Mariveni Rodríguez (ALN).- Cual tres mosqueteros, Agustín Rozadas, Ezequiel Torti y José González han unido sus espadas y han creado “Oliver”: un dispositivo tecnológico para que los futbolistas, especialmente las mujeres, y las escuelas semiprofesionales, puedan seguir el rendimiento y lesiones de sus atletas. “En Córdoba jugábamos al fútbol, así que nos juntamos para aportar algo a un deporte que conocemos, porque en Argentina nacemos con la pelota en las piernas y queriendo meter siempre un gol”, dice José González.
Estos tres emprendedores argentinos empezaron jugando fútbol en las canchas de su ciudad natal, Córdoba, y ahora van a por todas conquistando el mercado de canteras semiprofesionales de fútbol.
“Hemos desarrollado un pequeño dispositivo tecnológico que permite a los futbolistas, especialmente a las chicas, descargarse del peso de los chalecos con GPS, ser más competitivas en el terreno de juego y hacer seguimiento a escuelas semiprofesionales y atletas”, explica José González (Ju, como le gusta que le llamen).
Sobre un campo de fútbol Ezequiel Torti sería el defensor, José González el mediocampista y, finalmente, Agustín Rozadas el goleador; tres posiciones que también son asumidas por ellos y, de cara a su empresa, como el desarrollador tecnológico, el publicista y el administrador, respectivamente.
“Cada uno con su experticia ha hecho su trabajo y nos hemos juntado simplificando, con algoritmos de inteligencia, una tecnología más lúdica enfocada en el fútbol. Especialmente queremos dirigirnos a la categoría femenina”, informa al detalle Ju González.
Oliver se propone ser más que una plataforma de big data. Por medio de este dispositivo, estos tres cordobeses dan respuesta al fútbol de cantera, en principio, y posteriormente, brindarán soluciones a otros deportes, ofreciendo una app y un sistema capacitado para transmitir información clave sobre cómo mejorar el rendimiento físico, el talento de un futbolista, sus capacidades atléticas y técnicas, y su evolución en tiempo real. “Permite mejorar la utilidad tanto individual como del equipo y, lo más importante, previene lesiones”, acuña Ju González.
Madrid y Barcelona se potencian mutuamente
“Desde que vivíamos en Córdoba jugábamos cada uno al fútbol. Es nuestra cultura. Así que nos reunimos para aportar algo a un deporte que conocemos. Porque vimos que el fútbol de élite tiene incorporado todo el desarrollo tecnológico, pero que la tecnología se ha introducido tardíamente en los entrenamientos futbolísticos femeninos y divisiones de menor rango”, comenta González, publicista y portavoz del grupo.
Así, mientras González se encarga del marketing y comunicaciones, Rozadas revisa las finanzas y las operaciones que hacen que las cosas sucedan. Torti, por su parte, es el responsable del desarrollo del software y algoritmos. Reunidos los tres en torno a esta idea de Oliver aplicada al fútbol, estos emprendedores han partido de una gran amistad para conformar una alineación perfecta en medio de este campo competitivo de las app, el big data y los club de inversores y negocios.
“Cuando llegamos a Barcelona, en 2018, ya teníamos parte de la plataforma desarrollada. Pero nos hacía falta guita. Me vine antes que mis compañeros para hacer una búsqueda de la ciudad donde pudiésemos arrancar. Evaluamos París, Berlín y Londres, y elegimos España porque tiene dos ciudades, Madrid y Barcelona, que se potencian mutuamente, hay una distancia corta entre una y otra y, finalmente, nos decidimos por Barcelona por las variables del ecosistema de emprendedores de inversión, del mundo público y privado. Además de esta ciudad, Valencia y el País Vasco estaban en nuestro campo de juego”, apunta González, quien añade que pasados estos años es ahora cuando está entendiendo a la sociedad catalana.
“Como latinos estamos habituados a comunicarnos mucho y los catalanes son más parcos; su cultura es más formal, pero esa relación va cambiando con el tiempo”, observa Ju González, pendiente de no meter un autogol, mientras pasa a hablar de los fondos económicos que necesitaron recaudar para producir la tecnología de Oliver.
Tras los inversores ángeles para captar fondos
“Vinimos y abrimos una ronda de inversión para desarrollar el producto. Necesitábamos capital para hacerlo productivo. Nos dirigimos a los inversores ángeles, personas jubiladas, activas o con vida profesional que tienen capital o know-how”, explica González, quien confiesa haber alcanzado cerca de un millón de euros para este desarrollo. Consiguieron levantar, al principio, 400.000 euros en una ronda de inversión en Barcelona, convirtiendo la oficina en esta ciudad en la sede global de la compañía.
Pero esta no es la única métrica que da a conocer Ju González: Oliver ha costado más de cuatro años de codesarrollo hasta llegar a ser el producto que es, cuyo costo de 125 euros, más 15 euros mensuales, permiten a los clubs, preparadores físicos y entrenadores acceder a la plataforma de software.
“La idea -expresa González manteniendo el balón en sus manos- es llevar esta tecnología a canteras, al fútbol base, a equipos donde se forman jugadoras más jóvenes. Oliver no es una app de género, pueden usarlo chicos y chicas, pero para las mujeres es más práctico llevar un pequeño objeto en las canilleras que un chaleco ajustado en su cuerpo”.
Este pequeño gadget enumera las acciones y evalúa la velocidad, los golpes de balón, la fuerza de chute, el mapa de calor, las distancias recorridas, la aceleración y frenada, los sprints, el volumen e intensidad de la sesión de juego o entrenamiento. “Destaca el índice de riesgo de lesión y arroja información sobre cómo mejorar el rendimiento”, apunta Ju González.
“Actualmente estamos trabajando con canteras de equipos argentinos y uruguayos, formadores de jugadores de primer nivel. Oliver también está disponible en España, Portugal, Italia y Suiza, ya que es parte de la fase actual en la estrategia comercial para Europa”, manifiesta Ju González cambiándose su camiseta de futbolista por la del publicista.
González lo tiene claro: con Oliver han logrado estar cerca de organizaciones como Barcelona Activa, Innovation Hub, la Fundació Marcet, en España. Mientras en Argentina trabajan con los clubes Talleres de Córdoba, Racing Club de Avellaneda y Argentinos Juniors. En ambos países tienen abiertos campos de juego.
Pero, en este instante, lo que tiene Ju González entre sus manos es un balón de fútbol con su propia marca, “Oliver”, porque en Argentina se nace con la pelota entre las piernas y la camiseta 10 de Maradona.