Oscar Medina (ALN).- Esta historia hace un gran cruce de nacionalidades: un empresario austriaco y un magnate ambientalista estadounidense enamoran los paladares chilenos. La heladería Moritz Eis, fundada en Serbia, encontró en el sur de Latinoamérica el mercado más entusiasta. Y ahora apunta a Miami.
El estadounidense Douglas Tompkins es un personaje de película. En Chile y Argentina lo conocieron bien. Fue un empresario muy exitoso y un ambientalista con músculo suficiente como para emprender grandes acciones. Y también tenía un viejo sueño: montar una buena heladería. La mejor, según sus elevados estándares.
Tompkins hizo el primer gran negocio en 1968 al crear la marca de ropa deportiva The North Face, que se convirtió en ícono entre los aficionados al montañismo. Y desde ese mismo momento marcó una diferencia en la industria textil: lo hizo en San Francisco, California, y en la fiesta de inauguración de la primera tienda tocó la banda The Grateful Dead, liderada por Jerry García. En la década de los 70 vendió la firma y creó Sprit, una marca de ropa que tuvo un inicio modesto y en poco tiempo devino en todo un suceso comercial que logró posicionarse en 60 países.
Pero Tompkins se hartó. En 1989 vendió Sprit a su exesposa y decidió emplear sus holgados fondos en la causa ambientalista concentrándose en el sur de Chile y Argentina, donde adquirió una importante cantidad de tierras a través de la Fundación para la Ecología Profunda. Llegó a acumular cerca de 9.000 kilómetros cuadrados de tierras en ambos países, cosa que fue vista con recelo en el momento y que despertó suspicacias: ¿cuál era su objetivo?, ¿por qué se adueña de estas extensiones naturales? Al final, hizo lo que siempre dijo que iba a hacer: crear parques y donar las tierras a los gobiernos de Argentina y Chile con el único objetivo de preservarlas tal como estaban.
A los 72 años murió –en diciembre de 2015- en un accidente de kayac en Chile. Su viuda Kristine McDivitt donó en 2017 más de 405.000 hectáreas de tierras al Gobierno de Chile para la creación de la Red de Parques Nacionales de la Patagonia chilena.
Sorbetes viajeros
La gran afición de Tompkins a los helados se reveló un año antes de morir. Y cruzó su historia con otro aventurero: el austríaco Moritz Fried, también vinculado a Chile. Se conocieron en 2006, cuando coincidieron en un evento sobre ecología y agricultura orgánica en Transilvania, Rumania. Y allí se hicieron amigos. Fried conocía el gusto de Tompkins por los helados y por eso no dudó ni un día en hacer un largo viaje en tren desde Belgrado (Serbia) hasta Praga (República Checa), donde el estadounidense dictaba una charla sobre conservacionismo. Fried cargaba consigo una muestra de seis sabores de la recién fundada Moritz Eis, la primera tienda de helados 100% naturales de Serbia.
Fried trabajó mucho tiempo para los bancos de inversión JP Morgan y Lehman Brothers en Londres, pero en un viaje de negocios, quedó flechado por la capital serbia y por su gente. Dos años y medio pasó allí en el mundo de las finanzas, hasta que un día decidió parar y explorar posibilidades de desarrollar algo propio. Y encontró una veta en los helados. No en cualquiera, tenían que ser artesanales, orgánicos, todo lo contrario a los productos industrializados. Y debían proyectar una imagen elegante, glamorosa y sofisticada. En octubre de 2012 inauguró el primer local de Moritz Eis (que se puede traducir como “los helados de Moritz”) en Belgrado y en julio de 2013 abrió otro en Montenegro. De acuerdo con las reseñas de prensa, el primer año de actividades reportó ganancias por el orden de un millón de dólares.
En febrero de 2013, cuando Tompkins probó los Moritz Eis, hizo una propuesta que su amigo no podía rechazar: esto hay que llevarlo a Chile.
El boom chileno
Primero llegaron a Chile los “carritos” blancos de Moritz Eis en 2015, paseando por diferentes lugares los helados de pistacho turco, de vainilla de Madagascar, chocolate belga y sorbetes de frutas. Y con ellos el plan de un local fijo en Cachagua, una exclusiva zona de veraneo a 183 kilómetros de Santiago, que abrió sus puertas ese mismo año. Y aunque Tompkins no pudo presenciar el fenómeno, ya en 2017 Moritz Eis sumaba siete establecimientos en Chile, el país donde ha tenido el más acelerado crecimiento.
Recientemente la agencia Bloomberg retomaba parte de la historia de quien algunos consideran el heladero más famoso de Austria. O de Serbia, si viene al caso. Y vale la pena una cita: “La verdadera magia, sin embargo, es el helado completamente natural, que tiene una textura cremosa sin emulsionantes, sabores artificiales o gluten. La exclusiva revista de comida chilena Jigger describió el sabor como ‘éxtasis místico’ y dijo que su calidad gelato lo convertía en ‘el helado perfecto’. Fried ahora tiene cinco tiendas en Serbia, tres en Rumania, dos en Hungría y una en Montenegro. El expresidente serbio Tomislav Nikolic y su esposa piden el helado en casa, y Fried ha atendido bodas para la realeza del país y para la estrella del tenis Novak Djokovic. El actor Pierce Brosnan amaba tanto la vainilla que, mientras filmaba The November Man en Belgrado, iba todos los días a la tienda”.
En esa nota también hay noticias: en abril Moritz Eis se instalará en Croacia. Y el nuevo destino en América ya tiene nombre: Miami.