(EFE).- Una filtración de datos revela que durante años el banco suizo Credit Suisse guardó fortunas de personas ligadas a la corrupción procedentes de todo el mundo, entre ellos empresarios sancionados o violadores de los derechos humanos, por un valor conjunto de unos 100.000 millones de dólares, según publicó este domingo The New York Times.
El diario forma parte de un consorcio de casi 50 medios que, coordinados por la organización sin ánimo de lucro «Organized Crime and Corruption Reporting Project», han analizado los datos de unas 18.000 cuentas del banco suizo filtradas hace un año al periódico alemán Süddeutsche Zeitung por una persona no identificada, una investigación bautizada como los «Secretos Suizos».
El informante dijo al consorcio mediático en una nota que las leyes de secreto bancario suizas eran «inmorales», y agregó: «El pretexto de proteger la privacidad financiera es una mera hoja de parra que cubre el vergonzoso papel de los bancos suizos como colaboradores de los evasores fiscales», de acuerdo con el Journal.
La filtración, que sigue la estela de otras como los «Papeles de Panamá», revela que Credit Suisse abrió cuentas y sirvió como clientes en un periodo comprendido entre 1940 y la década de 2010 «no solo a los ultra ricos, sino también a personas cuyas situaciones problemáticas habrían sido obvias para cualquiera que pusiera sus nombres en un motor de búsqueda» como Google.
El banco supuestamente desoyó alertas de sus propios empleados sobre «actividades sospechosas» en las finanzas de sus clientes, entre ellos acusados de corrupción en torno a la petrolera estatal de Venezuela; figuras gubernamentales en Oriente Medio o altos funcionarios de inteligencia de países colaboradores con EE.UU. en la guerra contra el terrorismo, así como sus familiares.
Entre esos tenedores de cuentas con balances millonarios se cita al exviceministro de energía venezolano Nervis Villalobos; los hijos del expresidente egipcio Hosni Mubarak, Alaa y Gamal Mubarak; el rey Abdulá II de Jordania; o los hijos de un funcionario de inteligencia paquistaní, Akhtar Abdur Rahman Khan, que ayudó a canalizar dinero de EE.UU. y otros países a los muyahidines en Afganistán en los 80.
Algunas de esas figuras, como los hijos de Mubarak o el rey jordano, han negado que su almacenamiento de fondos en la segunda mayor entidad del sistema suizo correspondiera a conductas inapropiadas.
Una portavoz de Credit Suisse, Candice Sun, dijo al NYT que el ente «rechaza» las alegaciones y argumentó que muchas de las cuentas en cuestión están ya cerradas, destacando que todo corresponde a una campaña de descrédito «contra el banco y el mercado financiero suizo, que se ha sometido a cambios importantes en las últimas décadas».
No obstante, un antiguo director de la agencia contra en blanqueo de dinero en Suiza, Daniel Thelesklaf, aseguró que a los bancos suizos se les ha prohibido legalmente desde hace mucho tiempo aceptar dinero vinculado a actividades criminales, señalando que la ley por lo general no se ha aplicado con dureza.