Juan Carlos Zapata (ALN).- La liberación de los presos políticos es un paso que mejora el ambiente para la próxima ronda de enero en República Dominicana. Hasta los mediadores están sorprendidos con el número de liberaciones. Todo parece indicar que llegó la hora del sentido común. Una fuente diplomática afirma a ALnavío que esta vez Gobierno y Oposición se tomaron el diálogo en serio.
Un detalle abre la puerta a la conjetura de que esta vez el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición venezolana se tomaron en serio esta ronda de negociaciones que entrará en nueva fase en la segunda semana de enero en República Dominicana. El simple detalle de que la información no se ha filtrado. Que los aspectos cruciales son de manejo exclusivo del grupo de negociadores, los cancilleres que acompañan el proceso, y los mediadores del mismo, el presidente Danilo Medina y el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero. En otras ocasiones, no había manera de contener la fuga de información, lo cual ya indicaba que el ánimo estaba más del lado de que el diálogo no condujera a ninguna parte, que entrara en un callejón sin salida, que fracasara, pues. Como en efecto pasó hace un año y como en efecto ocurrió a finales de julio de 2017. Con un Gobierno incapaz de manejar la crisis económica que se agudiza, acogotado por las sanciones internacionales, observado por la comunidad internacional, y una oposición que viene de sufrir cuatro derrotas en fila –las protestas, la imposición de la Asamblea Nacional Constituyente y las elecciones de gobernaciones y alcaldes-, resultaba urgente y necesario imponerle otro ritmo y otra naturaleza. “No se ha filtrado el acuerdo porque va en serio la negociación”, afirma a ALnavío una fuente diplomática vinculada a las negociaciones. “Nunca como ahora el Gobierno y la oposición se han tomado en serio el acuerdo”, insiste la fuente, y pone el énfasis en la palabra “acuerdo” como si este ya fuera un hecho sino cumplido al menos en estado de maduración, muy avanzado.
Otros aspectos marcan la diferencia respecto a las jornadas anteriores celebradas en Caracas. Primero, las reuniones exploratorias para sentar las bases, la dinámica. Segundo, que de parte de la oposición estén participando los partidos más importantes. Pero participando con decisión y disposición, y no como otras veces que llegaban como un pie adentro y otro afuera o como se refería Gabriel García Márquez al avión, esa máquina endemoniada que hace que primero llegue el cuerpo y después el alma. En esta oportunidad, hasta con una comisión de asesores se rodeó la oposición que, por cierto, tampoco ha filtrado información de los avances.
Desde esta Navidad han quedado libres 50 presos políticos y, según el Gobierno, serán más de 80
Porque son conocidos los cuatro puntos bases: la liberación de los presos políticos, el canal humanitario para atacar la crisis de hambre y medicinas que padece Venezuela, el restablecimiento de los poderes a la Asamblea Nacional que controla la oposición y elecciones presidenciales limpias en 2018, lo cual incluye una nueva composición en el Poder Electoral. En ello no hay secreto. El secreto estriba en que el documento Zapatero no se ha filtrado. Ni tampoco detalles de cómo se avanza, en cómo se ha ido perfilando el acuerdo. Cómo cuando la discusión entra en terreno farragoso, Zapatero llama la atención, apela a la minuta anterior y señala que ya ese punto, por ejemplo, estaba acordado, y entonces, la dinámica vuelve a enfilarse.
Y cómo el presidente Medina, con el peso de la majestad Presidencial, vigilante, silencioso, avala lo que va tomando forma, y siempre está allí, come allí, sonríe allí, y se mantiene en la mesa, inclusive en la fecha de la boda de su hija, y no se enfada, y a cada factor le ofrece señales de aprecio, y toda esta conducta del mandatario, hay que reconocerlo, le aporta una gran credibilidad al diálogo. Y cómo los cancilleres de México, Chile, Bolivia, Nicaragua, San Vicente, han ido agrupándose y coincidiendo en una misma dirección: el éxito del proceso.
Y de allí que vale apuntar cómo se fueron conformando las listas de los presos políticos que desde esta Navidad han comenzado a quedar libres, que ya van casi 50 pero que serán más de 80, pero este último número ha sorprendido, inclusive, al equipo negociador y a los facilitadores, pues no esperaban que el Gobierno llegara a tanto, lo cual es un indicio clave de que la ronda de enero en Santo Domingo comenzará con mejor pie. ¿Qué quedan muchos presos todavía? Cierto, como cierto es que se discute puertas adentro que se llegue a elecciones sin presos políticos. ¿Se logrará? Lo que está ocurriendo obliga a mantener la esperanza de que así sea, aunque se trata de un aspecto que no ha sido fácil, que la puja de Zapatero lleva meses, que la lista de nombres lleva también meses armándose, que no es desconocida la posición del Gobierno en esta materia, que para este no hay presos políticos sino políticos presos y peor que eso, terroristas y elementos vende patria. Y este asunto conduce a otro.
Y es que en la ronda, los puntos de honor han cedido, y cuán importante es esto. El juego no se tranca ni se paraliza porque la discusión de un punto así lo determina, y cuando ello ocurre, allí está la minuta de Zapatero o la otra solución: pasemos a otra materia y después volvamos a esta. Lo cual indica que sí, que paso a paso se ha arribado a la hora de la política, a la hora del sentido común, y tan es así que se han tomado las fotos juntos, que en esta ocasión no le han temido a las imágenes, que ya la negociación no es semiclandestina.
Y qué no daríamos para tener en la mano el documento que guardan Zapatero y el presidente Medina para anticipar cómo será la composición del nuevo Poder Electoral, y de qué manera se levantará el desacato a la Asamblea Nacional, y de qué forma se establecerá la convivencia entre esta y la Asamblea Nacional Constituyente, y cuál será la fecha definitiva de las elecciones, si marzo, si mayo, si a lo mejor julio, y si por fin se le quitarán las inhabilitaciones a Leopoldo López y Henrique Capriles y puedan disponer de su derecho a participar en las elecciones primarias de la oposición en las que se escogerá el candidato que enfrentará a Nicolás Maduro.