Elizabeth Fuentes (ALN).- Dos de las más famosas muestras de yates coincidieron este año en Miami y transformaron la ciudad y sus alrededores en una fiesta de vendedores, compradores y curiosos. Solo para ver o comprar los más lujosos superyates del planeta, hay que recorrer más de mil metros cuadrados en tres días. La avenida Collins, frente a los legendarios hoteles Fontaineblue y Eden Roc, es un hervidero de yates, superyates y barcos hechos a la medida. Anfitrionas en ropa ligera y una copa de champán invitan a conocer lo más exclusivo que tiene este año el Yachts Miami Beach, una muestra de lujo y poder que, por tan solo 20 dólares la entrada, permite hurgar en cada pieza y soñar un poco.
Para esta 29ª Edición, que abarca desde la calle 41 a la 54, las autoridades redirigieron el tráfico peatonal desde la acera hasta una red de nuevos muelles flotantes, construida especialmente para el espectáculo. Porque se trata de un gran espectáculo donde, por primera vez, el show tiene lugar en el agua, donde están atracados los más extraordinarios yates y superyates contemporáneos diseñados por los constructores más importantes del mundo. Ellos saben que durante los pocos días que dure el show, habrá ganancias insospechadas.
El yate que aloja a los compradores VIP ya no tiene cabida para nadie más
Como por ejemplo las que generará el Grand Floridian, un yate de lujo con capacidad para más de 500 invitados, dispuesto al borde del agua en Collins Avenue para los clientes VIP, quienes tendrán a su disposición un bar abierto, comida gourmet, “la plataforma ideal para relajarse y planear su día en el show”, como se publicitan.
Con aire acondicionado y baños privados, el gozo incluye un conserje que se encarga de organizar las citas a bordo de cada yate específico, para que los interesados puedan negociar directamente con los expositores, más un taxi acuático gratuito que lleva y trae a los clientes de yate a yate. El costo, 215 dólares diarios por persona, les ha parecido una ganga a los compradores porque ya no hay posibilidad de comprar a menos que se quiera hacerlo a partir de las 6 de la tarde, justo cuando finaliza el show.
Martha Ann, un majestuoso Lürssen construido en 2008 / Foto: iyc.com
La exhibición incluye Superyachts, barcos de pesca deportiva y cruceros familiares, que comienzan en 30 pies y finalizan en 236 pies. Esta cifra se relaciona directamente con los precios porque comienzan en 250.000 dólares y pueden culminar hasta en 100 millones de dólares. Como el Martha Ann, un majestuoso Lürssen construido en 2008, “en condiciones inmaculadas, líneas modernas y un enorme volumen interior para un yate de su longitud”, dice el vocero de la empresa. “El Martha Ann, tres pisos de puro lujo, cuenta con recibo, comedor, estudio, una piscina con bar, teatro, gimnasio completo y todo un mobiliario de alta factura”. ¿El precio? 79 millones de dólares.
“La feria de Miami Beach tiene un impacto en la región de unos 11.000 millones de dólares y crea unos 136.000 empleos, directos e indirectos”, dijo a la agencia EFE Ricardo Strul, vicepresidente de Show Management, organizadores del evento.
“Ha habido un resurgimiento en Estados Unidos desde la recesión de 2009 y el sector se ha recuperado bastante bien, con un mercado muy poderoso”. Tan poderoso que entre las embarcaciones y la tecnología marina exhibida, puede haber 1.000 millones de dólares anclados frente a Collins Avenue.
Una lancha para cada soñador
A pesar del viejo chiste, según el cual el mejor día del mundo es cuando compramos un yate y el segundo mejor día es cuando lo vendemos, las ganas de tener uno siguen aumentando. De hecho, en la exhibición paralela, el legendario Miami Internacional Boat Show, que se realiza durante las mismas fechas del Yachts Miami Beach y que fue mudado esta vez a Virginia Key, se exhiben 1.300 embarcaciones y se calcula que más de 100.000 visitantes se han paseado por allí en busca de su hobby favorito.
Comprar un yate usado no es tan barato como parece
Este show, menos ambicioso en precios y modelos, va dirigido fundamentalmente a los amantes de las lanchas, en todos los tipos, diseños y precios. Las hay fabricadas en Brasil y en Australia, hiperlujosas, como las Beneteau francesas, que comienzan en 85.000 dólares, o los Catamaranes de la marca alemana Baviera, cuyos atributos, según los anunciantes, son la rapidez y el confort.
Aunque para hacerle honor al viejo chiste, basta con buscar en la red yates usados Beneteau para asombrarse de la cantidad de ofertas que emergen desde decenas de países, igual que los Catamarán de Bavaria, que se consiguen poco usados, aunque en Singapur hay dos propietarios desesperados por salir de ellos, a cambio de 1.066.532 dólares cada uno, precio que cobran por vivir el segundo mejor día de su vida.