Redacción (ALN).- El Polvo del Sahara se ha convertido en un fenómeno bastante común. En días pasados se había pronosticado una nube similar que estaría presente en el centro y norte del país.
En el norte de África suele ser común que estas tormentas de arena esparzan enormes torbellinos de polvo, que usualmente terminan en el océano. Sin embargo, a veces estos vientos favorecen su vuelo arrastrándolo más allá del Atlántico, hasta llegar al continente americano.
Esta calima es especialmente perjudicial para aquellas personas que sufren enfermedades respiratorias.
¿Cómo afecta este fenómeno a la salud?
De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el peligro de ese fenómeno el cuál se presenta anualmente reside en el gran contenido de bacterias, virus, esporas, hierro, mercurio y pesticidas que presenta el polvo.
Cuando estas tormentas de partículas de tierra se desatan pueden causar “la aparición de alergias y crisis asmáticas en muchas personas, sobre todo en aquellas que ya sufrían problemas respiratorios o de inmunodepresión”
Expertos en materia de neumología comentan que “dependiendo del diámetro de estas partículas, pueden introducirse en el aparato respiratorio, causando lo que se llama broncoespasmo”.
Este se produce cuando la mucosa interna de los bronquios se inflama y el espacio existente para que pueda entrar el aire se reduce.
¿Cómo cuidarse del Polvo del Sahara?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) exhorta a tomar en cuenta estos aspectos para evitar que se produzcan afecciones a raíz de este fenómeno.
– Las personas con enfermedades respiratorias crónicas (EPOC, asma), adultos mayores, mujeres embarazadas y niños deben usar mascarillas o un pañuelo de tela húmedo para cubrir nariz y boca.
– Si se tiene sensación de cuerpos extraños en los ojos, lavarse la zona con abundante agua, desinfectando primero las manos correctamente. En caso de sentir ardor, “aplicar alguna gota de lágrima artificial. En el caso de no disponer de ella, lavar los ojos con suero fisiológico”
– Cubrir las fuentes de agua como pozos, recipientes o tanques de almacenamiento de agua para evitar contaminación.
– Humedecer los sectores de la casa antes de barrer para evitar la suspensión del polvo que pudiera acumularse.
– Cerrar las ventanas de la casa.
– Beber abundante agua.
Con información de Cuídate plus.