Nelson Rivera (ALN).- El Diccionario Biográfico Español electrónico, presentado el 3 de mayo por la Real Academia de la Historia, es una obra de consulta donde las biografías van desde unas pocas líneas hasta textos de unas 10 páginas.
El pasado 3 de mayo la Real Academia de la Historia presentó el Diccionario Biográfico Español electrónico, en un acto encabezado por los Reyes de España. Basta con advertir que está conformado por 45.000 entradas, y que en 2019 serán incorporadas otras 20.000, para dar una idea de la magnitud y relevancia de la obra.
El lanzamiento sirvió para recapitular lo ocurrido en 2011, cuando se puso en circulación una versión impresa en 50 tomos. Entonces ocurrió lo predecible: algunos revisaron ciertas biografías y denunciaron que el diccionario tenía sesgos. Que los dictadores gravitan por mucho tiempo en las sociedades a las que someten queda escenificado en esto: la más reiterada crítica señaló que a la biografía de Francisco Franco le faltó incorporar la palabra dictador.
En esta nueva versión muchas cosas han cambiado: sólo hay fallecidos. En su elaboración han participado 5.500 historiadores de España y de otras partes del mundo. Un programa de consultas permitió que 5.000 instituciones propusieran nombres y, además, al mejor o a los mejores expertos en cada caso. El resultado: una obra de consulta, que abarca un período un poco mayor a los 2.500 años, donde las biografías van desde unas pocas líneas hasta textos de unas 10 páginas.
Un diccionario biográfico no es una lápida, ni una palabra final, ni una afirmación irrebatible. Es un documento de referencia
Como tiene base en un pensamiento digital, hay 22 criterios de búsqueda preestablecidos (por ejemplo, los que murieron en naufragios en el Atlántico). Unos nombres remiten a otros: está presente una voluntad de interrelación. Es, en alguna medida, un entramado.
He revisado una docena de biografías. Unas me resultan síntesis impecables. Otras me resultan extrañas por el enfoque adoptado por el autor. La cuestión es: ¿puede un diccionario biográfico complacernos a todos? No. En su producción han intervenido miles de personas calificadas. La pluralidad, con sus riesgos, siempre será mejor que la visión única. La historia, y de forma particular el género biográfico, se enriquece si hay miradas distintas y hasta contradictorias.
Dijo Carmen Iglesias, directora de la Real Academia de la Historia: el diccionario es una herramienta. Y añadió: “La historia es acumulativa, no sustitutiva”. Con lo cual queda dicho que un diccionario biográfico no es una lápida, ni una palabra final, ni una afirmación irrebatible. Es un documento de referencia. No un punto de llegada sino un punto de partida. Un conjunto de datos cuya utilidad tenderá a incrementarse, en la medida en que los contrastemos con otras fuentes.