Redacción (ALN).- Al igual que en 1962, cuando la hoy extinta Unión Soviética intentó emplazar una base de misiles nucleares en Cuba -a pocos kilómetros de Estados Unidos-, el mundo asiste con el aliento contenido a otra confrontación que podría borrar de la faz de la tierra a las sociedades del hemisferio norte.
Y es que la invasión rusa a Ucrania, ordenada por Vladímir Putin, ha vuelto a poner sobre el tapete la posibilidad de que un conflicto nuclear acabe con el mundo occidental y la hegemonía cultural y económica que ha mantenido por cientos de años.
Las alarmas saltaron pocos días después de la agresión rusa, cuando el propio Putin y frente a las cámaras de la televisión pidió a las fuerzas nucleares estar listas en caso de que el conflicto escalara.
Fue la respuesta del mandatario ante la avalancha de sanciones occidentales contra la economía, funcionarios y hasta la cultura y el deporte rusos.
Ataque a Occidente
Para el historiador y docente español Luis Eugenio Togores, la tercera guerra mundial -en la que sin dudas las armas nucleares serían disparadas- solo podría estallar si Rusia atacara tropas, objetivos y territorios occidentales o relacionados con la OTAN.
Togores explica en una trabajo para el diario español La Razón que en una tercera guerra mundial serían usadas dos tipos de armas nucleares, las tácticas y las estratégicas.
Las estratégicas tienen un gran poder de destrucción. Son las mismas que Estados Unidos lanzó sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, aunque esta vez, estima el historiador, transformarían el hemisferio norte del planeta en un gigantesco Chernóbil.
Las tácticas nunca han sido utilizadas, pero han sido desarrolladas para atacar objetivos específicos, como grandes concentraciones de tropa o recursos militares.
Venezuela y otros aliados rusos
En el panorama que pinta Togores no parece haber ganadores. Pero sí los habrá, unos que heredarán un mundo en llamas.
La destrucción del hemisferio norte dejará a China, India y Sudamérica como ganadores de un conflicto del que solo se sale vivo si no se entra en juego.
El historiador también cree que el preludio del Armagedón nuclear será una guerra convencional en Europa entre Rusia y algunos aliados, como Bielorrusia, contra la OTAN.
Venezuela, Cuba y Nicaragua, los aliados rusos en la región latinoamericana, no entrarían a la guerra trabadas por las enormes distancias geográficas.
En el caso de Venezuela, su presidente, el socialista Nicolás Maduro, ha dicho que apoya el reclamo ruso en Ucrania, aunque también ha hecho un llamado al diálogo para alcanzar la paz.
Ese diálogo entre Rusia y Ucrania ya empezó, pero las negociaciones apenas si han dado frutos y los enfrentamientos armados se mantienen.
Esto ha hecho que el llamado «reloj del fin del mundo», que intenta alertar sobre el ocaso de la humanidad en el planeta, esté a solo 100 segundos de la medianoche.
Con información de La Razón.