Leopoldo Martínez Nucete (ALN).- La relación de Ecuador con los EEUU está en un buen momento, particularmente a partir de la entrega de Julian Assange a las autoridades tras varios años de asilo en la Embajada de Ecuador en Londres (otorgado por el gobierno del expresidente Rafael Correa), cuyos términos y condiciones el gobierno de Lenín Moreno consideró que fueron violados por el editor de Wikileaks. La relación binacional con EEUU tiene impacto electoral, si se reconoce que casi 700.000 ecuatorianos conforman la diáspora estadounidense, de los cuales un 42% son también ciudadanos americanos.
En el año 2008 ocurrió un hecho, cuya trascendencia no ha tenido la divulgación que merece: la Constitución de Ecuador aprobada ese año, estableció en su contenido -específicamente en el artículo 71- los Derechos de la Naturaleza. El primer párrafo del artículo dice: “La naturaleza o Pacha Mama, donde se reproduce y realiza la vida, tiene derecho a que se respete integralmente su existencia y el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos”.
Aunque expertos y grupos ambientalistas de ese país sostienen que la legislación ecuatoriana todavía tiene omisiones y lagunas legales que deben subsanarse, y que la acción en contra del medio ambiente no ha disminuido de forma sustantiva, el que haya un texto constitucional en el mundo, en el que se asuma que los derechos del ser humano -la visión antropocéntrica- están interrelacionados con la existencia sostenible de la naturaleza, es un salto cualitativo de inmensa importancia, que debería, cuando menos, generar reflexión y debate entre los legisladores de todos los países.
Lenín Moreno no titubeó para sumarse a las denuncias de corrupción en contra de Rafael Correa. La ruptura con el régimen de Nicolás Maduro -y reconocimiento de Juan Guaidó- y la firma con el Fondo Monetario Internacional de un préstamo por 4.200 millones de dólares, hacen patentes, no meras diferencias imputables a la rivalidad política, sino a concepciones en cierta medida opuestas, sobre cómo debe ejecutarse la gestión de gobierno.
Hay que agregar que la República de Ecuador, territorio de casi 284.000 kilómetros cuadrados, donde viven un poco más de 17 millones de habitantes, tiene la maravilla de ser el país con mayor concentración de ríos por kilómetro cuadrado y, asociado a ello, con una tasa de biodiversidad, entre las más altas del planeta. No se puede pensar a ese país sin recordar que el ecuador, esa línea imaginaria que divide la esfera terrestre en dos mitades -norte y sur- cruza el territorio de este a oeste, ni tampoco que, a unos 1.000 kilómetros de su costa, en pleno océano Pacífico, se encuentra esa otra maravilla de su espléndida naturaleza: el archipiélago de Las Galápagos. Entre el 15 de septiembre y el 20 de octubre de 1835, Charles Darwin recorrió el archipiélago a bordo del famoso bergantín HSM Beagle, como parte de la investigación fundamental que daría fundamento a El origen de las especies, probablemente uno de los textos científicos más influyentes en la historia de ciencia.
Un posible punto de partida para pensar su realidad presente y futura, nos invita a recordar que, entre agosto de 1996 y el 15 de enero de 2007, Ecuador tuvo 8 presidentes. Fue un período de recurrente inestabilidad, impugnaciones y violencia política. Al mismo le siguió, entre enero de 2007 y mayo de 2017, la que ha sido llamada “la década de Rafael Correa”, que imprimió un rumbo muy marcado en la política ecuatoriana. Durante esos años, apuntalado sobre la base del crecimiento de los precios del petróleo, el gasto público se disparó -también la deuda pública que, entre 2009 y 2017, casi se triplicó: pasó del 16% al 44,6% del PIB-, lo que produjo dos importantes impactos: Ecuador pasó, según las categorías del Banco Mundial, de la categoría de país de ingreso medio-bajo a la de país de ingreso medio-alto, y se logró reducir la pobreza extrema alrededor de 50%. En ese tiempo, de acuerdo a lo señalado por economistas expertos, se echaron las bases para que, en promedio, el ingreso familiar teórico alcance a cubrir la canasta básica, lo cual, en el marco de América Latina, debe considerarse un logro.
Pero esta política, que ha sido calificada como populista, trajo consigo otras consecuencias: decrecimiento de la inversión privada y de la inversión en general, desaprovechamiento de las oportunidades de incentivar la producción; promoción de una cultura del gasto y del consumo. Como ha dicho Alberto Dahik Gargozi, director del Centro de Estudios Económicos y Sociales para el Desarrollo -Cesde-, se creó “una adicción al gasto público”, es decir, se puso en movimiento la práctica, engañosa y finalmente muy nociva, de vivir por encima de las posibilidades.
