Ysrrael Camero (ALN).- Se abre paso una posible alianza de gobierno entre PSOE y Podemos. Esta posibilidad tiene importantes implicaciones para el caso venezolano, por lo que habría que tomar nota de la distribución de las carteras ministeriales. El caso de Venezuela ha sido arma arrojadiza en la política española, con mucha fuerza en la medida en que la dictadura de Nicolás Maduro ha alcanzado el rechazo de la comunidad internacional occidental.
Los españoles han sustituido el voto tradicional por partidos con el voto por bloques, y dichos bloques tienen un claro perfil ideológico. Es decir, nuevamente se ha puesto en vigor el tradicional clivaje entre izquierdas y derechas.
En el caso español esto se vincula tanto con tradiciones históricas y políticas, en la identificación con un conjunto de valores y con una narrativa que los acompaña, como con la perspectiva derivada de su ubicación en el mapa de poder que se ha venido definiendo en la sociedad luego de la crisis de 2008.
Al sentirse seguro en su posición, dominando el centro del tablero desde el flanco izquierdo, el PSOE puede tomar la decisión de correr el riesgo menor: aliarse con Podemos. Un aliado que últimamente se ha mostrado leal con los socialistas, así como sistémico y moderado dentro del “régimen del 78”, previendo que aunque “otro mundo es posible”, este puede ser peor, como lo muestra cada día la retórica de Vox.
Lo que nos muestran los datos de la geografía electoral de las elecciones del 28 de abril es que, además, el espacio sigue importando, la relación entre campo y ciudad es relevante al momento de tomar decisiones políticas pero que, también, la identidad “negativa” es relevante. En otras palabras, la gente tiene muy claro por quiénes jamás votaría, incluso antes de saber a ciencia cierta por quién lo hará. El elector se ha vuelto más exigente, y está más dispuesto a castigar al partido al que considere desleal, porque tiene una alternativa dentro del mismo bloque cuyos valores defiende y cuya narrativa asume como propia.
Esto pone una piedra de tranca adicional en la posibilidad de una alianza entre el PSOE y Ciudadanos. Todos los esfuerzos de Pedro Sánchez se han dirigido a recuperar el dominio del PSOE de su espacio político tradicional en la izquierda sociológica, la cual había estado perdiendo a manos de Podemos y de la abstención. Un acuerdo con Ciudadanos, en estas condiciones, pondría en riesgo esta línea de política. Ciudadanos se desplazó de tal manera a la derecha que puede ser inasimilable para los votantes del PSOE, sobre todo los nuevos y los recuperados. Además, Ciudadanos ha demostrado que no quiere, en su empeño por desplazar al PP como líder de la oposición, tomarse ninguna foto con el PSOE, prefiriendo incluso hacerlo con Vox.
Para el PSOE un riesgo distinto trae la construcción de alianzas con los competidores en su mismo espacio político, porque la retórica radical podría obstaculizar la otra línea de política de Sánchez y del PSOE: la conquista del centro desde la posición dominante en la izquierda. Dejarse arrastrar hacia posiciones extremas lo alejaría del centro, espacio donde se ganan las elecciones, como se demostró el 28-A.
Ha acariciado el PSOE la posibilidad de gobernar en solitario, pero las matemáticas parlamentarias no ayudan, no le dan los números.
Al sentirse seguro en su posición, dominando el centro del tablero desde el flanco izquierdo, el PSOE puede tomar la decisión de correr el riesgo menor: aliarse con Podemos. Un aliado que últimamente se ha mostrado leal con los socialistas, así como sistémico y moderado dentro del “régimen del 78”, previendo que aunque “otro mundo es posible”, este puede ser peor, como lo muestra cada día la retórica de Vox. Así, se abre paso una posible alianza de gobierno entre PSOE y Podemos.
Venezuela en la política española
Esta posibilidad tiene importantes implicaciones para el caso venezolano, por lo que habría que tomar nota de la distribución de las carteras ministeriales. El caso de Venezuela ha sido arma arrojadiza en la política española, con mucha fuerza en la medida en que la dictadura de Nicolás Maduro ha alcanzado el rechazo de la comunidad internacional occidental.
