Daniel Gómez (ALN).- Nicolás Maduro no andará muy pendiente de las noticias del G-7. Sabe que no le espera nada bueno. Todos los líderes acudirán a la cita son críticos con el régimen. Todos desconocen su mandato. Hasta el más exótico de todos, Japón.
Venezuela será uno de los temas que se aborden en el G-7 este fin de semana en Biarritz, Francia. La reunión preparatoria celebrada en abril dejó pistas, pues derivó en una declaración conjunta en la que se declaró “ilegítimo” a Nicolás Maduro y le instaron a la “total” restauración de la democracia y las instituciones. Así que no será una cita fácil para el régimen, porque nadie en la cumbre tiene nada que decir a su favor.
A Maduro le espera otra embestida internacional en el G-7 en Francia
Estados Unidos. Es el país más crítico con Maduro, y consideran su salida del poder como un punto clave para que se logre una transición. Por supuesto, reconocen a Juan Guaidó como presidente encargado. Donald Trump siempre avisa que todas las opciones están sobre la mesa, sin descartar la intervención militar. No obstante, esta parece la opción más improbable de todas las que maneja. Ahora se sabe que la Casa Blanca mantiene contactos de alto nivel con Maduro, y que estudia más sanciones, luego de la reciente Orden Ejecutiva contra empresas y países que negocien con el régimen. Una de esas sanciones que se estudian, no obstante, sí que tiene un tono algo bélico. Es la del bloqueo marítimo a Venezuela. Con la Armada.
Canadá. Como miembro del Grupo de Lima, desconoce a Maduro, reconoce a Juan Guaidó, y apuesta por una solución política a la crisis. El próximo miércoles su canciller, Chrystia Freeland, viajará a Cuba para abordar la situación venezolana. Desde Canadá se han firmado sanciones contra jerarcas chavistas.
Unión Europea. La UE también es integrante del G-7. Su línea es similar a la de Canadá. Lanzó el Grupo de Contacto Internacional para facilitar las negociaciones entre. Hace un mes, logró el consenso de los 28 países de la unión para imponer más sanciones individuales al régimen, si este no prospera en sus conversaciones con Guaidó.
Francia. Al ser un país miembro de la Unión Europea, su línea de actuación es la misma que la pactada en Bruselas. Sin embargo, del gobierno de Emmanuel Macron ha estado comprometido con la oposición venezolana desde antes incluso que fueran gobierno. Antes de jurar Guaidó como presidente, dos delegaciones de la Asamblea Nacional fueron recibidas en el Palacio del Elíseo.
Alemania. Es el mismo caso que Francia. Sus actuaciones se enmarcan en la estrategia de la UE. No obstante, el compromiso del gobierno de Angela Merkel se ha hecho manifiesto a través de las actuaciones de su embajador en Caracas, Daniel Kriener. Kriener defendió firmemente la proclamación de Guaidó, y criticó con dureza todas las irregularidades del régimen. Hasta el punto de que fue expulsado de Carcas por “conspirar con sectores extremistas de la oposición”. Eso dijo el régimen. Finalmente regresó a Venezuela en julio.
Italia. Sigue la línea de la UE, pero con matices. Roma no reconoce a Nicolás Maduro, pero tampoco a Juan Guaidó. Entre las muchas discrepancias que existen en la coalición de gobierno entre La Liga de Matteo Salvini y el Movimiento 5 Estrellas está el caso venezolano. Los de La Liga están comprometidos con Guaidó, y los del Movimiento 5 Estrellas dicen que se autoproclamó mandatario.
Japón. Quizá el de Tokio sea el gobierno más ajeno a la causa venezolana. Pero ellos tienen clara su posición. “En la medida en que Japón ya ha manifestado su apoyo al presidente interino Guaidó, ya no va a seguir cooperando con el presidente Maduro”, declaró en febrero el canciller, Taro Kono.