De Rafael Correa a Lenín Moreno
Cuando se produce el lanzamiento de la candidatura presidencial de Lenín Moreno, promovida por Rafael Correa y su partido Alianza País, electores, medios de comunicación y analistas coincidieron en una percepción: Moreno había sido designado para continuar con las prácticas del “correísmo”. Esta apreciación tenía, además, un poderoso fundamento: Moreno fue vicepresidente de Rafael Correa entre 2007 y 2013. Por lo tanto, no cabía en la expectativa general la presunción de que pudiese producirse un cambio en las rutas de las decisiones gubernamentales. Moreno vendría a ser la continuidad de la “revolución ciudadana”.
La historia de Lenín Moreno, en cierto modo opacada por el histrionismo de Rafael Correa, es digna de una película. Nació en Nuevo Rocafuerte, población fronteriza y de unos 1.000 habitantes ubicada en el lado este del río Napo, en la frontera con Perú. Hizo estudios de Administración, fue profesor de educación secundaria y un pequeño empresario del sector turismo. Fue director ejecutivo de la Federación Nacional de Cámaras de Turismo de Ecuador. Entre 2001 y 2004 fue director nacional de Discapacidades, ente perteneciente al Ministerio de Salud.
La cooperación entre los Estados Unidos y Ecuador es un tema muy importante, particularmente por el compromiso ecologista del país latinoamericano y la importancia de preservar la biodiversidad de su geografía. Por otra parte, Ecuador es un país de crítica importancia en la búsqueda de soluciones a la grave crisis venezolana, afectado entre otras cosas por la migración que ha generado la crisis humanitaria provocada por el régimen de Maduro
La tarde del 3 de enero de 1998, la vida de Moreno dio un vuelco: de regreso a su casa dos atracadores le interceptan y, a pesar de que no se resiste, uno de los delincuentes le dispara a quemarropa. Moreno logró salvar la vida, pero no la movilidad de sus piernas. En su esfuerzo por reinventarse, Moreno se convirtió en un motivador profesional. La tesis principal de varios de los exitosos libros que escribió (“Teoría y práctica del humor”, “Ser amables es fácil, divertido y productivo”, “Los mejores chistes del mundo”, “Ríase, no sea enfermo” y otros) es que el humor es una herramienta de uso múltiple, para afrontar los obstáculos de todo orden. Viajó, dictó conferencias y talleres, participó en foros, concedió entrevistas en decenas de medios de comunicación. Pronto se hizo un ciudadano muy popular en su país, también por las iniciativas que puso en marcha a favor de las personas con alguna discapacidad.
Así estaban las cosas cuando Correa lo llamó a incorporarse a su fórmula en calidad de vicepresidente. Moreno aceptó y ejerció la Vicepresidencia entre enero de 2017 y mayo de 2013. En todo este período, siempre resultó llamativa la diferencia entre el tono agresivo de Correa y el conciliador de Moreno. En esos años esas diferencias fueron interpretadas como simples variantes de estilo. Cuando fue invitado a participar como candidato para la reelección, Moreno abandonó el gobierno. Seis meses después, en diciembre de 2013, fue designado Enviado Especial Sobre Discapacidad y Accesibilidad de la ONU, lo que le obligó a mudarse a Ginebra. En ese cargo permaneció hasta octubre de 2016, cuando regresó a Ecuador y se anunció su candidatura.
De forma firme y paulatina, Moreno marcó distancia de su predecesor. Sacó del gabinete a los más afectos a Correa. Tomó el control del partido Alianza País. Giró por completo la política exterior de su país. Cuando llegó el momento no titubeó para sumarse a las denuncias de corrupción en contra de Rafael Correa. Su ruptura con el régimen de Nicolás Maduro -y reconocimiento de Juan Guaidó-, la firma con el Fondo Monetario Internacional de un préstamo por 4.200 millones de dólares, y más recientemente, la cancelación del asilo político que Julian Assange disfrutaba en la Embajada de Ecuador en Londres, hacen patentes, no meras diferencia imputables a la rivalidad política, sino a concepciones, en cierta medida opuestas, sobre cómo debe ejecutarse la gestión de gobierno.
Moreno convocó a un referéndum que tuvo lugar en febrero de 2018. Las siete preguntas son reveladoras de un modo de concebir el Estado y el ejercicio de la función pública. Se referían a cuestiones como lucha contra la corrupción, anulación de la reelección indefinida, lucha contra la pederastia, restricciones a la minería, anulación de la Ley de Plusvalía, reducción de las operaciones petroleras en el Parque Natural del Yasuní y la derogación del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social. De acuerdo a los analistas, el voto favorable de los electores ecuatorianos creó las bases de legitimidad política y operativa que le permitirán a Lenín Moreno gobernar en condiciones de estabilidad, a pesar de la oposición de Correa y sus seguidores.
La economía
La producción petrolera de Ecuador sufrió una baja de 3% en 2018, con respecto al año precedente: un promedio de 517.000 barriles diarios, es decir, 14.000 barriles menos por día. El gobierno, de acuerdo a una declaración de Carlos Pérez García, ministro de Hidrocarburos, tiene en curso un programa que se propone elevar la producción a 700.000 barriles diarios antes de que finalice su período en 2021. Este incremento permitiría afrontar parte del déficit heredado de la Administración Correa: deudas y pasivos por casi 50.000 millones de dólares.
