Leticia Núñez (ALN).- El evangélico Fabricio Alvarado y el oficialista Carlos Alvarado se medirán el domingo en la segunda vuelta electoral. El primero es un recién llegado a la política que ha hecho de los temas religiosos su punto fuerte. Sobre el segundo pesa el descontento que ha generado el actual gobierno entre los ciudadanos. Según Juan Carlos Hidalgo, analista en el Cato Institute, los costarricenses tendrán que elegir al candidato menos malo: “Fabricio es un ignorante y Carlos vende ilusiones falsas y políticas erróneas”.
Dice Juan Carlos Hidalgo, analista de políticas públicas sobre América Latina en el Cato Institute de Washington, que en las elecciones de este domingo en Costa Rica los ciudadanos elegirán entre el candidato menos malo. Que no hay altura de miras. Que no hay nivel. Quienes aspiran a la Presidencia son el cantante evangélico Fabricio Alvarado y el oficialista Carlos Alvarado.
Fabricio era prácticamente un desconocido hasta hace dos meses. Todo cambió con el fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que obligó a los países miembros a reconocer plenos derechos a las parejas del mismo sexo. Fue entonces cuando, gracias a una exacerbada defensa de los valores cristianos y la familia tradicional, catapultó su popularidad. De hecho, lidera las encuestas con un discurso centrado casi en exclusiva en la religión. Mientras, Carlos Alvarado, con una experiencia de apenas un año y medio en política, carga con el peso de representar a un partido, el gobernante Acción Ciudadana, desgastado y salpicado por el Cementazo, el mayor escándalo de corrupción en la historia del país.
“Fabricio es un ignorante, que no conoce muchos aspectos de la política pública y de lo que debería ser un gobierno y Carlos es un vendedor de humo, alguien que se presenta como un conocedor en muchos temas, que maneja al dedillo datos, pero que en algunos temas vende a los costarricenses ilusiones falsas o políticas erróneas”, sentencia Hidalgo en esta entrevista con el diario ALnavío.
“Llama la atención también que ante un candidato tan limitado estemos en una competencia tan cerrada”
Al experto estas elecciones le recuerdan a las de Estados Unidos. La principal similitud que encuentra gira en torno a los candidatos que se disputan el poder. Y, más concretamente, al rechazo que generan. “A pesar de que mucha gente reconocía todos los problemas y el peligro que representaba Donald Trump, no tenía el estómago para votar por Hillary Clinton. Entonces, o decidieron no votar o se taparon la nariz y votaron por Trump”, recuerda. Trasladando este contexto al caso costarricense, Fabricio Alvarado sería Trump y Carlos Alvarado se asimilaría a Clinton.
Todo ello en un ambiente de gran polarización. Si en la primera vuelta el matrimonio gay opacó temas tan relevantes como el déficit fiscal y la seguridad, en esta segunda ronda la división “ha ido a más”, según Hidalgo. No tendrá fácil gobernar el Alvarado que resulte ganador. Se enfrentará a un Parlamento fragmentado y también a una sociedad dividida. “Fabricio tendría que enfrentar a quienes lo consideran como un fascista evangélico y Carlos a quienes lo ven como un comunista agazapado”. Pase lo que pase, “será una sorpresa”.
– ¿La polarización por el matrimonio gay ha ido a más?
– Sí, es impresionante. Hay amigos y familias que se están dejando de hablar. Los simpatizantes de Carlos siguen presentando a Fabricio como un fundamentalista religioso que va a perseguir a los homosexuales e incurrir en violaciones sistemáticas a los derechos humanos, como una amenaza para la democracia puesto que no sabe distinguir entre Iglesia y Estado. Y, por otro lado, los seguidores de Fabricio presentan a Carlos como un comunista agazapado que quiere meter a Costa Rica en el ALBA, que quiere seguir el modelo de Venezuela y que va a destruir la economía porque está aliado con los sindicatos. Hay verdades muy a medias en ambos lados. Fabricio ha tenido expresiones deleznables sobre los homosexuales, pero tampoco es que vaya a haber redadas en las calles. Y aunque es cierto que Carlos lleva a un sindicalista del sector público de candidato a vicepresidente y que sus posiciones han sido siempre a favor de más gasto, más Estado y más proteccionismo, no es chavista. En ese maniqueísmo ha caído el debate político en este momento.
