(EFE).- La desinformación climática -información que malinterpreta o desprecia el consenso científico en torno al cambio climático- ha pasado de extenderse a través de posturas «directamente negacionistas» a plasmarse en «discursos retardistas» especialmente presentes en redes sociales, y en el ‘greenwashing’.
Así lo pone de manifiesto un estudio publicado esta semana por el Instituto para el Diálogo Estratégico (ISD), con autores de varios países, que señala el peso de las plataformas digitales en la diseminación de argumentos que retrasan la acción climática, desviando la atención del principal causante del calentamiento -los combustibles fósiles- y recurriendo a bulos (noticias falsas) y a teorías conspiranoicas, entre otras.
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Para el análisis, el ISD, en colaboración con la coalición de Acción Climática Contra la Desinformación (CAAD), examinó las publicaciones e interacciones en redes sociales antes, durante y después de la cumbre del clima de Glasgow (COP26) a finales de 2021.
Entre sus conclusiones, detectó que los «retardistas», alejados ya del negacionismo, han llevado la crisis climática al frente de la «guerra cultural», situándola entre temas muy polarizados -y muy politizados en países como EE.UU.- como son el aborto, la justicia racial, los derechos LGTBIQ+ o las vacunas contra la Covid-19.
Los analistas detectaron que el pico de desinformación climática se produjo en los primeros días de la COP26, cuando los presidentes y primeros ministros anunciaron sus compromisos para contener el calentamiento por debajo de 1,5 ºC para 2100 y evitar las peores consecuencias del fenómeno, según recomiendan los científicos.
LOS PRINCIPALES DISCURSOS RETARDISTAS
Según el ISD y CAAD, cuatro “discursos retardistas” predominaron en el periodo estudiado: el del “elitismo e hipocresía”, el “absolutista”, el de “las renovables no son fiables” y el “anti-vehículos eléctricos”.
En el marco del primero (elitismo), enfocado en temas de “riqueza, poder y legitimidad” y basado en teorías conspiracionistas y en criticar las contradicciones -por ejemplo, la huella ecológica de un evento como la cumbre del clima-, se identificaron entre octubre y noviembre de 2021 un total de 199.676 publicaciones en Twitter y 4,377 en Facebook, compartidas al menos 101.749 veces.
En el segundo (absolutismo), que “busca absolver a un país determinado de tomar cualquier acción climática destacando los fallos percibidos de otro Estado» -sobre todo, China y la India-, los investigadores detectaron 6.262 posts en facebook y 72.356 tweets.
En el tercer discurso, que suscita escepticismo sobre la capacidad de las energías renovables de suministrar la electricidad necesaria, los autores comprobaron que el marco temporal de desinformación fue más amplio, pues ya en febrero se esparcieron bulos a propósito de los apagones que una tormenta de nieve causó en Texas (EE.UU.).
Entre enero y noviembre de 2021 -con un fuerte impulso durante el fenómeno de Texas, en que representantes republicanos acusaron a los molinos de viento de no mantener el suministro- estas posturas se manifestaron en 115.830 tweets y en 15.443 publicaciones de Facebook.
Por último, el discurso que critica la movilidad eléctrica “mostró comparativamente menos actividad en general, pero enmarca el paso a los vehículos eléctricos como parte de un engaño o de un complot elitista”, precisa el informe.
El estudio advierte además del efecto del ‘greenwashing’ -lavado verde de imagen de las empresas-, cuyo alcance «continúa aumentando» a causa de la publicidad pagada por el sector de los combustibles fósiles y que -arguyen- alimenta al mismo tiempo los discursos retardistas.
Así, desde el IDS piden a los medios de comunicación y a los gestores de las redes sociales, que asuman responsabilidad en la desinformación climática que se disemina en sus espacios; y recomiendan por otro lado establecer una «definición unificada» de la «desinformación climática» dentro de instituciones «clave» como el Panel Intergubernamental de Expertos de Cambio Climático de la ONU.