Redacción (ALN).- La telenovela colombiana «Yo soy Betty la fea» se estrenó hace casi dos décadas, pero su popularidad se mantiene entre los amantes del género.
Tanto es así, que hasta el hace tres días estuvo en el catálogo del servicio de streaming Netflix, donde no era extraño ver este seriado en el top 10 latinoamericano cada semana.
Como es una típica telenovela latinoamericana, todos creen que «Yo soy Betty la fea» tiene lecciones sobre romance y amor. Pero no son pocos los mensajes sobre negocios y emprendimiento que también deja la serie.
A continuación, te dejamos cinco importantes lecciones sobre negocios extraídas de «Yo soy Betty la fea».
1. Haz un plan de negocios realista
Dicen por ahí que hay que apuntar alto para llegar aunque sea a la mitad, pero esto no aplica al estructurar un plan de negocios. Se debe tener en cuenta el estado actual de la empresa y sus proyecciones de crecimiento en distintos escenarios. También las condiciones del sector y el contexto económico nacional e internacional. Todo dividido en etapas a corto, mediano y largo plazo, y contemplar planes alternativos en caso de contingencias.
Como dijimos, los tropiezos del protagonista comienzan aún antes de asumir la presidencia, cuando traza una estrategia con objetivos inalcanzables. El plan fue resultado de una lamentable combinación entre la ambición del joven Mendoza y un pequeño gran error al calcular sus cifras. Esto desencadena una serie de desastres tan solo por no investigar bien y no reconocer ni rectificar a tiempo su equivocación.
2. Una empresa familiar necesita sucesores preparados
Cuando se construye una empresa familiar, muchos fundadores asumen que sus hermanos, o hijos, quieren y pueden hacerse cargo del negocio. Es muy común poner a los parientes directos o indirectos en puestos clave, pensando en que son gente de confianza, aún sino están bien preparados. Nombrar director general a Armando tras la salida de su padre, era el paso lógico, pero claramente fue un desatino.
El galán del melodrama tenía títulos académicos y trabajó seis años como vicepresidente ejecutivo en Ecomoda para conocerla bien y aprender, pero no fue suficiente. Cuando lo nombran CEO, es evidente que no sabe lo que implica estar totalmente al mando de una compañía. Además de su falta de experiencia, carece de liderazgo y está cegado por su ego.
Por cierto, tampoco Daniel Valencia era buena opción. Aunque sabía de finanzas, no le interesaba la compañía ni los empleados, y nunca se involucró en su operación. Solo quería el puesto porque hizo bien las cuentas y sabía que el plan de Armando los llevaría a la quiebra.
3. El mensaje de «Yo soy Betty la fea» sobre el personal calificado
Uno de los errores más graves que cometen las compañías, es contratar a personal no calificado, así como desaprovechar el recurso humano. Una clave del éxito empresarial es conocer las habilidades de los empleados y su potencial de crecimiento, para ubicarlos en donde puedan aportar más.
Por ejemplo, Patricia Fernández (Lorna Cepeda), con todo y sus “seis semestres de Finanzas en la San Marino”, solo consiguió el empleo como secretaria de presidencia por ser guapa y la mejor amiga de la accionista Marcela Valencia. Sin embargo, nunca hizo bien su trabajo porque no tenía experiencia ni conocimientos suficientes.
Por otro lado, Betty estaba sobrecalificada para su puesto inicial como secretaria, pues tenía muchos estudios, un posgrado en finanzas y experiencia. Es decir, contaba con el perfil para un cargo gerencial. Incluso cuando la ascienden a asistente de presidencia, el puesto y el salario también estaban muy por debajo de sus talentos.
4. No sacrifiques la calidad por reducir gastos
Bien dicen que lo barato sale caro, y ‘Betty la fea’ es el ejemplo perfecto. Si tu empresa ya tiene la reputación de ofrecer productos y servicios de alta calidad, sacrificar este aspecto puede ahuyentar a tus clientes. Piénsalo, los consumidores no van a pagar el mismo precio por algo que de pronto presenta deficiencias.
Cuando deciden comprar materiales más baratos y de baja calidad para confeccionar las prendas, éstas simplemente no se venden. En su intento de ahorrar para llegar a las metas financieras, en realidad terminaron registrando pérdidas que resultaron fatales.
Siempre hay otras opciones para reducir gastos, pero dejar de lado la excelencia que te caracteriza no es una de ellas. Esto impacta directamente en la reputación de la compañía y en sus ventas.
5. No todo lo legal es ético. «Yo soy Betty la fea» lo sabe
‘Betty la fea’ y ‘Don Armando’ aceptan el soborno de 80,000 dólares porque tienen planes para ese dinero. Sabiendo que sus deudas ya eran impagables y no podían acceder a más créditos, toman ese capital para crear Terramoda, una empresa de papel que absorbe a Ecomoda para evitar que los bancos la embarguen.
Así, logran ganar tiempo y hasta recursos para recuperarse y saldar sus deudas. Todo con la ayuda de Nicolás Mora, el mejor amigo de Betty y experto en finanzas, quien logra multiplicar el capital inicial mediante inversiones estratégicas.
Si bien esta jugada fue totalmente legal, también es nada ética y no pocos empresarios la han usado para evadir sus obligaciones. Sin embargo, una auditoría externa podría detectar rápidamente la movida y los implicados enfrentarían graves consecuencias.
Con información de Emprender.