María Rodríguez (ALN).- Camilla Vivallo y Bárbara López son dos jóvenes emprendedoras chilenas. En 2016, con un capital de 25.000 dólares, crearon Oliber, una especie de guante imantado para que personas con manos atrofiadas por diversas causas puedan comer o utilizar el móvil sin ayuda de terceros. La Fundación Mapfre destacó a Oliber entre los nueve proyectos finalistas de los Premios a la Innovación Social, entregados en Madrid.
Camilla Vivallo y Bárbara López, dos chilenas de 26 años, se propusieron dotar de autonomía a las personas con manos atrofiadas por diversas causas: amputaciones, artritis, artrosis y enfermedades raras como la piel de cristal, también llamada piel de mariposa (al menor contacto físico la piel se desprende causando heridas y ampollas).
En 2016, en su proyecto de diseño en la Universidad del Desarrollo de Chile, crearon Oliber (www.myoliber.com), una especie de muñequera en forma de guante. Funciona con fuertes imanes para atraer objetos cotidianos como cubiertos y móviles. Con ello, quieren lograr la inclusión en la sociedad de estos enfermos, tal como lo explica Vivallo en esta entrevista al diario ALnavío.
Vivallo: “Conocimos a personas con piel de cristal. Fue impactante ver lo dura que es esta enfermedad y los gastos que acarrea. Teníamos que hacer algo para ayudarles”
La emprendedora viajó a Madrid como una de los nueve finalistas de los Premios a la Innovación Social de Fundación Mapfre, entregados la semana pasada (Leer más: 6 startups de Brasil, Chile y México defienden en Madrid el poder de la innovación social).
Vivallo comentó al diario ALnavío los orígenes del proyecto. “Conocimos a personas con piel de cristal. Fue impactante ver lo dura que es esta enfermedad y los gastos que acarrea. Teníamos que hacer algo para ayudarles”, afirmó. Se centraron en la falta de autonomía de estos enfermos y en lo frustrante que es para ellos depender 100% de un tercero. “Se les caen las cosas, se manchan a la hora de comer… Teníamos que solucionarlo. Y decidimos crear Oliber”, apunta la emprendedora chilena.
Para convertir en realidad estos guantes imantados postularon el proyecto a fondos de universidades chilenas y del Gobierno. “Juntamos un capital de 25.000 dólares. Fabricamos 600 Oliber. En seis meses vendimos 400. Hoy estamos en 18 países gracias a laFundación Debra”, explica Vivallo. Esta fundación se dedica a mejorar la vida de personas con piel de cristal y sus familias. Hospitales y otras fundaciones también compran sus guantes.
Cuestan 54 dólares más ocho dólares de gastos de envío (a todo el mundo). También se pueden personalizar con cualquier diseño que el usuario proponga: “Un mandala, un superhéroe, hasta con la foto de su gato”, comenta Vivallo. La versión personalizada asciende a 64 dólares. Los Oliber tienen de siete meses a un año de vida. Por eso se ofrece un servicio especial: pagando unos 40 dólares al año, si le pasa algo a su Oliber, se lo cambian.
El funcionamiento de este guante magnético es muy sencillo. Cuenta con dos imanes que aguantan hasta un kilo, y placas metálicas que se pueden pegar a cualquier objeto. De esta forma, los enfermos levantan móviles, cubiertos, etc. Incluyen fuertes topes para que no se muevan los objetos levantados, de forma que uno pueda lavarse los dientes, peinarse y hasta cocinar, sin problemas.
Vivallo y López son las dos socias fundadoras. Trabajan con un equipo de siete mujeres de bajos recursos que confeccionan los guantes. “Preferimos llamarles jefas de hogar para darles dignidad. Para ellas este trabajo también es muy gratificante”, subraya Vivallo.
El desafío de ambas emprendedoras es desarrollar nuevos productos para seguir dotando de autonomía a estos u otros enfermos, descubrir otros materiales y tecnologías que incorporar a sus prototipos y fortalecer la marca. “Que el mundo nos conozca” -y ayudar con ello al mundo-, concluye Vivallo.