Leticia Núñez (ALN).- El gran atractivo de Uruguay es la elevada seguridad jurídica que ofrece a la inversión extranjera. “Es un país serio”, apuntan fuentes de un banco de inversión consultadas por ALnavío. En 2017 completó un ciclo de 15 años consecutivos de crecimiento económico. Su pertenencia a Mercosur da acceso a un mercado de 250 millones de clientes, donde ganan fuerza los proyectos de participación público-privada. El principal limitante es que es un país pequeño, de 3,4 millones de habitantes.
¿Por qué invertir en Uruguay? La respuesta es sencilla. Dos palabras: seguridad jurídica. Es el principal atractivo que ofrece el país suramericano, que fomenta la inversión extranjera directa otorgando tratamiento nacional a las empresas foráneas que se instalen en su territorio. De hecho, en la última década Uruguay tuvo un crecimiento superior a la media de la región gracias a la inversión extranjera. El Producto Interno Bruto creció 4,2% en los últimos 10 años, sólo por detrás de Perú (6%).
Según el Instituto Español de Comercio Exterior (Icex), el país “siempre ha aceptado y fomentado la inversión extranjera”. Aseguran que la trayectoria de Uruguay en este área “es excelente” y destacan que cuenta con “una justicia verdaderamente independiente”.
Fuentes de un banco de inversión consultadas por el diario ALnavío también subrayan en primer lugar la institucionalidad uruguaya: “Es un país muy serio, con separación de poderes. Hay apertura, respeto a la inversión y reglas claras”. En definitiva, un país estable.
En el plano político, goza de una democracia plenamente consolidada. Y en el económico, basta un dato. En 2017 la economía de Uruguay experimentó una subida de 2,7% y completó 15 años consecutivos en ascenso. El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé un aumento de 3,4% del PIB en 2018 y de 3,1% en 2019.
La principal limitación es que es un país pequeño. Son apenas 3,4 millones de habitantes
“Hay un buen manejo macroeconómico. Ha tenido un crecimiento sostenido en este ciclo. En 2015, como a todos los países que exportan materias primas le afectó la crisis de los commodities, pero no entró en recesión”, sostienen las fuentes.
Otra de las ventajas es la pertenencia de Uruguay al Mercado Común del Sur (Mercosur), junto con Argentina, Brasil y Paraguay. Mercosur reúne el 80% del PIB de Suramérica y es una puerta de acceso a 250 millones de clientes.
Después está la apuesta que Uruguay hizo en mayo de 2017 por la moneda local. Es decir, financiarse en pesos y desdolarizar pasivos. “La deuda externa antes estaba en dólares y eso es una debilidad. Hoy, gran parte de esa deuda, que además ha bajado, es en pesos, en moneda doméstica. Además, es una deuda a largo plazo y antes era a corto. Hay un buen manejo fiscal”, dicen las fuentes consultadas por este diario.
Otra ventaja son los proyectos de participación público-privada. En 2014, el Gobierno uruguayo aprobó un programa de inversiones para el período 2015-2019 por un total de 12.370 millones de dólares. Aunque ha sufrido un retraso “considerable” según el Icex, los sectores prioritarios son la energía, con 4.230 millones de dólares, y proyectos en red de transmisión eléctrica, plantas gasificadoras, generación solar, eólica y biomasa.
Otro sector preferente es la vialidad, con 2.360 millones para la reconstrucción, rehabilitación y puesta a punto de rutas nacionales.
En tercer lugar, se sitúan las infraestructuras sociales, a las que se pretende destinar 1.870 millones de dólares para centros educativos, hospitales, polideportivos… Asimismo, destacan 1.320 millones que requiere la vivienda social, 550 millones para agua y saneamiento y otros 550 destinados a puertos, según los datos del Icex.
“Estos programas de participación público-privada son muy buenos para expandir las inversiones porque es financiamiento a largo plazo”, apuntan las citadas fuentes.
Destacan, por ejemplo, los 400 millones de dólares que Uruguay empleará en 200 obras en escuelas, jardines de infancia y polideportivos. “Hay una estrategia de fortalecimiento de la educación mediante este mecanismo de participación público-privada. El Estado no tiene todos los recursos para hacerlo y por eso recurren a inversionistas privados”. Luego está el Plan Ceibal, que proporciona un computador portátil a cada niño en edad escolar y a cada maestro de la escuela pública.
“Están haciendo un gran esfuerzo en educación e infraestructuras. Eso aumenta la competitividad, abarata los costos de transporte… No te puedes conformar sólo con un manejo macroeconómico prudencial, lo tienes que acompañar con eficiencia y una forma de lograrlo son las infraestructuras”, apuntan las mismas fuentes.
Pero, ¿qué desventajas hay?
La principal limitación es que es un país pequeño. Son apenas 3,4 millones de habitantes. Y, en segundo lugar, cuenta con un abanico limitado de productos para la exportación. Fundamentalmente, soja y carne.
“Estos programas de participación público-privada son muy buenos para expandir las inversiones”
Hasta agosto de este año, las exportaciones cárnicas de Uruguay se incrementaron 7% respecto al mismo periodo de 2017, según el Instituto Nacional de Carnes. Las ventas totales ascendieron a 1.169 millones de dólares. Sin embargo, las exportaciones de soja cayeron 0,8% hasta junio por la falta de lluvia. No obstante, las ventas totales al exterior en lo que va de año alcanzaron 3.783 millones de dólares, 8,4% más que en 2017, de acuerdo con los datos del Instituto Uruguay XXI.
“Hay más fortalezas que debilidades. La desventaja es el tamaño del mercado. Por eso se cuidan mucho en la institucionalidad. Porque la mejor forma de atraer inversión es la seguridad”, explican las citadas fuentes a ALnavío.
Según el Instituto Español de Comercio Exterior, se trata de factores que, sin constituir barreras a la inversión, sí la hacen menos atractiva. Señalan que Uruguay es “un país caro, con unos costes elevados y una baja productividad de la mano de obra, lo que le hace no ser competitivo frente a la competencia internacional, y depender de aranceles exteriores y otras medidas de protección de Mercosur”.
Por ello, consideran que la instalación productiva sólo es interesante si una empresa se establece en el país “con vistas a suministrar desde Uruguay y a los países de Mercosur”.
Finalmente, el Icex destaca que España mantiene una posición privilegiada en Uruguay, sobre todo en el sector servicios, donde las empresas españolas tienen las primeras posiciones en banca, seguros, telecomunicaciones e ingeniería.