Las medidas de ajuste o consolidación fiscal han producido una ralentización de la economía. En 2018 el crecimiento alcanzado fue alrededor de 1,1%, producto de la contracción del gasto público, la mencionada baja en la producción petrolera y la disminución de las exportaciones no petroleras. Como se sabe, Ecuador es el primer exportador de banano a nivel mundial, y también un importante competidor en otros productos: cacao, flores y varias especies del mar, especialmente camarones. Otra importante fuente de ingresos del país es el turismo, que dio un salto notable en 2018, con un crecimiento de más de 50% en el número de visitantes, que ya sobrepasan, aproximadamente, la cifra de 1,3 millones. Hay que advertir que estas estadísticas son objeto de algún debate, puesto que hay quienes presumen que están distorsionadas por el alto número de migrantes venezolanos que han ingresado al país como turistas.
Entre los importantes logros en cuanto a empoderamiento de esta comunidad destacan las voces de personas como la periodista Cecilia Alvear, la cantante y artista Cristina Aguilera, el presidente de la Universidad de Framingham Francisco Javier Cevallos, la magistrada de la Corte Suprema de Nueva York Carmen Velázquez, la emprendedora y dirigente gremial Niña Vaca; y más recientemente, cabe destacar la elección de la congresista Debbie Mucarsel-Powell como representante de la Florida por uno de los distritos de la ciudad de Miami.
La previsión actual es que Ecuador debería crecer a una tasa aproximada de 2% en los próximos años, con una inflación alrededor de 1%. Es un crecimiento bajo. Se trata, ahora mismo, del principal desafío que tienen por delante tanto el gobierno encabezado por Lenín Moreno como los sectores productivos. Aunque el objetivo de sanear la economía es más que razonable, el costo, especialmente para los jóvenes, puede ser problemático: el desempleo en Ecuador, que oscila entre 4 y 5%, se triplica entre las edades de 18 a 25 años, y alcanza un promedio de 14%.
Sin abandonar el propósito de aliviar la deuda del país, la dirigencia ecuatoriana tiene por delante la tarea de hacer crecer la producción en todos los rubros, estimular la inversión privada, continuar ajustando el tamaño del aparato estatal y reducir el costo que los subsidios, especialmente los que se otorgan al consumo interno de combustibles, tienen en los presupuestos de la nación. Si se logra que estos objetivos económicos florezcan, en medio de un Estado más eficiente y menos amenazado por la corrupción, es muy probable que Ecuador logre incrementar la calidad de vida de sus ciudadanos, no de forma abrupta y dependiente del precio del petróleo, sino de forma sostenida, basada en los paradigmas de diversificación de la economía y alta productividad.
La cooperación entre los Estados Unidos y Ecuador es un tema muy importante, particularmente por el compromiso ecologista del país latinoamericano y la importancia de preservar la biodiversidad de su geografía, así como el adecuado, racional y sustentable aprovechamiento de lo que dicha riqueza encierra. Por otra parte, Ecuador es un país de crítica importancia en la búsqueda de soluciones a la grave crisis venezolana, afectado entre otras cosas por la migración que ha generado la crisis humanitaria provocada por el régimen de Maduro. Además, las oportunidades económico-comerciales son muchas entre ambos países, y en los últimos años China, más que los Estados Unidos, ha crecido en influencia en este campo.
La relación de Ecuador con los EEUU está en un buen momento, particularmente a partir de la entrega de Julian Assange a las autoridades tras varios años de asilo en la Embajada de Ecuador en Londres (otorgado por el gobierno del expresidente Correa), cuyos términos y condiciones el gobierno de Lenín Moreno consideró que fueron violados por el editor de Wikileaks.
Poder ecuatoriano en EEUU
La relación binacional con EEUU tiene impacto electoral, si se reconoce que casi 700.000 ecuatorianos conforman la diáspora estadounidense, de los cuales un 42% son también ciudadanos americanos, mayormente concentrados en California, Nueva York, Florida y Nueva Jersey, pero con una significativa presencia también en el “mid-west” estadounidense. De hecho, entre los importantes logros de esta comunidad en cuanto a empoderamiento destacan las voces de personas como la periodista Cecilia Alvear, la cantante y artista Cristina Aguilera, el presidente de la Universidad de Framingham Francisco Javier Cevallos, la magistrada de la Corte Suprema de Nueva York Carmen Velázquez, la emprendedora y dirigente gremial Niña Vaca; y más recientemente, cabe destacar la elección de la congresista Debbie Mucarsel-Powell como representante de la Florida por uno de los distritos de la ciudad de Miami.
En fin, Ecuador y Estados Unidos tienen mucho por trabajar en conjunto, y la voz de los ecuatoriano-americanos es sin duda un importante factor a considerar en la jerarquización de los temas de la agenda latina en Estados Unidos.