Pero esta recurrencia en el tema venezolano no necesariamente ayuda a la reconquista de la democracia. Porque el posicionamiento frente a la autocracia de Maduro ha tenido, en demasiadas ocasiones, un enfoque partidista y sectario en la opinión pública hispana. Tanto el PP como Ciudadanos, incluso UPyD, han hecho uso del tema Venezuela, primero para atacar a Podemos, dado que desde sus orígenes estos se enlazaron con el chavismo, pero luego lo han empleado para atacar al PSOE y a Sánchez. Esta implicación del tema de Venezuela con la agenda del PP y Ciudadanos contra el PSOE ha sido un obstáculo a superar para la diplomacia de los demócratas venezolanos porque mete ruido en la relación con el gobierno.
¿Qué es lo que está en juego en las elecciones al Parlamento Europeo?
El gobierno socialista ha sido consistente con la causa de la democracia venezolana. El PSOE con Pedro Sánchez ha acompañado la política de presión diplomática contra la dictadura de Maduro. Ha ejercido un liderazgo en la Unión Europea para desarrollar una política proclive a un cambio hacia la democracia en Venezuela, lo que se expresa en los esfuerzos del Grupo de Contacto. Y ha acompañado con vigor la condena internacional contra la autocratización y el apoyo al Presidente Juan Guaidó y a los esfuerzos de la Asamblea Nacional para impulsar la democratización.
En la medida en que el régimen de Maduro ha descendido a las oscuras mazmorras de la tiranía abierta el mismo liderazgo de Podemos ha decidido evadir el tema en sus presentaciones públicas. Ya nadie recuerda con cariño a Hugo Chávez en los mítines de UP, y con razón, el régimen venezolano ha quedado marcado no sólo por la violenta represión y las violaciones de los derechos humanos, sino también por su fracaso económico, que ha derivado en una masiva migración de venezolanos a España. A Podemos, además, no le interesa volver a meter el tema de Venezuela en la opinión pública porque pierde su vinculación con el centro del que no quieren desprenderse hoy.
El gabinete de Sánchez
Otra cosa es la manera en que la distribución de las responsabilidades políticas en el gabinete podría debilitar la posición de Sánchez contra la dictadura venezolana. La dilatación de los tiempos de resolución y las divergencias entre la posición de la UE y de EEUU, podrían abrir esa posibilidad. Es difícil que la posición de José Luis Rodríguez Zapatero consiga mayor presencia en el corto plazo, dado el impacto negativo del caso Morodo sobre lo que resta de su prestigio político.
Sin embargo, hay factores que podrían darle oportunidades a los más radicales de Podemos para colocar en entredicho la política de apoyo a Guaidó y a los sectores democráticos de Venezuela. En la medida en que se coloca en la opinión pública el tema militar, y sobre todo el de una intervención externa, se debilitan los apoyos a los demócratas entre los dirigentes hispanos.
Si Podemos pretende condicionar el apoyo al PSOE a cambio de una política exterior más alejada de Estados Unidos se podría debilitar la posición del gobierno español respecto a Venezuela. Pero, mientras se mantenga a Podemos fuera de la cartera del Ministerio de Asuntos Exteriores, no parece probable. Entre otras cosas, porque el debilitamiento relativo de UP en el Congreso le ofrece escasas posibilidades para condicionar a los socialistas.
Sin embargo, hay factores que podrían darle oportunidades a los más radicales de Podemos para colocar en entredicho la política de apoyo a Guaidó y a los sectores democráticos de Venezuela. En la medida en que se coloca en la opinión pública el tema militar, y sobre todo el de una intervención externa, se debilitan los apoyos a los demócratas entre los dirigentes hispanos. El antiamericanismo es un prejuicio generalizado, más allá de las fronteras de las izquierdas, y las formas que emplea Donald Trump no ayudan, sino que pueden debilitar alianzas más que fortalecerlas.
En sentido contrario, todo lo que se refiere a avances en materia de una salida negociada que conduzca a elecciones libres fortalece la posición del gobierno de Sánchez de apoyo a Guaidó y a la Asamblea Nacional.
A Íñigo Errejón y Pablo Iglesias los persigue el fantasma del chavismo
En la medida en que la presión diplomática, expresada en el Grupo de Lima, el Grupo de Contacto, en la Unión Europea, y en el gobierno de Estados Unidos, articulada con la Presidencia de Juan Guaidó y el liderazgo de la Asamblea Nacional, mantenga el énfasis en la realización de unas elecciones libres, limpias, abiertas y justas, se mantendrá la unidad de la coalición internacional de apoyo a la democracia, y España seguirá en esa línea, independientemente de las posiciones personales de algunos dirigentes. La presión de los sectores radicales de Podemos sólo será efectiva si se alejan las opciones negociadas y electorales y la retórica militar las sustituye. Pendientes de los próximos pasos.