– ¿Qué balance hace de esta campaña para la segunda vuelta?
– Se han debatido más temas de política, ha habido una discusión un poco más profunda sobre gasto, política monetaria, comercio, seguridad… Siento que ha habido un avance con respecto a la primera ronda, donde básicamente el tema de la ideología de género y el fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos concentraron la discusión.
– ¿Qué candidato llega con más opciones?
– En la campaña también ha salido a relucir muy claramente la falta de preparación de Fabricio Alvarado. Una y otra vez en los debates y en las interacciones con los medios de comunicación ha quedado claro que no maneja el detalle de política pública. Ha agrupado a expertos en temas como seguridad y economía que, si bien muchos tienen buenas credenciales, no han publicado un plan sobre cuál va a ser el norte del gobierno en esos campos y ni siquiera están de acuerdo entre ellos. Un economista dice que se debe devaluar el colón (la moneda nacional) para ser más competitivos y otro asegura que no porque eso sería nefasto. Fabricio Alvarado ha dado una imagen de ignorancia, de caos, al punto que todavía no hemos visto su plan de gobierno para esta segunda ronda.
“Gane quien gane va a tener un Parlamento fragmentado y una sociedad civil fragmentada”
– ¿Y Carlos Alvarado?
– Aparenta estar mucho más preparado. Logró una alianza con Rodolfo Piza, que quedó en cuarto lugar, con puntos muy específicos en materia económica. Pero te pongo un ejemplo: en uno de los primeros debates que hubo para esta segunda ronda, organizado en la Unión de Cámaras de la Empresa Privada, el moderador les preguntó a ambos qué políticas pretendían implementar para alcanzar la meta de neutralidad de carbono. El entonces presidente Óscar Arias dijo en 2007 que Costa Rica para 2021 se debería convertir en el primer país neutral en carbono. Cualquier persona que lee cinco minutos sobre el tema se enterará de que es una meta totalmente irrealizable. Tenemos más probabilidades de poner un hombre en Marte que de ser un país neutral en carbono. Resulta que Fabricio Alvarado duró un minuto y medio sudando puesto que no tenía la más mínima idea de lo que estaba hablando. Contestó con una respuesta cantinflesca. Por otra parte, Carlos Alvarado en un minuto y medio presentó un plan superespecífico de cómo Costa Rica va a alcanzar una meta que cualquier persona que conoce el tema sabe que es irrealizable. Ahí me quedó muy claro cuáles son las opciones que tenemos en esta elección: por un lado, tenemos un tipo que es un ignorante que no conoce muchos aspectos de la política pública y de lo que debería ser un gobierno y, por otro, tenemos un vendedor de humo, alguien que se presenta como un conocedor en muchos temas, que maneja al dedillo datos, pero que en algunos temas vende a los costarricenses ilusiones falsas o políticas erróneas.
– Precisamente hablando de falta de preparación, en una entrevista que concedió a El País, Fabricio Alvarado contestó “ahí me dejaste pensando” cuando le preguntaron por quién es su referente ético. Y cuando le plantearon si liberaría el precio del arroz, dijo “usted sabe que el presidente no lo sabe todo”.
