Oscar Medina (ALN).- Con casi el doble de espacio para las exposiciones, el Museo de Arte Moderno de la capital argentina inaugura nuevos espacios el 12 de julio. Lo hace con una mega exposición. Se trata de una gran muestra producida en conjunto con el Museo de Arte Moderno de Frankfurt: dos colecciones que dialogan.
Si todo marcha según la agenda, el próximo 12 de julio abrirá las puertas nuevamente el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, culminadas ya las obras de la última fase de su ampliación y remodelación. Y para la ocasión se inaugura una verdadera mega muestra con más de 500 obras bautizada “Historia de dos mundos”.
La exposición con la que la institución celebra los nuevos y remozados espacios conecta su colección propia con la del prestigioso Museo de Arte Moderno de Frankfurt. También con piezas provenientes de colecciones privadas de América Latina, Estados Unidos y Europa, con el foco puesto en creaciones hechas entre los años 1944 y 1989.
“Esta exposición pondrá obras maestras de la colección de Frankfurt en diálogo profundo con las principales obras del arte latinoamericano”
“Esta exposición pondrá obras maestras de la colección de Frankfurt en diálogo profundo con las principales obras del arte latinoamericano que se desarrollaron entre los años 40 y los 80”, explica la web de la institución. “Se trata de 500 obras de colecciones privadas y públicas creadas por 117 artistas y colectivos”.
El planteamiento resulta interesante. No se propone como una especie de “catálogo” de lo hecho, ni se aborda con el criterio de una enciclopedia histórica, sino como un diálogo, un encuentro y una forma de contrastar obras de artistas europeos, estadounidenses y latinoamericanos.
¿Qué pasa cuando se encuentran? Esto fue lo que se preguntaron hace ya casi tres años cuando se planeaba la exposición con el museo alemán, donde se montó por primera vez entre noviembre de 2017 y abril pasado. ¿Qué pasa cuando las piezas del argentino Edgardo Antonio Vigo se juntan con las del artista conceptual japonés On Kawara? ¿Y las de Roy Lichtenstein con Francis Bacon?
La directora del museo, Victoria Noorthoorn, declaró recientemente al diario argentino La Nación: “En esta muestra uno encuentra artistas latinoamericanos y europeos que son pares en jerarquía y calidad artística. Es la primera vez que una colección europea con obras paradigmáticas de los discursos canónicos de la historia del arte occidental se abre a la posibilidad de ser revisitada desde el punto de vista del historiador de arte latinoamericano”.
El arribo a Buenos Aires de “Historia de dos mundos” viene a ser el cierre de este experimento que ya tuvo lugar en Frankfurt y que ahora viaja a Argentina también para poner el broche a otra larga historia: la del museo instalado en el edificio donde antes funcionaba la Tabacalera Nobleza Piccardo, en el 350 de la avenida San Juan, en el barrio de San Telmo.
Misión cumplida
El Museo de Arte Moderno de Buenos Aires fue creado oficialmente alrededor de 1960 y su primera sede fue en el Teatro Municipal General San Martín. Los trabajos para la edificación en San Telmo comenzaron en 2005 y en 2010 se hizo mudanza para operar con la primera etapa del lugar.
Esta segunda fase fue diseñada por un equipo de arquitectos encabezado por Carlos Sallaberry y Matías Ragonese y, en líneas generales, se trata de unir el edificio actual con la edificación vecina en la que alguna vez operó el Museo del Cine.
Esto añade siete salas de exposiciones, con lo cual el área disponible pasa de 2.300 metros cuadrados a 4.000 metros cuadrados
Esto añade siete salas de exposiciones, con lo cual el área disponible pasa de 2.300 metros cuadrados a 4.000 metros cuadrados. Tres están destinadas únicamente a la colección permanente del “Moderno”, tal como le llaman en la ciudad. Aunque se prevé que “Historia de dos mundos” ocupe la totalidad de las salas.
La ampliación incluye también un espacio educativo en el cual las familias podrán encontrar maneras lúdicas de aprender sobre el arte. Igualmente, el rediseño de la tienda y el café del museo –de 155 metros cuadrados- permiten tomar algo con la vista de parte de la arquitectura original del museo y el barrio de San Telmo al fondo. Porque esa es otra intención en su diseño: que el barrio se incorpore y “entre” al Moderno.