Caleb Zuleta (ALN).- Este martes se celebró el Día Mundial de la Tuberculosis. Y la Organización Mundial de la Salud envió un alerta. Pero el mundo está pendiente de la pandemia del coronavirus. Aun así la OMS recordó que la tuberculosis sigue siendo “la enfermedad infecciosa más mortífera del mundo. En 2018, 10 millones de personas enfermaron de TB en todo el mundo y 1,5 millones de personas perdieron la vida”.
La OMS recordó que este 24 de marzo era el Día Mundial de la Tuberculosis. Hay que escribirlo en mayúscula. Por la letalidad del mal. “Se estima que una cuarta parte de la población mundial está infectada por el bacilo de la tuberculosis”, señala la Organización Mundial de la Salud. “Estas personas no están enfermas ni son contagiosas. Sin embargo, corren un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad, especialmente aquellas que tienen un sistema inmunitario debilitado”.
Ese índice alarma. Una cuarta parte de la población mundial. Y alarma que 10 millones enfermaron y 1,5 millones murieron en 2018. Y ahora llega el coronavirus, que ataca los pulmones. Aquí hay otro problema porque el coronavirus “está demostrando hasta qué punto pueden ser vulnerables las personas con enfermedades pulmonares y sistemas inmunitarios debilitados”, dice en un reporte oficial, Tedros Adhanom Ghebreyesus, director General de la OMS.
Hay un compromiso mundial para acabar en 2030 con la tuberculosis. “Mejorar la prevención es la clave para que esto ocurra. Es necesario que millones de personas puedan recibir tratamiento preventivo para detener la aparición de la enfermedad, evitar sufrimientos y salvar vidas”, señala Ghebreyesus.
¿Pero qué ocurre? Que aunque “los dirigentes mundiales se comprometieron a garantizar el acceso al tratamiento preventivo de la tuberculosis, para el año 2022, a un mínimo de 24 millones de contactos de personas con tuberculosis activa y a 6 millones de personas con VIH”, hasta la fecha sólo se ha alcanzado una mínima parte de esa meta: en 2018 los países habían administrado el tratamiento preventivo de la tuberculosis a menos de 430.000 contactos y a 1,8 millones de personas”.
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El director General destacó “la importancia de dar continuidad a los esfuerzos relacionados con problemas de salud de larga data, como la tuberculosis, durante brotes de alcance mundial como el causado por la Covid-19. Al mismo tiempo, los programas ya existentes para combatir la tuberculosis y otras enfermedades infecciosas importantes pueden aprovecharse para mejorar la eficacia y la rapidez de la respuesta a la Covid-19”.
Señala la OMS que “La tuberculosis sigue siendo la principal causa de muerte entre las personas con VIH. El tratamiento preventivo de la tuberculosis actúa de forma sinérgica con la terapia antirretroviral para prevenir la tuberculosis y salvar vidas. Gobiernos, servicios de salud, asociados, donantes y sociedad civil deberán redoblar sus esfuerzos para aumentar el acceso al tratamiento preventivo de la tuberculosis hasta los niveles previstos”.
Por ello, la OMS lanza unas nuevas directrices con el fin de “ampliar el acceso al tratamiento preventivo” de la enfermedad:
El director General de la OMS destacó “la importancia de dar continuidad a los esfuerzos relacionados con problemas de salud de larga data, como la tuberculosis, durante brotes de alcance mundial como el causado por la Covid-19”.
“La OMS recomienda ampliar la aplicación del tratamiento preventivo de la TB entre las poblaciones de mayor riesgo, como los contactos domésticos de los pacientes con TB, las personas con VIH y otras personas en situación de riesgo por tener una inmunidad «reducida» o vivir en condiciones de hacinamiento.
La OMS recomienda integrar los servicios de tratamiento preventivo de la TB en las actividades actuales de detección de casos de TB activa. Se recomienda que todos los contactos domésticos de los pacientes con TB y las personas con VIH se sometan a pruebas de detección de la TB activa. Si se descarta la TB activa, se debe iniciar el tratamiento preventivo de la TB.
La OMS recomienda efectuar una prueba cutánea de la tuberculina o un análisis de liberación de interferón gamma (IGRA, por sus siglas en inglés) para detectar la infección por TB. Ambas pruebas son útiles para detectar a las personas que tienen más probabilidades de beneficiarse del tratamiento preventivo de la TB, pero no deben convertirse en una barrera para ampliar el acceso. La prueba de la infección por TB no es necesaria antes de iniciar el tratamiento preventivo de la TB en personas con VIH y en niños menores de cinco años que estén en contacto con personas con TB activa.
La OMS recomienda opciones nuevas y más cortas de tratamiento preventivo, además de la muy utilizada profilaxis diaria con isoniazida durante seis meses. Las alternativas más cortas que se recomiendan actualmente incluyen la administración diaria de rifapentina en combinación con isoniazida durante un mes; la administración semanal de rifapentina en combinación con isoniazida durante tres meses; la administración diaria de rifampicina en combinación con isoniazida durante tres meses; o la administración diaria de rifampicina durante cuatro meses”.