Daniel Gómez (ALN).- Arreglar el colapso de Venezuela costaría no menos de 80.000 millones de dólares, por lo que la hipoteca con el FMI sería inmensa. Pero hay una alternativa: usar la tecnología de las criptomonedas para salvar la economía. Crear una criptomoneda distinta al de ahora, descentralizado, ajeno al Estado y que cotice en función de variables 100% objetivas como la evolución del PIB.
El bitcoin ya no es mediático, lo cual desvía el foco hacia iniciativas innovadoras, y también, hacia otras más chapuceras, como la divisa digital del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.
El petro, así se llama la criptomoneda de Maduro, ha estado en el foco de la noticia estos días en los principales portales de criptomonedas: News Bitcoin y Coindesk. En los dos, la información compartida viene a evidenciar que el petro no tiene ninguna razón de ser. Al menos tal cual está concebido.
Otro tipo de criptomoneda, ajena al Estado, y atada a variables totalmente objetivas, podría ser una solución para un gobierno del cambio en Venezuela, obligado a resolver el desastre económico de Maduro.
La sección de noticias del portal de Bitcoin reseña un informe de la agencia Reuters sobre el petro. Por un lado, advierte que “nadie ha sido capaz de usar la criptomoneda”. Tras cuatro meses rastreando la divisa, los reporteros no detectaron a nadie que la use.
“Las reservas de oro y petróleo podrían servir como un seguro estratégico para recomprar la moneda si cae la demanda”
Al igual que no tiene gente, tampoco cuenta con inversores. Y eso que Maduro jura haber recaudado 3.300 millones de dólares con ella. De hecho, su versión choca con la que le comentó a Reuters Hugbel Roa, jefe del Observatorio Blockchain de Venezuela. “Nadie ha podido utilizar el petro ni se han recibido recursos”, apuntó.
Por último está el petróleo. El presidente venezolano aseguró que la criptomoneda está respaldada por reservas de petróleo de un bloque de 380 kilómetros cuadrados conocido como Ayacucho I, con capacidad para 5.300 millones de barriles.
Ese bloque, ubicado en la localidad de Atapirire, fue visitado por los reporteros de Reuters. Apenas encontraron unas bombas de aceite abandonadas, niños hambrientos y ciudadanos quejándose de los cortes de la energía.
Por este motivo, y confiando en la versión de Maduro, de que Ayacucho I tiene semejante capacidad, la inversión se antoja multimillonaria. De al menos 20.000 millones de dólares para impulsar la producción, según calculó Rafael Ramírez, expresidente de Petróleos de Venezuela (PDVSA) entre 2004 y 2014.
¿Esperanzas para un petro salvador?
Leon Markovitz, venezolano que vive en Israel, es profesional del marketing y fundador de startups como Dadaviz y Wiki Brains, así como colaborador de Stable Report, un portal de divisas con información de casi todas las criptomonedas del mercado.
En un artículo para Coindesk, Markovitz afirma que “el petro nació como un fracaso”. Lo dice porque la revolución de las criptomonedas es descentralizada. Y eso choca de frente con lo planteado por Maduro. Y es que el petro, de funcionar, lo que pretende es tener todo (transacciones, personas involucradas, montos, cuentas) bajo control.
Pero este experto prefiere ser positivo. Por eso plantea un hipotético fin del chavismo y la llegada de un nuevo gobierno que arregle el colapso económico de Maduro. Este gobierno tiene dos opciones. Una: pedir un rescate al Fondo Monetario Internacional, lo cual sería tremendamente costoso. “Al menos 80.000 millones de dólares”, calcula Markovitz. Y dos: adoptar una economía descentralizada. Es decir, separar el Estado de las finanzas por medio del blockchain, que es la tecnología que soporta a las criptomonedas.
“Venezuela implorará la descentralización del poder para unir y empoderar a las personas, hacer que las inversiones fluyan y dar transparencia a la gobernanza y la política monetaria”.
Y añade: “Las reservas de oro y petróleo podrían servir como un seguro estratégico para recomprar la moneda si cae la demanda. Se expandiría y contraería en función de un ‘banco central algorítmico’ que respondiera a la salud de la economía. Por ejemplo, el objetivo del PIB”.
Y esto que parece una odisea, para Markovitz no lo es tanto. La necesidad ha convertido a Venezuela en un nido de ingenieros y mineros de las criptomonedas. De personas que confiaron en divisas digitales como el bitcoin para escapar de los cepos de Maduro.
De esas iniciativas, Markovitz resalta el talento y la valentía. Y estas dos características son las que se necesitan, asegura, para lanzar una economía criptográfica. Una divisa digital que ayude a resolver el colapso de Maduro.