Juan Carlos Zapata (ALN).- Maduro se maneja en todos los terrenos. Hace suya la frase de Donald Trump de que todas las opciones están sobre la mesa. Por ello, las elecciones entran en su foco. Elecciones sin él, con él, fuera del poder, en el poder. Y con un candidato de su entorno, que no es otro que Héctor Rodríguez, gobernador del estado Miranda, y miembro del equipo de negociación. Maduro juega, pero primero son las sanciones. El tema tranca el juego.
Estas horas son decisivas. Porque Juan Guaidó, porque el equipo de Juan Guaidó tendrán que explorar hasta dónde es posible que los Estados Unidos, que Canadá, que Europa, levanten las sanciones que pesan sobre funcionarios del gobierno de Maduro, y sobre entidades y poderes del Estado.
El punto está allí. Como punto clave. Y de honor para Nicolás Maduro y los negociadores. El régimen de Maduro solicita que sean todas las sanciones las que se discutan. Se comienza por arriba. Un compromiso para Guaidó y el equipo que negocia. Porque hay sanciones insalvables sobre las que no hay debate posible:
Las que tienen que ver con narcotráfico.
Las que tienen que ver con violación de los derechos humanos.
Las que tienen que ver con delitos de lesa humanidad.
Un conocedor del tema apunta que las autoridades de los Estados Unidos y Canadá pueden mirar a un lado en algunos casos de derechos humanos. Pero nunca en lo que tiene que ver con narcotráfico y lavado de activos por este mismo delito. El equipo de Guaidó también conoce los parámetros de flexibilidad pero de allí a empeñar la palabra hay un trecho.
El punto está allí. Como punto clave. Y de honor para Nicolás Maduro y los negociadores. El régimen de Maduro solicita que sean todas las sanciones las que se discutan. Se comienza por arriba. Un compromiso para Guaidó y el equipo que negocia. Porque hay sanciones insalvables sobre las que no hay debate posible
Es un asunto complicado que no depende de Guaidó ni del equipo. Pero pueden influir. ¿Hasta qué punto? Primero, hay un antecedente a favor. Que los Estados Unidos levantaron las sanciones que pesaban sobre las esposas de Raúl Gorrín y Gustavo Perdomo, dos figuras vinculadas a Cilia Flores, la esposa de Maduro. Gorrín es un boliburgués que venía haciendo lobby en Estados Unidos por una salida política. Resultó implicado en el caso de Alejandro Andrade, extesorero de Hugo Chávez. Gorrín reaparece luego como operador en la fallida megaconspiración del 30 de abril. Pero también se cuenta el antecedente negativo de que todavía Donald Trump no ha concretado la orden ejecutiva de protección de activos de Venezuela en Estados Unidos; por más peticiones que ha hecho Guaidó, y por más diligencias que ha hecho en Washington el embajador de Guaidó, Carlos Vecchio.
Una fuente que reside en Washington y mantiene contactos con el Departamento de Estado y el Departamento del Tesoro, señala al diario ALnavío que si la solicitud es por el levantamiento de todas las sanciones, ello no significa que Maduro crea que vaya a suceder así. Es una manera de pujar en la negociación, pero pujar más a su favor. Hacia la salida digna, de la que ha hablado el expresidente de Colombia, Juan Manuel Santos. “No lo sabemos, dice la fuente, pero es una forma de exigir garantías”. Sobre todo, después de la sanción decretada contra su hijo, Nicolasito Maduro Guerra.
Guaidó y Noruega le imponen el ritmo de las negociaciones a Maduro
El tiempo corre. Y la pregunta es cómo hará Guaidó para que de aquí a la semana entrante pueda ofrecer una propuesta convincente. Punto complicado. Pues el problema del poder chavista es que aparece señalado en múltiples causas:
Por corrupción.
Por el saqueo del país.
Por narcotráfico.
Por violación de derechos humanos.
Por torturas.
Por quiebre de la democracia.
La fuente en Washington se pregunta: Hay casos que pueden ser estudiados y quedar exentos. ¿Y los que ya están en manos de la Justicia? ¿Cómo interferir en el Poder Judicial de los Estados Unidos? Lo peor es que hay fiscales que tienen expedientes bien argumentados y que todavía no han sido ventilados. Porque cuando se sanciona a una persona, los amigos, o el entorno de la persona sancionada, recurren a aportar más información con el fin de salvarse ellos. La fuente tampoco olvida que en la administración Trump hay muchas cabezas que piensan de manera diferente sobre el caso Venezuela. En una frase: Hay muchas agendas. ¿Cómo ponerlas de acuerdo?