Juan Carlos Zapata (ALN).- Toda la trama de la corrupción de Chávez con Portugal comienza en 2010 en un restaurante en Matosinhos, cerca de Porto. Hugo Chávez visitaba otra vez Portugal. Lisboa ya no era sólo un punto de toque técnico en las giras de Chávez a Rusia y Europa. Portugal era una prioridad. Chávez le había dicho a sus más cercanos colaboradores que estaba desencantado con España y ahora prefería Portugal. “Quiero ayudar a Portugal”. Chávez también tenía otra necesidad. Y hace una solicitud que lo encamina hacia una propuesta que deriva en un esquema que desencadena una serie de operaciones milmillonarias.
El primer ministro, José Sócrates, y Hugo Chávez se llevaban bien. Se caían bien. Entre 2007 y 2008 habían relanzado las relaciones entre Portugal y Venezuela. En 2008 habían celebrado 4 encuentros y en 2010 eran 6. Chávez tenía el petróleo que necesitaba Portugal. Y Lisboa tenía empresas de servicios, astilleros, una compañía que fabricaba computadoras, otra que ofrecía casas prefabricadas, laboratorios médicos, y tenía un banco, el Banco Espirito Santo.
Lo otro es que Chávez necesitaba en 2010, 400 millones de dólares. Esa era la cantidad que Petróleos de Venezuela, PDVSA, debía aportar para la construcción de la refinería Abreu de Lima en Brasil. Era un proyecto conjunto entre PDVSA y Petrobras. La obra había arrancado en 2007 y aún PDVSA buscaba dinero. ¿Cómo se explica?
En 2010, siguen los encuentros. Y Chávez anuncia la compra de dos buques, dos ferrys -que nunca se construyeron- y dice que comprará más. Chávez anuncia la compra de 1,5 millones de computadoras Magalhaes, las llamadas canaimitas, que regalará en las escuelas de Venezuela. La agencia Efe reporta que en los últimos 3 años, el primer ministro Sócrates y Chávez han acordado “la construcción de dos navíos asfalteros en Viana do Castelo y la compra de un ferri, que podría ampliarse hasta ‘cuatro o cinco’, según Chávez, para dar servicio a varias islas venezolanas. Los tres barcos que Lisboa entregará a Venezuela tienen un costo superior a los 160 millones de euros, según medios estatales lusos. También se pactó la constitución de una empresa mixta de transporte y licuefacción de gas natural formada por la petrolera estatal venezolana PDVSA y la portuguesa Galp, cuyo presidente, Manuel Ferreira de Oliveira, asistió al acto. Otro convenio prevé la entrega a Venezuela de 12.500 viviendas sociales prefabricadas, por un valor cercano a los 700 millones de euros, y que según Chávez podrían ampliarse a 30.000. Además, se comprometieron a estudiar la ampliación de la cooperación bilateral agroalimentaria y pesquera, así como a un ‘memorando de entendimiento’ para que Portugal suministre un millón y medio de ordenadores portátiles para escolares. Ambos dirigentes visitaron al final del día la fábrica de Matosinhos, donde se ensamblan los ordenadores portátiles”. Chávez dijo, haciendo referencia a la crisis económica global:
-Hay que aprovechar nuestra amistad para aumentar el intercambio comercial y enfrentarnos a los desafíos de este siglo, además de unirnos para transitar con éxito.
La prensa de Lisboa informaba que los negocios firmados suman 1.100 millones de euros para Portugal. Todo lo anterior, era de manejo público, como bien reportaba la agencia.
Lo otro es que Chávez necesitaba en 2010, 400 millones de dólares. Esa era la cantidad que Petróleos de Venezuela, PDVSA, debía aportar para la construcción de la refinería Abreu de Lima en Brasil. Era un proyecto conjunto entre PDVSA y Petrobras. La obra había arrancado en 2007 y aún PDVSA buscaba dinero. ¿Cómo se explica? Era el tiempo de los precios altos del petróleo y Chávez quería financiamiento. O tenía plata pero el “activismo” con la deuda era un esquema que facilitaba la corrupción, y ese activismo con la deuda era impulsado por los funcionarios en el Ministerio de Finanzas, en el Banco de Desarrollo, Bandes, en PDVSA.
La historia no revelada y de la otra trama comienza en ese restaurante, en Casa de Chá da Boa Nova. Hay un almuerzo. Y el ambiente es distendido, festivo. Chávez se hace fotos con el equipo de cocina del local. Chávez viste de azul cerrado, y una franela roja. En un alto del almuerzo se celebra la reunión entre Hugo Chávez, el embajador Lucas Rincón Romero, y el presidente del Banco Espirito Santo, Ricardo Salgado. Se colocan los tres en una mesa. En otra, cercana, se sientan la hija de Chávez, Rosa Virginia, y el capitán Antonio Morales, hoy superintendente de Banca en Caracas. Por allá ronda otro capitán. Leamsy Salazar, el mismo que huiría de Venezuela y denunciaría a Diosdado Cabello por tráfico de drogas. Leamsy Salazar es importante en esta pequeña historia de Portugal porque se va a quejar ante dos funcionarios de la embajada que veía mucho derroche en la gira, veía cosas que se contrataban, que se pagaban y no se consumían.
El general Lucas Rincón Romero había llegado a la embajada en 2006. Sustituyó a Manuel Quijada, quien había sido uno de los hombres de confianza de Chávez desde antes de que alcanzara la presidencia por primera vez. Rincón Romero no quería la embajada en Portugal. Nativo de la zona petrolera del Zulia, calurosa todo el año, no le gustaba el frío de Europa. Pero Manuel Quijada estaba enfermo y esa fue la plaza que le ofreció Chávez, agradecido por quien había sido su ministro de Interior, y antes, la noche del 11 de abril de 2002, en calidad de jefe del Ejército, anunció que Chávez había renunciado a la presidencia, sin más pruebas que su palabra, porque la presunta carta de renuncia nunca apareció y todavía sigue siendo un misterio que sólo Lucas Rincón Romero puede despejar de una vez por todas. Chávez lo ascendió a general en Jefe, el primero en ostentar ese rango.
