Antonio José Chinchetru (ALN).- Podemos quiere influir en la política exterior del gobierno de Pedro Sánchez en dos cuestiones concretas. Una es que se aparte de la línea europea de firmeza frente a Nicolás Maduro. La otra es que reconozca al Estado Palestino. En ambos asuntos la formación morada defiende los intereses de regímenes tiránicos con los que tiene conexiones. Además, seguir esas posturas dañaría profundamente la situación de España en el escenario internacional.
Las exigencias, explícitas o no, de Pablo Iglesias a Pedro Sánchez incluyen algunas en materia de política exterior. No es casualidad que el presidente del Gobierno evite en todo momento utilizar la palabra “dictadura” para referirse al régimen de Nicolás Maduro, aunque reconozca que “no es una democracia”. La reclamación de que no se muestre una línea de firmeza frene a la tiranía chavista no se ha expresado de forma abierta (no, al menos, en público). Pero hay otra que sí: se trata del reconocimiento oficial del inexistente Estado Palestino.
Que Podemos quiera marcar estas dos líneas de actuación en materia exterior tiene poco o nada que ver con los intereses internacionales de España. Al contrario, pueden llegar a ser contraproducentes para el país. Eso sí, son perfectamente entendibles si se tienen en cuenta los vínculos que el partido morado, o algunos de sus más destacados miembros, mantienen con determinados países que no son precisamente modelos a seguir.
Aunque a los dirigentes del partido no les guste que se recuerde, los vínculos entre Podemos y el Gobierno de Venezuela son públicos y notorios. Muchos de los dirigentes del partido morado han trabajado directa o indirectamente para el régimen chavista. También se han deshecho en el pasado en elogios hacia esa misma tiranía. Pablo Iglesias, Íñigo Errejón y Juan Carlos Monedero figuran en la lista de españoles que han participado, en Madrid o en Caracas, en homenajes a Hugo Chávez.
Una menor firmeza frente a Maduro podría llegar a influir en que la Unión relajara su política de sanciones hacia dirigentes chavistas
No es de extrañar que no quieran que el Gobierno español se decante por una política de firmeza hacia una dictadura con la que mantienen, o han mantenido, vínculos personales, profesionales e ideológicos. Es racional que protejan los intereses del régimen. De hecho, si lograran que el Ejecutivo de Sánchez abogara por una retirada de las sanciones de la Unión Europea (UE) sería una gran victoria para Maduro.
Dentro de las normas no escritas de la UE figura aquella que reparte las zonas del mundo sobre las cuales se tiene especialmente en cuenta la opinión de un país concreto. Así, por ejemplo, a Francia le corresponde una suerte de liderazgo moral en la política europea hacia el Norte de África. España juega ese papel con respecto a América Latina y el Caribe de habla española. De esta manera, un giro español hacia una menor firmeza frente a Maduro podría llegar a influir en que la UE relajara su política de sanciones hacia dirigentes chavistas.
Pero podría tener un efecto distinto, y muy perjudicial, para la situación de España en la UE. El resto de los socios europeos podría considerar que el país está dando bandazos por la debilidad parlamentaria de Sánchez e ignorarle. Con esto, España perdería peso e influencia frente a otros países como Alemania o Francia. Angela Merkel y Emmanuel Macron se han mostrado firmes frente al chavismo, y nada hace sospechar que vayan a cambiar de postura.
El otro gran asunto en el que Podemos quiere lograr un giro importante de la política exterior de Sánchez es el reconocimiento del Estado Palestino. Este fue proclamado por la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en 1988, pero la realidad es que no existe y no es miembro de la ONU. España, como la inmensa mayoría de la UE, no lo ha reconocido. Sin embargo, y tras la reunión que mantuvieron a principios de mes Sánchez e Iglesias, la cosa podría cambiar. El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, dijo este martes que el asunto “está sobre la mesa”. Insinuó además que si no se alcanza un acuerdo con el resto de socios europeos, España podría hacerlo por su propia cuenta.
Reconocimiento del Estado Palestino y la conexión iraní
El reconocimiento internacional del Estado Palestino coincide en un punto importante en la agenda internacional de Irán. Pablo Iglesias está vinculado con el régimen teocrático de los ayatolás. Desde hace años presenta un programa, Fort Apache, en Hispan TV, televisión internacional en español propiedad del Gobierno iraní que emite desde España.
La postura de España hacia el reconocimiento del Estado Palestino ha sido hasta ahora la que mantiene el grueso de la Unión Europea: debe estar condicionado al desarrollo de las negociaciones de paz entre palestinos e israelíes. En el seno de la UE tan sólo reconocen a Palestina como Estado: Suecia, Malta, Chipre, Polonia,República Checa, Hungría y Rumanía. Cabe destacar que únicamente Suecia hizo el reconocimiento cuando ya era miembro de la UE. En el resto de los casos, es anterior a la entrada en la organización. Polonia, Hungría y Rumanía dieron el paso cuando todavía estaban sometidas a una dictadura comunista tutelada por la URSS, aunque a esos regímenes les quedara ya poco tiempo de vida.
El reconocimiento del Estado Palestino beneficiaría a la agenda internacional de Irán, pero perjudicaría a los intereses españoles
El reconocimiento del Estado Palestino beneficiaría la agenda internacional de Irán, pero perjudicaría los intereses españoles. Sería una bofetada en la cara a un país democrático con el que España mantiene buenas relaciones, Israel. No es una cuestión menor. Por mucho tiempo la propaganda independentista difundió la idea de que el Estado judío apoyaría la independencia de Cataluña. Esta misma idea fue amplificada por la ultraderecha española, como una forma de alimentar el antisemitismo.
Sin embargo, el separatismo recibió un duro golpe moral cuando el presidente de Israel, Reuven Rivlin, visitó España en noviembre del año pasado. En presencia de Felipe VI proclamó: “España es un país unido y el Rey es símbolo de esa unidad”. De esta manera dejó claro que el Gobierno israelí no iba a reconocer una hipotética república catalana y se sumó abiertamente al grupo de países que apoyaron de forma explícita la unidad española.
Reconocer al Estado Palestino supondría ofender a quien tuvo este gesto con España. Israel es además un socio económico importante en Oriente Medio con el que también existe una fuerte colaboración en materia de seguridad e inteligencia contra el terrorismo. Estos vínculos, y un apoyo externo frente al separatismo, es lo que pondría en riesgo el reconocimiento del Estado Palestino que propugna Pablo Iglesias.
Si Sánchez deja que Iglesias le dicte la agenda internacional, estará aceptando que primen los intereses de dos regímenes tiránicos (el venezolano y el iraní) sobre los de España. Ese debería ser un precio demasiado alto a pagar por mantenerse en el poder.