Ernesto J. Tovar (ALN).- La economía peruana mantuvo el ritmo de crecimiento en el primer semestre de 2018 y apunta a cerrar el año con una expansión alrededor de cuatro puntos del PIB, pero la guerra comercial de EEUU y China podría enfriar los resultados. “A Perú una guerra comercial más aguda sí le tocará fuerte”, explica a ALnavío César Peñaranda, de la Cámara de Comercio de Lima.
Perú consiguió un resultado positivo en la actividad económica en el primer semestre de 2018, alcanzando un crecimiento de 4,29% respecto al mismo período de 2017, de acuerdo con los datos divulgados por el Instituto Nacional de Estadística. Los números reflejan parte del rebote tras el débil 2,5% del primer semestre del año pasado, que estuvo signado por las fuertes lluvias del fenómeno El Niño.
Las expectativas oficiales ubican en 4% el alza del PIB para todo 2018, frente a 2,5% de 2017, y 4,2% para 2019. Pero esta aceleración pudiera estar comprometida por dos factores: la evolución del conflicto político entre el Congreso peruano -dominado por el fujimorismo opositor- y el Ejecutivo del presidente Martín Vizcarra, y la posible agudización de la guerra comercial y el enfrentamiento cada vez más abierto entre Estados Unidos y China, las dos principales economías del mundo y los dos primeros mercados de las exportaciones peruanas.
Estados Unidos y China son las dos principales economías del mundo y los dos primeros mercados de las exportaciones peruanas
“A Perú una guerra comercial más aguda sí le tocará fuerte, porque su principal destino exportador es China y si entran en esta guerra comercial, ahí Perú estará afectado por la posible menor demanda. China crece 6,8% y es un comprador muy importante de los commodities peruanos”, explica a ALnavío el economista César Peñaranda, director ejecutivo del Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial de la Cámara de Comercio de Lima.
A estas dos superpotencias se suma la Unión Europea, otro mercado fundamental para los productos peruanos, y que también está en medio de las tensiones globales por posibles barreras al comercio exterior.
“El temor es que se agudice la guerra comercial de China y Estados Unidos. Este último tiene un paquete de aranceles de 200.000 millones de dólares, el tamaño de la economía peruana. Y China está respondiendo”, y ya tiene un paquete de aranceles por 66.000 millones de dólares contra Estados Unidos.
“Si la guerra comercial escala afectará a Perú porque uno de los sectores que se ha mantenido creciendo han sido las exportaciones, aunque a ritmo menor”, explica Peñaranda. “En 2016 crecieron casi 10%, en 2017 casi 7% y este año el alza es de 4,5%”, y no por menores precios sino por volúmenes, aclara.
Esta misma semana la Organización Mundial de Comercio (OMC) afirmaba a través de su director general, Roberto Azevedo, que si bien el comercio global afectado hasta ahora por aranceles es apenas 2,5%, debe resaltarse que “las luces de alerta están encendidas” puesto que “una continuación de la escalada de tensiones presentaría una mayor amenaza a la estabilidad, a los empleos y al tipo de crecimiento que estamos viendo hoy”.
Peñaranda considera que, aunque los precios de materias primas y commodities como gas, zinc o cobre, claves para Perú, pueden sufrir, “afortunadamente hay acuerdos de comercio, pese incluso a la resistencia de muchos empresarios locales”, que dan opciones para sostener el comercio exterior.
“Se han ampliado productos y cartera de países y eso no sólo ha favorecido a los commodities, sino también a los rubros no tradicionales. Por ejemplo, el ritmo de la agroindustria es espectacular, y Perú está exportando manufactura ligera”, apunta.
La situación local
Aunado a los factores externos, la inestabilidad política, las dudas sobre un Poder Judicial manchado por corrupción, la incertidumbre sobre la institucionalidad del Legislativo y la demora en concretar proyectos de minería por diversas razones han jugado en contra del crecimiento económico de Perú en 2018, sostiene Peñaranda.
“La situación política ha afectado el crecimiento económico. Se pensaba que podía ser un año bueno (por encima de 6% para lograr reducción de la pobreza) y hemos tenido dos presidentes”, dice el economista de la Cámara de Comercio, en alusión Pedro Pablo Kuczynski, quien renunció justo antes de ser destituido por el Congreso ante acusaciones de tráfico de influencias y corrupción, y quien fue sucedido constitucionalmente por Martín Vizcarra.
“A Perú una guerra comercial más aguda sí le tocará fuerte, porque su principal destino exportador es China”, dice Cesar Peñaranda
“Lo que ha salvado el año en el PIB es el consumo privado, que se espera que crezca 3,5% en todo el año, cuando en 2017 fue de 2,5%”, indica Peñaranda. El consumo privado equivale a casi dos tercios del Producto Interno Bruto en la economía peruana.
“Y si a eso le sumamos el 5,5% de crecimiento de la inversión privada tenemos que más de 80% del PIB viene bien, mejor que el año pasado y por eso crecerá alrededor de 4% este año”. “Pero la crisis política no ha terminado”, advierte.
El presidente Vizcarra salió victorioso la semana pasada de un pedido de confianza ante el Congreso, que pudo haber terminado en una disolución del Parlamento y que funcionó como una medición de fuerzas entre el Ejecutivo y el Legislativo por las reformas políticas que Vizcarra aspira a sacar adelante (Leer más: Con el apoyo del Congreso y las encuestas Martín Vizcarra tiene vía libre para las reformas en Perú).
Para Peñaranda la incertidumbre política y jurídica que se genera termina por “parar las inversiones, que empiezan a ver qué va a venir. Esta escaramuza con el Congreso traerá cambios constitucionales, pero hay bloques políticos como la izquierda que incluso piden hasta una constituyente. ¿Cómo puede venir un inversionista cuando la Constitución puede cambiar?”, afirma.
Otro aspecto a considerar ha sido el de los conflictos locales -normalmente asociados a reclamos medioambientales o de mejoramiento de infraestructuras- en zonas de proyectos mineros o de hidrocarburos.
“Estados Unidos tiene un paquete de aranceles de 200.000 millones de dólares, el tamaño de la economía peruana. Y China está respondiendo”
“Si Perú hubiese invertido en minas de cobre podría haber contrarrestado precios con volumen, pero está el problema de que algunos proyectos se han quedado por los conflictos sociales”, indica Peñaranda.
La economía peruana cerrará el año con unas elecciones regionales previstas para el último trimestre, que darán una idea de cómo puede configurarse la tendencia de las fuerzas políticas hacia las presidenciales de 2021, y la estabilidad que se derive de ella.
Sin embargo Peñaranda no olvida que pese a que Perú “no aprovechó las oportunidades para estar en una mejor posición frente a una eventual crisis financiera o comercial, aún puede ser uno de los países que mejor resista una crisis por contar con una relación alta entre reservas y PIB (más de 59.000 millones de dólares en reservas internacionales), una deuda publica inferior a 30% del PIB, tasa de inflación baja (1,07%), con una economía creciendo y una clase media fuerte”.
Concluye destacando que “hay fortalezas macroeconómicas porque se han respetado los fundamentos”, y aunque hay ciertas preocupaciones por el déficit fiscal (previsto en tres puntos del PIB para 2018 por el Ejecutivo), se ha podido mantener la reputación de riesgo país “a diferencia de Brasil y Argentina”, lo que da tranquilidad a los inversionistas.