Daniel Gómez (ALN).- Los comicios presidenciales de Argentina y Bolivia tendrán lugar en octubre. Dos citas trascendentes para el futuro político de una América del Sur que gira cada vez más hacia la derecha. Y esto influye en Venezuela. Un nuevo triunfo de Mauricio Macri y una posible derrota de Evo Morales podrían dejar al gobierno de Nicolás Maduro ya no aislado: solo. Pero también podría ocurrir lo contrario.
¿Se sostendrá el giro a la derecha de Suramérica? La incógnita se resolverá en octubre de 2019. Entonces se decidirán las elecciones presidenciales de Argentina y Bolivia. En ambas el resultado es incierto, y el dictamen de las urnas será clave para configurar el mapa político de la región.
Mauricio Macri, presidente de Argentina, vivió un 2018 para el olvido. Como dijo en una ocasión, se le juntaron todas las tormentas. La devaluación del peso, el desastre financiero, la peor sequía de la historia… Hasta el Superclásico de la Copa Libertadores se tuvo que mudar a Madrid. Eso fue un drama. Como lo económico.
La situación de Argentina es delicada. La economía se contrajo 2,6% en 2018 y 1,7% se contraerá en 2019. Todo esto según el Fondo Monetario Internacional (FMI), organismo que, pese a esta dosis de realidad, confía en el presidente argentino.
Los espaldarazos de Christine Lagarde, jefa del FMI, a Macri han sido continuos. Ella aprobó los históricos préstamos a Argentina, de más de 50.000 millones de dólares, para frenar la devaluación del peso.
También defiende la gestión del presidente. Sus esfuerzos para integrar al país al mundo. Por liberalizar la economía. Lagarde incluso avala las medidas de ajuste que tendrá que hacer Macri.
La situación de Argentina es delicada. La economía se contrajo 2,6% en 2018 y 1,7% se contraerá en 2019. Todo esto según el Fondo Monetario Internacional (FMI), organismo que, pese a esta dosis de realidad, confía en el presidente argentino
El mandatario deberá apretarse el cinturón en 2019 para cumplir con la promesa de déficit cero. Medidas impopulares que afectarán al poder adquisitivo de los argentinos y que serán tenidas en cuenta a la hora de votar. Por su rival política también.
La crisis económica, y hasta el auxilio al FMI, son argumentos que la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner utiliza para regresar al poder. Es cierto que ella tampoco cuenta con las cotas más altas de popularidad, pero sigue con una base de seguidores incondicionales.
Pese a ello, en 2018 estalló el caso de los cuadernos de las coimas, un escándalo de corrupción que desveló una red de sobornos multimillonarios, arreglos con constructores y presiones psicológicas, que caracterizo a la era kirchnerista.
A propósito, el escritor y periodista Luis Majul opina en una columna de La Nación que Kirchner se presentará a las presidenciales del próximo 27 de octubre porque “no tiene más remedio”. Es, según el articulista, “la única alternativa para alejar el fantasma de la cárcel”. Para “ganar algo de tiempo”.
La otra alternativa en Argentina es el peronismo más moderado. El que hoy apoya a Macri. La cara visible de esta rama política es Juan Manuel Urtubey, gobernador de Salta. Este, de discurso hasta liberal en lo económico, ya se postuló como candidato a las elecciones y a unas posibles primarias dentro del peronismo.
¿Habrá un cuarto mandato de Morales?
Suramérica también está pendiente de Evo Morales. El presidente de Bolivia se aferra al poder y se postulará al cuarto mandato consecutivo. Lo cual, hasta hace unos meses, era ilegal según la Constitución que redactó el propio Morales. Pero este al final se salió con la suya.
En Bolivia, la clase más pudiente, concentrada en las metrópolis, ansía un cambio después de las elecciones, que se celebrarán en octubre, pero se desconoce la fecha exacta. Aún tendrán que realizarse las primarias para decidirse los candidatos presidenciales el 27 de enero.
Los contrarios a Morales ansían un vuelco en Bolivia de similares magnitudes al de América del Sur. La región contaba con liderazgos fuertes de izquierda hace una década -como el de Hugo Chávez en Venezuela, Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil, Rafael Correa en Ecuador y los gobiernos de los Kirchner en Argentina– que ya se esfumaron en pro de gobiernos más moderados, o de derecha.
Hoy en La Paz se apoya más al exmandatario Carlos Mesa, de ideología conservadora, que al izquierdista Morales. En la capital boliviana las ganas de que Mesa regrese a la Presidencia son más que notorias. Hasta tiene un cántico de apoyo: “Se siente, Mesa presidente”.
Mesa afila su candidatura, pero no lo tendrá fácil. Morales, pese a todo, es popular. Sobre todo, entre los sectores más desfavorecidos y los pueblos indígenas. Además, como gestor no se le puede reprochar nada.
Bolivia es una de las economías que más crece de Latinoamérica, con índice de expansión que superan el 4% anual. Ha sido pragmático con las empresas. Diseñó unas reglas de juego y las respetó. Garantizó la seguridad jurídica, e incluso dio facilidades a los hombres de negocios. En este sentido, es conocida su amistad con el presidente de Repsol, Antonio Brufau.
Morales también ostenta un proyecto estrella. Una megaconstrucción que hace soñar a los inversores de España, Reino Unido, Alemania y Suiza: el Tren Bioceánico.
Esta iniciativa es más que un ferrocarril. Es todo un corredor que sale de Perú, pasa por Bolivia y llega hasta Brasil. Además, contempla inversiones por más de 14.000 millones de dólares. 10.000 millones que exclusivamente irán a parar a suelo boliviano.
El proyecto cuenta con el aval del Gobierno de Perú, y también el de Brasil. Muestra de esta buena sintonía diplomática fue la presencia de Morales en la toma de posesión del mandatario brasileño, Jair Bolsonaro.
Evo Morales le enseña la ruta del pragmatismo político a Jair Bolsonaro
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El gesto de Morales fue otro ejemplo del pragmatismo que le caracteriza. Otro gesto así lo protagonizó con Macri. Fue en 2015. Horas antes de que el argentino tomara posesión. Ahí el mandatario boliviano jugó un partido de fútbol sala contra él en Buenos Aires.
Como consecuencia de esta forma de hacer política, la imagen de Morales en la escena internacional no está tan deslucida como la del resto de líderes de la izquierda socialista, chavista y revolucionaria de Suramérica.
¿Se acentuará el aislamiento de Caracas?
Por eso Morales será un duro competidor en las elecciones de octubre de 2019. Podrá hasta renovarse en el poder sin acudir a tácticas electorales cuestionables. Como las del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. Por eso mismo su segundo mandato, que arranca el 10 de enero, no goza de apoyo internacional salvo contadas excepciones. Una de ellas Bolivia.
¿Qué le pasará a Maduro si Morales pierde? ¿Qué le pasará si Macri se refuerza en el poder? Que el aislamiento de Caracas será aún más evidente. Bolivia aún les apoya. Y Argentina, con Macri ahora falto de liderazgo, no está en posición de presionar a Maduro tanto como le gustaría. La cosa puede cambiar en octubre.