Reinaldo Iturbe (ALN).- El gobierno de Nicolás Maduro ha echado a andar un plan que aspira retomar el diálogo y profundizar algunas aperturas del sistema económico: Jorge Rodríguez es la pieza clave.
Lo peor de la crisis económica en Venezuela ya pasó. El ritmo de la hiperinflación sigue cayendo. Al cierre de 2020, la variación del indicador fue de 3.737%, frente a 7.374,4%. De hecho, el Credit Suisse proyecta un crecimiento del Producto Interno Bruto en 3% para 2021, con inflación de 590%. El pronóstico para 2022 es similar. Nicolás Maduro ha dicho que permitirá la apertura masiva de cuentas en dólares (aunque con pago en bolívares) para aliviar las presiones del sector comercial.
También habrá un plan con sistema digital para las tarifas del transporte público: la escasez de efectivo, que apenas alcanza 2% del total de la liquidez monetaria, complica a los más golpeados por la recesión de siete años. El desmontaje progresivo de controles ha permitido cierta dinamización de la economía, impensable en 2015.
Algunos analistas han calificado el plan como “positivo”, aunque no resuelve el problema estructural del sistema, envuelto en un desorden fiscal y cambiario que se exacerbó en 2012 y no fue corregido a tiempo. Pese a las advertencias de una implosión por la crisis, el gobierno sobrevivió. No hubo estallido y las insurrecciones cívico-militares aupadas por la oposición fracasaron. La gestión interina de Juan Guaidó se ha desmoronado paulatinamente a lo interno, y en el plano internacional, la Unión Europea evitó calificar al líder opositor como “presidente”, aunque lo considera un interlocutor válido.
De allí que el gobierno de Nicolás Maduro persiga una mayor estabilidad en el poder atando los cabos políticos todavía sueltos. Tras la elección de la Asamblea Nacional en diciembre de 2020, el chavismo ha escogido para la presidencia del cuerpo legislativo a Jorge Rodríguez Gómez, quien ha ejercido cargos de relevancia desde la época de Hugo Chávez.
Fue Rodríguez, de hecho, el jefe de la delegación del gobierno durante los procesos de diálogo de 2018 y 2019. El legislador dijo en su primer discurso en el Parlamento que promoverá conversaciones con factores de la oposición. Días más tarde, declaró a la agencia AP que buscará también el encuentro con la administración de Joe Biden.
“Esta nueva Asamblea Nacional está adoptando el enfoque más amplio posible hacia el diálogo. Todos los puntos y todos los problemas están sobre la mesa”, sostuvo, no sin antes recordar que la política “cruel” de sanciones de Estados Unidos ha golpeado, según su versión, la economía venezolana.
La narrativa de las sanciones, bien lo sabe Rodríguez, es uno de los puntos que revisará la nueva administración de Biden, cuyos representantes para América Latina posiblemente intercambien algunas sanciones por la liberación de presos políticos y una importante mejora en las condiciones para futuros procesos electorales, puntos de honor exigidos por la oposición, en cuyo seno se evalúa el abandono de la vía insurreccional para retomar una agenda más realista.