Daniel Gómez (ALN).- María Oña, directiva de la Fundación Microfinanzas BBVA, tiene dos millones de historias que contar. Una de ellas la narró a ALnavío. Es la de un emprendedor, Rafael, que vive en los Andes peruanos a 4.000 metros de altura. La fundación llegó hasta allí para concederle su primer préstamo: 150 dólares con los que compró dos ovejas. Con ellas accedió a un cultivo y al final se hizo con un coche. “No es que ahora sea rico, pero ha salido de la pobreza”.
¡Lo que se puede hacer con 1.300 dólares! Este es el importe promedio de los créditos que concede la Fundación Microfinanzas BBVA. A algunos la cantidad les parecerá irrisoria, pero con ese pequeño monto se han podido transformar millones de vidas.
Luis Enrique Paredes, de Perú, es ingeniero químico y su hermana Erica se forma como farmacéutica en la Universidad de San Marcos. Ambos dan gracias. A su madre, Felícita Sulca, por sacarlos adelante. Y a la fundación de BBVA por la confianza.
Felícita tenía un pequeño negocio en casa de su suegra que apenas reportaba ingresos. Entonces decidió cambiar. Por eso, y gracias al apoyo de la entidad, montó un puesto de comida que le aportó las ganancias suficientes para pagar los estudios de Luis y Erica.
Historias así son para María Oña, directora de comunicación y relaciones externas de la fundación, una gran victoria. “Por primera vez en una década vemos a generaciones de universitarios. Cómo familias que jamás aspiraron a tal cosa tienen hijos dentistas, abogados e ingenieros gracias a un primer microcrédito. Son pequeñas acciones que provocan grandes cambios”, explicó al diario ALnavío.
La Fundación Microfinanzas BBVA nació en 2007. Con presencia en Colombia, Panamá, Perú, República Dominicana y Chile, se trata de la institución filantrópica española y privada más importante de América Latina.
En estos 11 años, la fundación, a través de sus entidades, ha concedido 10.800 millones de dólares en préstamos a cinco millones de personas. Aunque el número sea grande, todavía es insuficiente. Como apuntó Oña, hay “un dato impactante”. Y es que, en Latinoamérica, la región más desigual del planeta, donde la brecha entre ricos y pobres es más pronunciada, habitan 210 millones de excluidos del sector financiero.
Como solución, la fundación centra sus acciones en las microfinanzas, que, por aclarar, son un concepto diferente al de microcrédito. “No sólo se da dinero. Es un paquete en el que también hay formación, capacitación, seguimiento y un estudio previo”. En palabras de la directiva, el objetivo de todo esto es “poner al servicio de los pobres” préstamos y soluciones financieras que, en muchas ocasiones, “ni ellos se atreven a pedir”.
Luego hay cuestiones topográficas. Hay personas que viven en lo alto de una montaña o detrás de un río. Allí no existen bancos ni sucursales. Pero eso no es un problema para la fundación. “Nosotros evitamos que pierdan tiempo y dinero en ir y volver. Ya vamos nosotros a donde están ellos”.
El coche de Rafael
A 4.000 metros de altura, en el Valle Sagrado de los Incas, en los Andes peruanos, María Oña conoció el caso de Rafael, quien pasó de la miseria a poseer un coche.
Contó la directiva que Rafael, por primera vez en su vida, pidió un crédito a la fundación. Fueron 150 dólares con los que compró dos ovejas. A continuación, las vendió para hacerse con semillas y un terreno en el que cultivar quínoa. Finalmente, y gracias a ese cultivo, Rafael se compró su coche. “No es que ahora sea rico, pero ha salido de la pobreza”.
Además de un mejor estatus, la fundación genera autoestima y emprendedores. No como los de Silicon Valley, pero emprendedores, al fin y al cabo. Como Rafael, quien exhibe el coche con orgullo, y Felícita, quien está orgullosa de que sus hijos sean universitarios.
A los dos años de estar con la Fundación Microfinanzas, 32% de las personas abandonan la pobreza
“Y como ellos, dos millones más”, que son las personas a las que en estos momentos atiende la fundación. Oña ofreció otro dato “poderoso”: a los dos años de estar con la entidad 32% de las personas dicen adiós a la pobreza.
La fundación precisa estos números porque todo lo tienen medido. En su equipo hay auditores y economistas que calculan los impactos, los activos y el número de créditos, como si de un estado de cuentas se tratara. Señalan desde la fundación que el balance de 2017 “está en el horno” y pronto será presentado.
Cabe destacar que la Fundación Microfinanzas es independiente del Grupo BBVA. Tanto jurídicamente como en estructura de gobierno y de gestión. Es cierto que BBVA, en el marco de su responsabilidad social corporativa, aportó 300 millones de dólares para montar la fundación, pero ahí terminan los nexos.
En esta década, la fundación ha operado como un organismo autónomo que cuenta con el reconocimiento y apoyo del Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y Naciones Unidas. Incluso forman parte del consejo privado asesor de este último.