Pedro Benítez (ALN).- Según todas las previsiones este próximo domingo 4 de febrero Nayib Bukele será el primer presidente de El Salvador en ser reelegido desde Maximiliano Hernández Martínez, aquel tristemente célebre gobernante militar que reprimió el levantamiento campesino de 1932 que costó la vida de 25 mil indígenas. ¿Un mal presagio?
Uno de los organizadores de aquella insurrección ocurrida en la parte occidental del país, fue Agustín Farabundo Martí; un comunista admirador de León Trotsky, opuesto a la línea por entonces dictada desde Moscú. Él y sus compañeros fueron fusilados el 1 de febrero de 1932. Aunque nunca quedó del todo claro la verdadera influencia del Partido Comunista salvadoreño en el levantamiento, Farabundo Martí se convirtió en un símbolo de la izquierda de ese país. En 1980, al inicio de la sangrienta guerra civil, las organizaciones guerrilleras bautizaron con su nombre la alianza que conformaron, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), que por los acuerdos de paz de 1992 se convirtió en un partido político legal y posteriormente ganaría las elecciones nacionales de 2009 y 2014.
Síguenos en nuestro canal de Telegram
Su carrera política
Fue en el FMLN donde Bukele comenzó su carrera política. De hecho, su relación con esa agrupación tiene connotaciones familiares. Su padre fue muy amigo de Schafik Hándal, uno de los cinco comandantes de la guerrilla y aspirante presidencial frustrado en 2004. Los dos compartían la misma ascendencia sirio/palestina y, al parecer, el mismo rechazo a los grupos de poder establecidos.
No por casualidad, Bukele fue elegido alcalde de Nuevo Cuscatlán en 2012 y de San Salvador en 2015 como candidato del Frente. Todavía, no sin cierta dificultad, se pueden encontrar registros de sus muestras de simpatías hacia Hugo Chávez cuando era un prometedor militante de esa organización.
Pero en 2017 se peleó con su partido, lo expulsaron y montó tienda aparte. Ya por entonces se había ganado la fama de rebelde. Desde el derechista ARENA se frotaron las manos ante lo que se vislumbraba como una división de su rival tradicional. Pero Bukele le quitó las ideas a ARENA y los votos al FMNL; en las elecciones de 2019, con el 54% de los sufragios y sin necesidad de una segunda vuelta, derrotó al bipartidismo. En las parlamentarias de 2021 los sepultó y tomó el control de dos tercios de la Asamblea Legislativa.
La agenda
De ser un joven izquierdista, partidario del aborto y del matrimonio igualitario, asumió la agenda socialmente conservadora y de mano dura contra el crimen.
Este recuento es de interés porque nos muestra que Bukele es algo distinto a la tradicional derecha salvadoreña. Estamos ante otra cosa. Él es un oportunista que ha leído los tiempos que corren y sobre esa ola va surfeando. Ese ha sido parte de su talento.
Un poco más de la mitad de los seis millones y medio de habitantes de El Salvador tiene menos de 30 años. Es decir, no tienen memoria personal alguna de los años de la guerra civil y de los acuerdos de paz. Bukele les habla a ellos; es otro mundo. Es una generación conectada por medio de las redes sociales con la diáspora salvadoreña asentada en las grandes urbes de Estados Unidos, buena parte de la cual se fue huyendo de la violencia impuesta por las maras.
Del país más violento del hemisferio occidental, al más seguro
El Salvador ha pasado de ser el país más violento del hemisferio occidental, al más seguro en muy pocos años. Un mejor clima ha mejorado las inversiones y la economía. El cómo y de qué manera Bukele consiguió esto, a la mayoría, por lo visto, le tiene sin cuidado. En estos momentos el país ostenta otro récord estadístico: el mayor índice de encarcelamiento del mundo.
Este es un dato que no oculta; por el contrario, la inauguración del Centro de Confinamiento del Terrorismo con capacidad para 40 mil reclusos ha sido una de sus mejores puestas en escena.
Ha sido ese estilo efectivo y efectista lo que explica que nuestro personaje de hoy haya tomado el control de las instituciones de su país a una velocidad sorprendente; encontró la artimaña legal para reelegirse, ante la impotencia de ARENA y el FMNL (la constitución prohíbe expresamente la reelección inmediata). Estos son, sencillamente, incapaces de competir con el nuevo estilo de hacer política del audaz mandatario.
De modo que la única incertidumbre planteada para las elecciones de este domingo es si Bukele tendrá más o menos del 80% de los votos y con cuántas bancas de la Asamblea su partido, Nuevas Ideas, se quedará.
Según los últimos sondeos Manuel Flores, candidato del FMLN y ex alcalde de Quezaltepeque, y el empresario Joel Sánchez de ARENA, compiten por el segundo lugar, cada uno con la esperanza de arañar el 5%.
La ausencia de banderas o símbolos de los distintos partidos y candidatos en disputa en las calles de San Salvador es lo que más llama la atención de los corresponsales extranjeros que cubren el proceso. Una sola cara y un solo apellido figuran en camisetas, tazas y gorras de los mercados y tiendas: Bukele.