María Rodríguez (ALN).- En la FANB “los nombramientos y ascensos no se rigen por un sistema de mérito y capacidad, sino de lealtad y afinidad política”. Lo explica al diario ALnavío un analista de Seguridad y Defensa. ¿La principal consecuencia? Impacta directamente en el potencial militar de la Fuerza Armada venezolana.
El pueblo venezolano y la comunidad internacional están expectantes por los pasos que pueda dar la Fuerza Armada de Venezuela (FANB) para ayudar a resolver la crisis. La cúpula se pronunció a favor de Nicolás Maduro, pero Juan Guaidó, presidente encargado de Venezuela, sigue insistiendo en tender la mano a los militares, apoyado en la Ley de Amnistía militar. Y pese a que ya se empieza a hablar de posibles grietas en el régimen, “la lealtad y afinidad política” tienen un peso importante en el ámbito militar venezolano, y esto impacta directamente en su capacidad de actuación, tal como subraya al diario ALnavío Jesús M. Pérez Triana, analista de Seguridad y Defensa.
«Los nombramientos y ascensos no se rigen por un sistema de mérito y capacidad», dije Pérez Triana
“El potencial militar de la Fuerza Armada venezolana se ha visto muy afectado porque los nombramientos y ascensos no se rigen por un sistema de mérito y capacidad, sino de lealtad y afinidad política. Sin olvidar los problemas derivados de la crisis económica”, subraya Pérez Triana.
Esa “lealtad política” viene de lejos. En 2017 Carlos Malamud, investigador principal para América Latina del Real Instituto Elcano, ya lo reseñó en un artículo de opinión en Infodefensa. En él resaltaba la “opacidad” como una de las características del mundo militar venezolano.
“Una opacidad reforzada por el hecho de que los uniformados opositores o incluso defensores de la Constitución sin ser partidarios a ultranza del proyecto chavista, se cuidan mucho de exponer públicamente sus ideas ante la amenaza de ser sancionados o desplazados de sus puestos de trabajo. Los servicios de inteligencia militares, con el auxilio de asesores cubanos, no dejan mucho margen para la conspiración”, decía Malamud.
Cómo los operativos militares de Chávez y Maduro dispararon la violencia en Venezuela
A esto se añade una política sistemática de cooptación de la milicia desde la llegada de Hugo Chávez al poder en 1999. No en vano, su proyecto se definía como “cívico-militar” y se basaba en la relación “caudillo, ejército, pueblo”. Esto también se constató en el número de ministros militares: en 1999 sólo representaban 10% del gabinete presidencial. En 2004 el 31%. En 2017 la mitad del gobierno de Maduro ya eran militares.
Ahora Maduro no hace más que insistir en un llamado a la lealtad. Y lo diga donde lo diga, sus palabras van directas a los militares. Y es que la hoja de ruta de Juan Guaidó (acabar con la usurpación, Gobierno de transición y elecciones libres) obliga a Nicolás Maduro a movilizarse en los cuarteles.
El acto de reafirmación de Maduro en el cuartel fue un gesto «desesperado»
Hace unos días Maduro participó en la preparación de los ejercicios militares de la FANB en el estado Carabobo. Un ensayo para las maniobras del Bicentenario de Angostura, previstas entre el 10 y el 15 de febrero. Anunció la conformación de 50.000 Unidades Populares de Defensa en Venezuela. Y puso como meta llegar a dos millones de milicianos antes del 13 de abril. Anuncios y más anuncios para no perder esa lealtad que hoy parece necesitar más que nunca.
Ya en noviembre de 2017, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, resaltó el concepto de lealtad en un encuentro con parte del generalato y el almirantazgo en la Escuela de la Guardia Nacional de Fuerte Tiuna. Padrino López se deshizo en halagos hacia Maduro. Y construyó así la imagen del nuevo Maduro. La del caudillo con las características del benemérito dictador, del hombre Patria, del líder Nación, jefe de Estado y hasta guía espiritual. El estadista que cuenta con la lealtad indiscutible de una Fuerza Armada a la medida, tal como lo reseñó un artículo de KonZapata.
El general Padrino López construye la imagen del nuevo Nicolás Maduro
“Quiero reconocer, también, su liderazgo. Hay que reconocer el liderazgo del presidente Nicolás Maduro ante tanta vileza, adversidad que las fuerzas del mal han querido imponerle para poner de rodillas al pueblo de Venezuela. Hace falta mucha fortaleza espiritual, de alma, de principios, bolivariana, chavista para ejercer un liderazgo de esa manera y dirigir una Fuerza Armada como la que usted tiene”, señaló el ministro de la Defensa en el acto protocolar.
La lealtad también se quiso escenificar en el acto de reafirmación del juramento de Maduro como comandante en jefe el 10 de enero. Allí, Maduro recibió la réplica del sable del general en jefe Rafael Urdaneta. “Lo recibo como un gran compromiso para llevarla con dignidad y con ella acabar con tanto intervencionismo y tanta amenaza imperial. Con el ejemplo de Bolívar, mucho amor, ejemplo de lealtad a la Patria, pueblo, Constitución y a la Revolución Bolivariana”, resaltó Maduro.
Con ese acto de reafirmación, Maduro quiso “comprometer a las Fuerzas Armadas. Parar el golpe”, dijo en una reciente entrevista al diario ALnavío Robert Tornabell, profesor de Economía, Finanzas y Contabilidad en Esade (Escuela de Negocios en Madrid) y consultor sobre América Latina.
“Había rumores de un posible golpe de Estado contra Maduro. Este golpe militar ha conseguido frenarlo tentativamente a cambio de prebendas y de todo lo que le pidan. Al final este acto de reafirmación fue como decir ‘yo juro delante de ustedes porque cuento con ustedes’. Es un gesto desesperado”, destacó Tornabell. Más de 20 días después de ese acto, el futuro de Maduro sigue dependiendo del paso que den los militares.