Por Zenaida Amador (ALN).- La idea de Nicolás Maduro es sostenerse indefinidamente en el poder y para ello apela a cualquier recurso. En el abanico va desde la represión y el control social hasta llegar a la compra de voluntades, pasando por una amplia gama de matices, alianzas y negocios que trascienden las fronteras de Venezuela. Como parte de su afán ahora decidió profundizar su línea de acción religiosa de la mano de la organización partidista de base.
Para ello creó recientemente la Vicepresidencia de Asuntos Religiosos del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y puso a José Gregorio Vielma Mora al frente de esta tarea. Vielma Mora, quien ha formado parte de la construcción del tejido económico del régimen por varios lustros, ahora está dedicado a darle forma a lo, según dice, es «la gran idea del presidente Nicolás Maduro” para avanzar en la pacificación de Venezuela. Vielma Mora también fue gobernador del estado Táchira y es jefe del Seniat, el organismo que recoge los tributos en Venezuela. Tiene formación militar.
La idea de crear esta Vicepresidencia del PSUV, según explicó a los días de su nombramiento, es darle importancia “al respeto humano, a las religiones y los cultos, con el fin de evitar guerras santas y que se utilice esto como un elemento político para fraccionar un pueblo”.
Maduro, por su parte, aunque seguidor de la secta de Sai Baba, confesó en su alocución de este jueves que es “el presidente cristiano y obrero ¡Gloria a Dios!”, base sobre la cual hizo tres anuncios clave:
1-«Consejos Pastorales de Gobierno en todo el territorio nacional»
Aseguró que estas figuras buscan impulsar la gestión social y la integración de los colectivos religiosos con los gobiernos regionales y locales. Es decir, según lo dicho durante el evento por representantes del Movimiento Cristiano Evangélico de Venezuela, se busca articular a los líderes eclesiástico “con nuestros gobernantes y dar una mano amiga que pueda ayudarles con asesoría espiritual y social”.
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2) La Universidad Teológica Evangélica de Venezuela y el Día del Pastor
Anunció la creación de la primera Universidad Teológica Evangélica de Venezuela, donde se integrarán unos 25 institutos teológicos del país. La idea es avanzar en el desarrollo espiritual y social de las comunidades. “Vamos a abrir las puertas de Venezuela para que vengan evangélicos de toda América”.
El Movimiento Cristiano Evangélico de Venezuela ya trabaja en los contenidos que se impartirán.
A propósito de que el 15 de enero es el día de nacimiento de Martin Luther King, dijo que en Venezuela se debe preparar “una celebración bonita” y, más allá, se podría decretar esa fecha como el Día del Pastor.
3) Recursos y tierras
Como apoyo al Movimiento Cristiano Evangélico de Venezuela dijo que hay 70 mil hectáreas “censadas por colectivos religiosos del país” para que las dediquen a la producción agrícola y, para lograrlo, giró instrucciones a sus ministros para que les brinden insumos y logística. Allí trabajarán más de 1.500 productores cristianos y evangélicos.
También aseguró que, en el marco del Convenio China-Venezuela, serán traídos al país instrumentos musicales para dotar a las iglesias cristianas.
En el acto se habló de que hay unos 17 mil recintos religiosos y que, como parte del programa Barrio Nuevo, Barrio Tricolor, se avanzará en el arreglo de iglesias y en la construcción de nuevos recintos.
Pero ¿qué hay detrás de esto?
Pugna política, pugna religiosa. En Venezuela cerca de 79% de la población es católica y 13% evangélica, según datos de Latinobarómetro divulgados en 2014. Probablemente esa distribución haya sufrido algunas variaciones en estos últimos cinco años, pero la población católica sigue siendo mayoría. No obstante, es la Iglesia Católica una de las instituciones más críticas de la llamada revolución bolivariana desde los tiempos de Hugo Chávez.
En Venezuela cerca de 79% de la población es católica y 13% evangélica, según datos de Latinobarómetro divulgados en 2014. Probablemente esa distribución haya sufrido algunas variaciones en estos últimos cinco años, pero la población católica sigue siendo mayoría. No obstante, es la Iglesia Católica una de las instituciones más críticas de la llamada revolución bolivariana desde los tiempos de Hugo Chávez.
Una investigación sobre la religión en Venezuela publicado en 2012 por el padre José María Aguirre, experto en temas comunicacionales, mostraba que el país estaba en “fase de pluralización, tanto por la expansión pentecostal-evangélica, los desplazamientos de unas denominaciones a otras, y las nuevas tendencias que agrupan, el culto a María Lionza, la santería, las agrupaciones indígenas y las nuevas religiones”.
A su juicio, la polarización política y las descalificaciones entre Estado e Iglesia ha sido clave en el proceso. “El choque de fe y política más que el de fe y ciencia está generando la crisis en las creencias de los sectores populares”.
Su investigación concluye que “la política facciosa se ha convertido en el factor principal de disolución de la confianza de los sectores populares en las instituciones y en la erosión de las conductas éticas, por cuanto todos los valores tienden a reducirse a elementos tácticos instrumentalizables en la lucha por el poder”.
Capitalizar la fe. Pareciera que el chavismo lo sabe. No hay que olvidar que desde los tiempos de Hugo Chávez en el poder ya se venía trabajando en esa mezcla de religión con ideologización política. Tras la muerte de Chávez esa situación se potenció aprovechando el arraigo de su figura en ciertos segmentos de la sociedad.
En 2014, durante una actividad de formación del PSUV, los participantes lazaron esta oración: «Chávez nuestro que estás en el cielo, en la tierra, en el mar y en nosotros, los y las delegadas, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu legado para llevarlo a los pueblos de aquí y de allá. Danos hoy tu luz para que nos guíe cada día, no nos dejes caer en la tentación del capitalismo, mas líbranos de la maldad de la oligarquía, del delito del contrabando porque de nosotros y nosotras es la patria, la paz y la vida. Por los siglos de los siglos, amén. Viva Chávez». El hecho arrancó las sonrisas de algunos, pero también encendió las alarmas para otros.
En las cuestionadas elecciones presidenciales de mayo de 2018, en las que Nicolás Maduro se reeligió para un segundo mandato, fueron pocos los sectores políticos que participaron en el proceso. Uno de los que se lanzó como candidato fue el pastor Javier Bertucci, que quedó en el tercer lugar con casi un millón de votos.
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Con ese capital político Bertucci se ha mantenido en la escena haciendo contrapeso estratégico en momentos coyunturales que facilitan la gestión de Maduro. Lo más reciente es su participación en la llamada Mesa de Diálogo Nacional que gestó Maduro con organizaciones minoritarias, luego de abandonar el proceso de diálogo con la oposición mayoritaria con mediación internacional. Este nuevo rol llevó a Bertucci a una gira por varios países de Europa para exponer los logros de la Mesa de Diálogo y el compromiso del régimen de Maduro por avanzar a una salida pacífica al conflicto político en Venezuela.
Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente de Maduro, al hablar de la nueva Vicepresidencia del PSUV señaló que es una vía “para trabajar por la unidad de nuestro pueblo”. Sobre esa “unificación” ya vienen trabajando desde hace tiempo las bases del PSUV, que a través de varias de sus extensiones (como las Unidades de Batalla Bolívar Chávez) cumplen roles de control en las comunidades que son de interés político para el partido.
La religión con fines políticos. Maduro lo dice con claridad: “Creo en el Cristo de los pueblos, en el Cristo que enfrenó a los fariseos, en el Cristo antiimperialista”. Y Chávez decía que Cristo fue el primer revolucionario. Y era el jefe de la revolución bolivariana.