Fue Lucas Rincón Romero quien hizo el enlace con el banquero. Los días previos se le había visto muy animado en la embajada. Le hacía mucha ilusión ese encuentro. Fue Chávez el que lanzó la cifra de los 400 millones de dólares. El banquero se ofrece a resolver el problema. Pero tiene una mejor idea. Muy conveniente para el Banco Espirito Santo. En vez de un préstamo, propone una carta de crédito. Y que a cambio, PDVSA y otras instituciones de Venezuela comiencen a colocar depósitos en el BES. A Chávez le pareció excelente la propuesta. Estaba en sintonía con la línea de ayudar a Portugal. Desde entonces se desencadenaron los acontecimientos. (Por cierto, la carta no fue aceptada por Petrobras, PDVSA salió del proyecto, y la refinería que se había proyectado en 2.400 millones dólares, en 2015 mostraba costos por 18.500 millones de dólares).
Al BES, entonces, comenzaron a llegar depósitos de PDVSA, de Corpoelec, de La Electricidad de Caracas, de Carbozulia, del Bandes, del Banco del Tesoro, y no sólo eso, en un momento dado, PDVSA hizo del portugués, el banco que manejaba la caja de las exportaciones petroleras. Cuando en 2014 el BES entra en problemas es que se conoce parte de este entramado. Y es ahora que el diario ALnavío reconstruye este escándalo.
Juan Antonio Avellaneda, analista de KonZapata, comentaba en agosto de 2014 el hecho de “que los portugueses manejaron la caja de exportaciones de PDVSA. Léase bien. De PDVSA. La empresa que ha certificado las reservas petroleras más grandes del mundo. Esa caja ha sumado alrededor de 40.000 millones de dólares anuales. Hay que ubicarse en la cifra. Hay que ubicarse en el monto. Los petrodólares de toda una República. De esta República. Lo hizo PDVSA a través de una entidad de no muy buen perfil financiero”.
En efecto, por el BES pasaron miles de millones de dólares. Los petrodólares de Venezuela en cierto modo soportaron la estructura del BES que ya estaba en crisis. Cuando cae el grupo, sale a flote la trama de corrupción. La del banco como tal. Y la que tiene que ver con PDVSA, con la tesorería de otras instituciones de Venezuela, con miembros de la boliburguesía petrolera que también colocaron plata de la corrupción en el BES y el holding, GES. Plata que le habían saqueado a Venezuela, y que ahora perdían en la entidad portuguesa. ¿Cuánto llegó a perder la boliburguesía petrolera? ¿Cuánto llegó a perder la República? Es un misterio no aclarado. Lo que no deja margen de duda, según arrojan las investigaciones de la Fiscalía en Portugal, es que también hubo comisiones del BES que fluyeron hacia la embajada de Lucas Rincón Romero y hacia presuntos testaferros de quien era presidente de PDVSA, Rafael Ramírez.
Portugal dice que la decisión de Maduro de suspender los vuelos de TAP “es un acto hostil”
Chávez murió en 2013 y no vio el derrumbe del BES. Pero llegó a jactarse del relanzamiento de las relaciones con Portugal. El País titulaba así una nota de septiembre de 2008: “Chávez hace de Portugal su bastión en Europa”. Se lee que “hace dos semanas, desde su tribuna televisiva Aló Presidente, Chávez agradeció públicamente al primer ministro Sócrates y al Gobierno portugués ‘su afán de cooperación con Venezuela’. ‘¿Qué les ofrecemos nosotros?’, se preguntó en voz alta. Respuesta: ‘Somos un mercado, estamos comprando, somos consumidores y ellos están interesados en colocar sus productos. Luego, nosotros les ofrecemos petróleo’. Y añadió: ‘Ya salió el primer barco venezolano con un millón de barriles de petróleo, por primera vez en nuestra historia, destinado a Portugal’”.
Así era. Mano suelta con el dinero que no era suyo sino de la República. Manejaba la chequera del petróleo a su antojo. Nicolás Maduro como presidente quiso recoger la sintonía con Portugal pero llegó tarde a la fiesta. Él había estado con Chávez y Sócrates en calidad de canciller. Pero la crisis del BES abrió una caja de Pandora. Cuando visitó Lisboa en junio de 2013, se sacaron las cuentas de los convenios firmados. Lucas Rincón Romero señalaba que de 1975 a 2006, el año en que llegó a la embajada, se habían celebrado, entre ambos países, 25 convenios y que el intercambio comercial no superaba los 5 millones de euros. En cambio, de 2008 a 2013, ya el monto había subido a 8.000 millones de euros. En 2012, Venezuela era el segundo destino de las exportaciones de Portugal en América Latina, después de Brasil.
Por su parte, Avellaneda decía en 2014 que “la directiva de PDVSA debería explicarle al país por qué la tesorería de sus exportaciones y pagos se manejó estos últimos años en un banco de alto riesgo, que desde hace año y medio venía recibiendo rebajas de calificación de riesgo y notas de auditores. ¿Dónde quedaron los análisis de riesgo de los bancos? ¿Quién tomó la decisión? ¿Dónde está el dinero de las exportaciones petroleras? ¿Quedó dinero de PDVSA atrapado en el BES? ¿Quiénes fueron los asesores? ¿Fue una decisión más política que financiera?”.