José Manuel Rotondaro (ALN)-. La noticia transmitida por la agencia TASS dice que “los presidentes de Rusia y Turquía discutieron la conexión de los bancos turcos con el sistema de mensajes financieros del Banco Central de Rusia”. La información se le atribuye de manera directa al presidente Vladímir Putin “luego de conversar con su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan”. ¿Pero qué tiene que ver esto con el régimen de Nicolás Maduro?
“Hablamos de un documento importante que estipula no sólo el uso más activo del rublo y la lira en el comercio mutuo, sino también la expansión de la aceptación de las tarjetas Mir rusas en el territorio de Turquía y la conexión de los bancos y compañías turcas a la mensajería financiera sistema del Banco de Rusia”, dijo Vladímir Putin la semana pasada en rueda de prensa.
¿Y qué tiene que ver esto con el régimen de Nicolás Maduro? Que en el Banco Central de Venezuela, bajo control de Maduro, se estudia avanzar en esta misma línea. Rusia ha señalado que pretende ayudar a Maduro con asesores económicos para superar el problema de la deuda externa y, por ende, el entorno de crisis. Rusia conoce que Maduro no podrá levantar la economía. Y que los asesores rusos tampoco podrán hacer mucho si no cuentan con instrumentos y plataformas que les permitan evadir las sanciones de los Estados Unidos.
Señala que el ejemplo más claro es el conjunto de medidas que desde 2014 ha venido adoptando Rusia para solventar los inconvenientes que ha causado la exclusión de sus principales instituciones financieras de las plataformas globales, tales como la red SWIFT de transferencias interbancarias, las franquicias de tarjetas de crédito Visa-Master y los mercados de bonos, por las sanciones impuestas por Washington.
En Venezuela nada anda bien. Ni siquiera la industria petrolera. Ya Igor Sechin, jefe de Rosneft, ha dicho que Petróleos de Venezuela (PDVSA) es un “proveedor frágil de crudo”. Y eso que Rosneft es el principal soporte de PDVSA para el transporte y las exportaciones de petróleo.
El anuncio de interconexión que involucra a Rusia y a Turquía puede funcionar en el caso de Maduro.
Un experto consultado por el diario ALnavío señala que una de las críticas que reiteradamente se le hace a Estados Unidos por el uso de sanciones financieras con alcance extraterritorial es que están conduciendo a un eventual debilitamiento de la supremacía del dólar estadounidense en las transacciones internacionales.
Señala que el ejemplo más claro es el conjunto de medidas que desde 2014 ha venido adoptando Rusia para solventar los inconvenientes que ha causado la exclusión de sus principales instituciones financieras de las plataformas globales, tales como la red SWIFT de transferencias interbancarias, las franquicias de tarjetas de crédito Visa-Master y los mercados de bonos, por las sanciones impuestas por Washington.
Apunta que así en 2017 el gobierno puso en funcionamiento dos sistemas de reemplazo. El primero, conocido como SPFS por sus siglas en ruso, es un sistema de mensajería interbancario con las mismas funcionalidades de SWIFT. Aunque ha estado operando exclusivamente dentro de Rusia, ya hay pruebas de interconexión con el sistema de pagos chino y el de Turquía. De consolidarse el uso internacional del SPFS, sobre todo el uso de monedas diferentes al rublo y con las transacciones liquidadas en bancos de otros países, el nuevo sistema podría representar una alternativa creíble a SWIFT para las instituciones financieras de países sometidos a sanciones estadounidenses y/o europeas. Que es el caso del régimen de Maduro.
El otro sistema, igualmente estrenado en 2017, es el Mir, un sistema de transacciones de bajo valor y que busca reemplazar las facilidades que brindan Visa y Master. Además de permitir que bancos emitan tarjetas de crédito y débito basadas en su plataforma, Mir permite canalizar transferencias directas y otros tipos de transacciones de bajo valor, como pagos directos del gobierno a las cuentas de personas naturales o empresas.
Al igual que en el caso anterior, luego de un período inicial concentrado en el mercado doméstico, en abril pasado inició su expansión internacional al establecer un esquema de interconexión con bancos en Turquía. Ahora, las tarjetas basadas en la plataforma Mir son aceptadas en cajeros automáticos y puntos de venta en este país.
Rusia ofrece ayuda a Maduro en el tema de la deuda externa
El último proyecto en marcha, acelerado tras las nuevas restricciones impuestas en agosto por Washington a inversionistas de Estados Unidos para adquirir bonos emitidos por el gobierno y empresas rusas, es la ampliación de la plataforma de emisión primaria y liquidación de bonos en Moscú. La intención es proveer a empresas emisoras rusas e inversionistas extranjeros de un mecanismo que permita realizar sus transacciones en cualquier moneda fuera del alcance de las autoridades norteamericanas.
El gobierno ruso, pese a las sanciones vigentes, como tal no ha confrontado problemas para emitir eurobonos, pero sí las empresas de Rusia.
El interés de Maduro por la plataforma rusa
Estos desarrollos no han sido mencionados en Venezuela, pero algunas fuentes tienen conocimiento de que tanto el Banco Central de Venezuela, BCV, como el Ministerio de Finanzas han estudiado como montarse en la carreta financiera de Putin.
Mientras Maduro sigue con el cuento del uso del petro, la criptomoneda que se inventó, para evadir las sanciones, sus funcionarios están ponderando adoptar el Mir como plataforma para las tarjetas de débito y de crédito por la banca local.
Igualmente hay indicios de que ha habido pruebas utilizando el SPFS para liquidar operaciones entre los dos países. Y la posibilidad de que PDVSA utilice la plaza moscovita para emitir bonos con los cuales pueda financiar sus apremiantes necesidades debe estar en estudio.
Pero hay trabas en el camino
Pero estas iniciativas presentan varias trabas. En primer lugar, el gobierno de Maduro requiere dólares para adquirir los productos básicos que está importando, incluyendo la gasolina. Las empresas en México, y de otros países del continente e incluso Turquía o la India, no parecieran interesadas en recibir el pago en rublos o en bancos rusos. Lo mismo ocurre con los pagos pendientes por deudas de diversos tipos, no sólo los bonos en cesación de pagos.
Luego está el hecho de que los ingresos en divisas, casi exclusivamente por la exportación de petróleo, están en niveles mínimos, lo cual reduce drásticamente el atractivo de nuevas emisiones de bonos, aun para los inversionistas más arriesgados.
Finalmente están los costos asociados, tanto de inversión por el cambio de sistemas como los recurrentes. Las plataformas rusas tienen costos de operación superiores a las tradicionales e igualmente exigen el pago en monedas diferentes al depreciado bolívar venezolano. Ni la banca ni el gobierno parecieran estar en capacidad de cubrir esos costos en los momentos actuales.
Pero no debe sorprender si mañana la banca venezolana anuncia el cambio de franquicia de sus tarjetas. Si Maduro sigue en el poder. Y si las sanciones no son levantadas.