– Es un tipo ignorante. Lo rescatable es que admite su ignorancia. Por otro lado, Carlos Alvarado también en El País se comparó con Emmanuel Macron y Justin Trudeau. Obviamente, hay uno que es peor que el otro, pero no dejan de ser infumables los dos. Fabricio dice que está abierto a la Alianza del Pacífico siempre y cuando se respeten sensibilidades, aunque no conoce al detalle cuáles son esas sensibilidades. Y, por el otro lado, Carlos Alvarado te contesta con toda certeza que está en contra porque el agro va a salir perjudicado cuando hay estudios que dicen que será el sector más beneficiado. Hay ciertos sectores empresariales y de clase media que han dicho que prefieren al ignorante porque está abierto a oír posiciones y que no es un obcecado. Lo ven más maleable y creen que rodeado de gente correcta tomaría las decisiones correctas para el país. Ahora bien, es una gran apuesta.
– Más bien un gran peligro…
– Sí, lamentablemente esta es la posición en la que se puso el país. Llama la atención también que ante un candidato tan limitado, estemos en una competencia tan cerrada, si nos creemos las encuestas. Eso demuestra el enorme descontento que ha generado la actual Administración de Luis Guillermo Solís, que representa Carlos Alvarado. No deja de ser un factor que pesa en la decisión del domingo. También hay ciertos paralelos con lo que pasó en las elecciones de Estados Unidos, donde mucha gente a pesar de que reconocía todos los problemas y patologías y el peligro que representaba Donald Trump no tenía el estómago para verse votando por Hillary Clinton. Entonces, o decidieron no votar o decidieron taparse la nariz y votar por Trump, al que consideraban el mal menor.
– ¿Qué cree que sucederá con el 15% de indecisos?
– Creería que este 15% va a terminar decantándose por Carlos Alvarado porque ha proyectado la imagen de que si bien no es un tipo muy simpático supuestamente es un tipo que sí sabe. Aparte, no proyecta el temor de Fabricio de representar a sectores evangélicos radicales. De hacerse con el poder está la percepción de que este enquistaría a sus organizaciones religiosas en el aparato estatal y que esto supondría una amenaza para la institucionalidad democrática. Existen estas preocupaciones y creo que, aunque Fabricio continúa arriba en las encuestas, la mala publicidad que ha recibido en las últimas semanas hará que gane Carlos Alvarado.
– Dada la alta abstención que hubo en la primera vuelta, si se suma que las elecciones son en plenas vacaciones, ¿podría haber más abstención?
– La abstención va a ser mayor sin ninguna duda. La pregunta es qué tanto va a ser un abstencionismo por arriba de 50%. En 2014 fue de 43%. En este caso, dada la combinación de dos candidatos que no gustan, que es Semana Santa y que mucha gente tenía planeado su viaje fuera de San José (la capital) e incluso fuera del país, no me sorprendería que tengamos un abstencionismo de 50% y que el próximo presidente llegue al poder con un apoyo menor de 25% del padrón electoral.
– En caso de que aumente la abstención, ¿a quién beneficiaría?
– En principio, se cree que beneficiaría a Fabricio porque la gente de Fabricio estaba más animada a votar. Las iglesias evangélicas manejan sus redes de una manera muy efectiva en las comunidades. Hay más de 5.000 templos evangélicos en el país y cada pastor conoce a su comunidad y dónde está su gente.
– Gane quien gane, lo que sí está claro es que va a gobernar con un Parlamento muy fragmentado.
– Va a tener un Parlamento fragmentado y una sociedad civil fragmentada. Fabricio tendría que enfrentar a quienes lo consideran como un fascista evangélico y Carlos a quienes lo ven como un comunista agazapado. Es un país polarizado.
– ¿Se suma Costa Rica a la tendencia latinoamericana del voto castigo y enojo con los políticos?
– Incluso antes de la decisión de la Corte Interamericana que cambió por completo el panorama, ya había un fuerte desgaste del sistema político costarricense. Mi lectura es que lo que vemos en Costa Rica es lo que hemos visto en otras latitudes, incluyendo Europa. Existe un descrédito importante de la clase política, que es percibida como corrupta e inútil, y, por tanto, favorece la apertura a nuevos actores. Pase lo que pase será una sorpresa. Ahora lo que queda es ver lo que sale el domingo y cómo el país va a salir adelante.