Daniel Gómez (ALN).- El Banco Interamericano de Desarrollo propone un tratado de libre comercio en la región. En el último informe apunta que la unión mercantil desbloquearía el actual entramado de acuerdos, que cuenta con 33 convenios, y generaría hasta cinco billones de dólares, un 7% del PIB mundial. Un “plato de espaguetis sumamente enredado”. Esta fue la metáfora con la que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) definió el complejo sistema de acuerdos existente en Latinoamérica y el Caribe. En la región hay un total de 33 convenios que, según el organismo, “ahogan el comercio de los bienes intermedios” y limitan la productividad de las cadenas de valor. Con el objetivo de desatar los nudos mercantiles, el BID apuesta por la creación de una unión comercial. Así lo expone en el informe macroeconómico de 2017 sobre América Latina y el Caribe, titulado “Caminos para crecer en un nuevo mundo comercial”. Estas son las cuatro medidas que propone:
- Permitir la acumulación ampliada de las reglas de origen entre los acuerdos comerciales existentes.
- Negociar nuevos acuerdos comerciales, que zanjen las brechas en la región y permitan la acumulación ampliada de reglas de origen con otros ACP (Acuerdos Comerciales Preferenciales) de América Latina y el Caribe.
- Mejorar la logística y facilitar el comercio.
- En consonancia con los actuales ACP, consolidar las preferencias existentes y las reglas de origen en un acuerdo de libre comercio para toda la región.
El paquete de soluciones del BID, encaminado a la simplificación del tejido comercial de Latinoamérica y el Caribe a través de un mercado único, “permitiría a las empresas nacionales crecer y cosechar los beneficios de escala”. Al mismo tiempo, aseguran, “se crearían cadenas regionales de valor que, a su vez, permitirían que la región compitiese verdaderamente en el escenario global”.
El libre mercado en Latinoamérica y el Caribe podría generar cinco billones de dólares
Este futurible -y condicional- mercado, produciría hasta “cinco billones de dólares (aproximadamente 4,6 billones de euros), un 7% del Producto Interior Bruto global. De esta manera, la región estaría a la altura de potencias económicas como Japón, Alemania e incluso China, cuyo PIB es similar.
Fragilidad ante un escenario volátil
Las predicciones del BID surgen tras dos años de recesión en América Latina y Caribe, algo que no ocurría desde los años 80. Sin embargo, “en 2017 se presenta un escenario más optimista”. Escenario que depende de dos variables: que no haya “grandes shocks entre los socios comerciales o los mercados financieros importantes” y que Brasil y Argentina, las dos grandes economías de la región con crecimiento negativo, retomen el vuelo este año.
Aunque todo indica que así será, la región se muestra muy sensible a la incertidumbre exterior. En especial, preocupa Estados Unidos y el proteccionismo que predica el presidente Donald Trump. “Sus medidas de políticas públicas pueden impulsar el crecimiento en ese país, pero, al mismo tiempo, afectar las relaciones comerciales globales”, reza el informe.
Los precios de la soja, el cobre y el petróleo subirán en 2017 / Foto: Oxfam
Aquí se refieren a México, amenazado por la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA), y también a China. El gigante asiático es un socio fundamental para Latinoamérica y el Caribe. Sin embargo, China no cuenta con el beneplácito de Trump, y en caso de shock, influiría directamente en el “precio de las materias primas”, fundamentales en la economía de la región.
Las previsiones que maneja el BID apuntan que productos como la soja y el cobre subirán entre un 5% y 8%. Por su parte, el petróleo, bien podría aumentar un 20%, o sufrir “una disminución similar”. Con el objetivo de no ser tan sensibles a este “volátil escenario”, el Banco Interamericano de Desarrollo habla de integración. Algo que no es nuevo, puesto que el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero y el magnate mexicano Antonio Del Valle, entre otros, ya lo propusieron.
Nadar a contracorriente
El economista jefe del BID, Juan José Ruiz, sabe que pregonar el libre comercio en América Latina y el Caribe es ir en contra de la tendencia actual. La deriva contraria a la globalización no es exclusiva de Estados Unidos. También se da en el viejo continente. Reino Unido se encuentra en plenas negociaciones para romper con la Unión Europea tras el Brexit. Alemania, que este año celebra elecciones generales, tiene entre los favoritos a una candidatura formada por euroescépticos. Luego está el caso francés, con la ultraderechista Marine Le Pen con claras opciones de llegar al Palacio del Elíseo.
Aun así, “ningún momento ha sido más importante que el presente para adoptar iniciativas osadas en aras de una verdadera integración comercial”, dijo Juan José Ruiz. Aunque América Latina y el Caribe no estén lejos de la apertura comercial -según el informe, la integración ronda un 80%-, “la región se ve asfixiada por la complejidad y las inconsistencias entre los diferentes acuerdos comerciales, así como por algunas brechas importantes”.
Productos como la soja y el cobre subirán entre un 5% y 8%
De ahí las cuatro medidas para la integración que expuso el BID, complementadas con la propuesta que se desgrana a continuación para conseguir “un compromiso político de alto nivel, como el de las Cumbres de Jefes de Estado”:
- Asegurarse de que todos los aspirantes a miembros se integren a través de ACP bilaterales o subregionales. “En este sentido, Brasil y México se encuentran en una posición única para conseguir que esto ocurra. Pueden eventualmente unir los bloques subregionales más grandes de América Latina y el Caribe, a saber, la Alianza del Pacífico y Mercosur, cuyo mercado combinado es suficiente para generar beneficios significativos y activar las negociaciones restantes”.
- Establecer un marco institucional para gestionar las negociaciones y, eventualmente, el tratado de libre comercio entre América Latina y el Caribe. “La estructura institucional debería ser mínima, imitando no solo la Alianza del Pacífico sino también otras negociaciones exitosas de tratados de libre comercio, como el NAFTA, el CAFTA (entre Centroamérica, EEUU y República Dominicana) y, más recientemente, el TPP (Acuerdo Transpacífico de cooperación económica)”.
- Abordar las negociaciones sobre el acceso al mercado. “Esto abarcaría la eliminación de aranceles, las reglas de origen y las barreras no arancelarias (medidas sanitarias y fitosanitarias, y normas técnicas), además de disposiciones para la facilitación del comercio”.