Zenaida Amador (ALN).- A propósito del caso de corrupción del extesorero de Hugo Chávez, Alejandro Andrade, que actualmente ocupa titulares en la prensa mundial, vale la pena dar una mirada a algunos hitos de la escandalosa malversación de fondos que anida en Venezuela para entender las razones de la crisis actual.
Desde 1999, cuando Hugo Chávez llegó a la Presidencia, a Venezuela le han ingresado por exportaciones de hidrocarburos más de un billón de dólares. En cuentas gruesas se trata de 50.000 millones de dólares por año en promedio. El monto luce significativo como para haber colocado a Venezuela en la senda del desarrollo, pero no fue así. Tras dos décadas del llamado Socialismo del Siglo XXI el país está sumido en una emergencia humanitaria compleja, escasean los productos esenciales -como alimentos y medicinas-, fallan todos los servicios públicos por lo que miles de venezolanos dejan la nación a diario. Ante esto cualquiera se preguntaría: ¿Qué pasó con el dinero?
Hacer seguimiento a los recursos no es tarea fácil. “En Venezuela la publicación de información es la excepción, y la norma es la opacidad y el silencio gubernamental”, señala la organización Transparencia Venezuela, que de manera constante cuestiona al Gobierno por propiciar las prácticas dolosas al usar la opacidad como estrategia.
Sobre Nicolás Maduro pesa el fallo del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela en el exilio por actos de corrupción ligados a Odebrecht, consorcio que le entregó 35 millones de dólares para la campaña presidencial
A propósito del caso de corrupción del extesorero de Hugo Chávez, Alejandro Andrade, que actualmente ocupa titulares en la prensa mundial, vale la pena dar una mirada a algunos hitos de la escandalosa malversación de fondos que anida en Venezuela para entender las razones de la crisis actual.
Incluso sobre Nicolás Maduro pesa el fallo del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela en el exilio por actos de corrupción ligados a Odebrecht, consorcio que le entregó 35 millones de dólares para la campaña presidencial a cambio de un trato preferente en la concesión de contratos para desarrollar obras de infraestructura. Se estima que el desfalco por las obras contratadas y no ejecutadas sobrepasa los 30.000 millones de dólares.
La lista de casos es larga y el siguiente es sólo un pequeño resumen:
1.000 millones de dólares en sobornos
De asistente de Hugo Chávez, Alejandro Andrade pasó a ser viceministro de Finanzas, presidió el Banco de Desarrollo Económico y Social (Bandes) y estuvo al frente de la Tesorería Nacional por más de tres años, entre otros cargos de alta confianza que ejerció. Andrade acaba de aceptar cargos por lavado de dinero al participar en un esquema de sobornos por 1.000 millones de dólares mientras cumplía esas funciones en la administración pública.
En 2015 se conoció, gracias a investigaciones sobre el fraude fiscal a través de la filial suiza del banco HSBC, que Andrade entabló relaciones con esa institución desde la Tesorería venezolana y se abrieron tres cuentas que llegaron a acumular unos 700 millones de dólares para 2007.
La red de corrupción es amplia, con conexiones diversas, y Andrade parece ser una de las puntas del hilo de la madeja que, en conjunto, según las primeras estimaciones, llegó a manejar unos 4.000 millones de dólares.
2.200 millones de dólares en alimentos podridos
A fines de 2009 comenzaron a formularse denuncias sobre la aparición de alimentos importados en descomposición, tema del cual las autoridades intentaron desviar la atención por largos meses.
En pleno boom de ingresos petroleros el Gobierno impulsó la importación de alimentos, a fin de garantizar la ‘soberanía alimentaria’ y enfrentar el boicot que, según las autoridades, le hacen los empresarios del sector privado. A tales efectos destinaron unos 2.200 millones de dólares a un tipo de cambio preferencial que, vale acotar, administraban las propias autoridades.
Los fondos esencialmente los manejó la estatal Productora y Distribuidora Venezolana de Alimentos (PDVAL), una de las tantas derivaciones de Petróleos de Venezuela (PDVSA) que ha impulsado la revolución bolivariana. El chorro de recursos dio lugar a contratos, negociaciones, sobreprecios y un mal manejo generalizado, dejando cerca de 170.000 toneladas de alimentos podridos en manos del Estado.
Diez años más tarde se ha agudizado la escasez de alimentos y los problemas nutricionales en la población alcanzan niveles de alarma, al punto de que la FAO calcula que 11,7% de los venezolanos están subalimentados.
FAO: 11% de la población venezolana está pasando hambre
30.000 millones de dólares en el desfalco eléctrico
En 2009, cuando se comenzó a sentir el rigor de la crisis eléctrica en Venezuela, se gestionaron cuantiosos recursos en contratos para el desarrollo de nuevas obras y para la compra de plantas que ayudaran en la generación de electricidad. En las primeras de cambio hubo sobreprecio por el orden de los 800 millones de dólares en los contratos suscritos y mucho más.
En total, según Julio Montoya, diputado a la Asamblea Nacional, se malversaron 30 millardos de dólares en todas las operaciones y compras que se hicieron para atender la crisis eléctrica y que no han rendido futo alguno.
La red de corrupción es amplia, con conexiones diversas, y Andrade parece ser una de las puntas del hilo de la madeja que, en conjunto, según las primeras estimaciones, llegó a manejar unos 4.000 millones de dólares
Como parte de esta trama el Departamento de Justicia de EEUU acusó a varios exfuncionarios venezolanos por delitos de organización criminal y blanqueo de capitales, incluidos sobornos para adjudicar contratos. Se trata de César David Rincón Godoy, Nervis Gerardo Villalobos (viceministro de Energía de Chávez), Luis Carlos de León, Rafael Ernesto Reiter y Alejandro Istúriz Chiesa.
Una década más tarde Venezuela sigue padeciendo las deficiencias del sistema eléctrico. Los racionamientos “programados” de electricidad y los cortes intempestivos del servicio son una constante, así como las fluctuaciones de voltaje y otras fallas.
300.000 millones de dólares en malversación cambiaria
En 2003 se impuso en Venezuela un control de cambio, que se mantiene hasta la fecha. El Gobierno es el gran administrador del sistema, que ha operado con tasas diferenciales y cupos, lo que favorece la formación de distorsiones y los manejos turbios.
Edmée Betancourt, mientras ejercía la presidencia del Banco Central de Venezuela, dijo en 2012 que al menos 20.000 millones de dólares le fueron otorgados a empresas de maletín a través del sistema cambiario. Su declaración fue un pequeño asomo de los desmanes que ocurren a la sombra del control defendido en repetidas ocasiones por el Gobierno como uno de los puntales para garantizar la sostenibilidad de su modelo político.
Posteriormente Jorge Giordani, quien fue uno de los ideólogos de Chávez para instaurar el modelo socialista en Venezuela, reconoció que fueron malversados alrededor de 300.000 millones de dólares mediante el control de cambio.
Aunque en septiembre pasado Nicolás Maduro emitió un nuevo Convenio Cambiario, que en teoría permite la libre convertibilidad de la moneda en todo el territorio venezolano, el control de cambio sigue presente, así como las distorsiones asociadas.