Finlandia.
A continuación, cuatro realidades terroríficas que ya se viven en esta zona por causa del cambio climático:
1- El hambre de los osos polares
Los investigadores han registrado que los osos polares viajan hasta 1.000 kilómetros a las ciudades rusas en busca de alimentos, ha publicado el Siberian Times. Todo porque el hielo marino en el que cazan se hace cada vez más delgado o inexistente, lo que les obliga a deambular cada vez más lejos para buscar comida.
2- Ola de calor
Las temperaturas en la base militar de Alert han marcado los 21 grados centígrados, un día fresco en cualquier capital latinoamericana, pero uno muy caliente en el Ártico. El número está muy por encima de lo que debería ser una jornada de verano en esta zona, solo 6 grados.
3- El permafrost se derrite
El permafrost, una capa de subsuelo de la corteza terrestre que se encuentra congelada de manera permanente en algunas de las regiones más frías del mundo, está comenzando a derretirse 70 años antes de lo previsto por los científicos.
Esto provocará que vastas cantidades de gases de efecto invernadero, que han permanecido congelados durante milenios, sean liberados a la atmósfera. Se estima que en el permafrost están almacenadas cerca de 1,5 billones de toneladas de carbono. Es decir, el doble de lo que hay actualmente en la atmósfera.
4- Los incendios causan estragos en Alaska
Alaska, una extensa región subpolar que tiene un largo invierno y donde las temperaturas pueden alcanzar los -30 grados centígrados, está comenzando a experimentar incendios forestales que se presentan cada vez más temprano y consumen más árboles.
La explicación es muy sencilla: El calentamiento global descongela y seca vastas regiones de tundra, que luego arden más y más al norte del planeta.
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